Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Un par de días después del primer encuentro, María y Pedro continúan su conversación,
Pedro: María, lo que mencionas sobre cómo aprenden desde niños en tu comunidad es muy diferente a cómo sucede en mi mundo. Si voy a casa ahora mis padres me llevarían a un museo donde habría visita guiada. Si salimos de vacaciones seguro sería con un paquete todo incluido. De niño mis padres me explicaban paso a paso lo que tenía que hacer, en la escuela todo el proceso está estructurado. Mi mundo es muy diferente a lo que comentaste, como que no tengo la libertad que ustedes tienen para aprender, desarrollar la habilidad de observación y experimentar haciendo cosas.
María: Gracias Pedro. Nosotros también aprendemos de ti cuando vemos cómo respondes a las cosas que necesitamos hacer en las clases. En muchas ocasiones me cuesta trabajo entender la lógica que siguen los profesores en sus formas de enseñar y calificar; sé que debo leer, escribir y discutir mucho mas de lo que hago, pero me cuesta trabajo porque no estoy acostumbrada. Yo veo que tu lees y participas más que nosotros en clase. Estoy consciente de que lo debo hacer porque cuando egrese quizá tenga que trabajar en un medio diferente al de mi cultura. Por eso trato de complementar mi habilidad de observación y sentido práctico con lecturas y discusión en grupo.
Pedro: Yo siento que mi habilidad de observación es más limitada que la tuya y cuando trato de llevar a cabo algo práctico, tengo temor si no me lo han explicado bien antes de hacerlo. Quisiera entender y aprender mucho más de esas cosas de tu cultura que se viven día con día y que no son visibles. Oye, ¿Y si paso mis vacaciones acompañándote en tus actividades en la milpa o ayudando a tu papá? Deseo conocer mucho más de sus formas de aprendizaje. ¿Hablas con tu papá? Yo hablaré con los míos para decirles que no me esperen en semana santa.
Así, Pedro aplicó lo que en academia se llama investigación-acción participativa, que en la cultura local se conoce como ser acomedido. Una persona exitosa que aprovecha su contexto cultural para aprender, crear conocimiento, innovar, aportar a su comunidad y prepararse para la vida, es alguien que en el contexto no indígena se conoce como proactiva, propositiva, dinámica. Estas características equivalen a ser acomedido/a, que en Maya se conoce como “sa’ak’óol” y “táan óol”, donde “óol” refleja esencia o naturaleza de ser.
Un día Pedro preguntó a María ¿Porqué hay personas que tiran la basura en donde sea? ¿Porqué no lo ponen en su lugar? María respondió: yo creo que no aprendieron a observar. Conozco compañeros que veo que ven a sus papás recogiendo basura tirada, especialmente envoltorios de plástico, poniéndola en su lugar; sin embargo, ellos no siguen el ejemplo, tiran la basura donde sea. Ven, pero no ejercen la observación ni la práctica; han perdido los valores que están detrás de nuestra habilidad de observación y práctica. Así como sucede con la basura también pasa con otras cosas; por ejemplo, la irresponsabilidad de algunos trabajadores, la impunidad, la corrupción, y muchas otras cosas que suceden porque las personas carecen de los valores fundamentales de su cultura. Como que se está perdiendo la transmisión de conocimiento de una generación a otra, y mucho es porque se pierden valores y la habilidad de observar y practicar. Estamos siendo testigos de un “culturicidio”.
Tiene sentido lo que dices, María. Pienso que nuestro sistema educativo y nuestro desarrollo, en general, pueden mejorar si se incorporan elementos culturales en la pedagogía, que fomenten un verdadero aprendizaje con valores. Al menos tú y yo podemos decir que estamos haciendo nuestra parte. Ojalá más personas piensen lo mismo, tendríamos una sociedad más avanzada y progresista.