
Por Hugo Martoccia
Horas antes del inicio de la campaña por la gubernatura, Mara Lezama decidió que la coordinación de campaña será finalmente para Marybel Villegas. La candidata de MORENA privilegió la unidad de la 4T y las dotes políticas de la senadora para enfrentar los embates de la oposición, que serán muchos y variados.
Hay quienes en su entorno no vieron con buenos ojos la decisión. Pero Mara mantiene la postura de que no hay espacio para dividirse de cara al 5 de junio. En MORENA están seguros del triunfo, pero quieren que los números reflejen una victoria contundente que no sea sólo de López Obrador, sino también de Mara.
Se sabe; la decisión de sumar a Marybel viene desde la Secretaría de Gobernación, y Mara lo aceptó. Habrá tiempo de acomodar las ambiciones de todos en su momento.
Pero el armado de la unidad y de la estructura electoral y la operación política va mucho más allá. La candidata de MORENA suma nombres de todos lados, y comienza a invadir los espacios políticos de sus propios opositores.
La incorporación a la 4T de los diputados Pedro Pérez, del PRD, y Carlos Hernández, del PRI, es una señal contundente de que las redes del marismo buscan extenderse hasta donde se lo permitan. Y hay demasiadas puertas abiertas.
Ambos diputados habían comenzado trabajando con otros candidatos, y terminaron con Mara. Algo similar ocurre en la propia estructura del gobierno estatal. Cada día son más los que dan un poco de su tiempo al Proyecto Mara. Hay que ser realistas; eso sucede también porque nadie los está llevando hacia otro proyecto.
Un dato que fortalece esa postura se vivió esta semana en Cozumel. La alcaldesa Juanita Alonso no ha dado señales de querer apoyar al candidato a diputado, el verde ecologista Renan Sánchez. Pero esa indecisión no parece llegar a las bases.
El jueves pasado, toda la estructura del Ayuntamiento recibió a Mara como su candidata. A un lado de ella estaba Renan Sánchez, y del otro lado Miguel Alonso, el hermano de Juanita. Un activo operador electoral dijo días atrás que la instrucción que recibió de Mara fue que había que ganar las dos elecciones en la isla.
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LOS NOMBRES DE LA CAMPAÑA
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Mara trabaja con operadores y estructuras que se cruzan, y a veces hasta se incomodan. Pero más allá de las sumas de última hora, de las divisiones, y de las peleas internas en el equipo de la candidata a gobernadora (nada extraño a una campaña electoral) hay ciertos nombres que se repiten y que tienen un lugar ganado.
En lo que respecta estrictamente a la operación de campaña, se sabe que no será un orden piramidal, al viejo estilo PRI, sino más bien un formato de células dispersas, algunas casi desconectadas entre sí, que trabajan de manera paralela.
Por ejemplo, una parte neurálgica de la coordinación de campaña pasa por las manos de Julio Durán. Allí reportan los tres coordinadores de la “campaña sin candidata”, que es la estructura que se mueve todos los días y hace una parte pesada de la campaña.
En esas coordinaciones están Mario Castro en zona norte, que es Cancún, Puerto Morelos, Lázaro Cárdenas e Isla Mujeres; Arturo Castro en Solidaridad, Cozumel y Tulum, y Manuel Aguilar Ortega en el sur, que incluye José Maria Morelos, Felipe Carrillo Puerto, Bacalar y Othon P. Blanco.
Luego, hay coordinadores por áreas. Por ejemplo, Jorge Aguilar opera con sindicatos y clase política; Flavio Rosado con el sector salud; Paola Moreno con cultura y asociaciones civiles; Rodrigo Alcazar con movilidad y transporte; Éric Arcila con deportistas; Gabriela Rodríguez y Olga Hop con mujeres; Artemio Santos es un nexo con empresarios; Francisco Atondo con el sector pesquero; Claudia Gómez con grupos religiosos, y Héctor Contreras Castillo es el tesorero.
Pero eso es sólo una parte. Más allá, en áreas específicas, tienen injerencia nombres como el del secretario técnico del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA, Rafael Estrada; o el delegado nacional del partido, Luis Fernando Salazar, y el tándem Maru Cordova y Salvador Diego, que manejan importantes aspectos de estructuras.
Luego hay zonas que están demarcadas por nombres propios. Por ejemplo, para operar en Tulum hay que hablar con el alcalde Marciano Dzul, y Cristina Torres se puso al hombro la campaña de Estefanía Mercado en el distrito 10, una prioridad de Mara.
Hasta el agua y el aceite pueden estar cerca en el marismo. La semana pasada Mara sumó formalmente a su estructura de campaña a Juan Carrillo. El diputado federal verde ecologista moverá su gente por toda la zona del distrito electoral federal que ganó el año pasado.
Pero entonces su trabajo cruzará fronteras con el del candidato de la 4T del distrito 1, Julián Ricalde. La relación entre ambos admite varios calificativos, pero a nadie se le ocurriría atribuirle el de amistad; ni siquiera el de cordialidad. Aún así, ambos deberán trabajar para el Proyecto Mara.
La lista de nombres aquí entregada es apenas representativa de la disparidad de orígenes que admite y agrupa la estructura de campaña de Mara. Pero no está, ni remotamente, completa.
Hay que sumar la estructura del Verde trabajando por su lado, un sector del villanuevismo en el sur, Mildred Ávila mueve su propia gente, y así un largo etcétera que parece que no tiene aún una frontera definida.
De hecho, se esperan más desprendimientos de los otros partidos hacia la 4T en los próximos días. ¿Es posible juntar todo eso, y que las traiciones y las fuerzas internas enfrentadas no terminen siendo contraproducentes? La noche del 5 de junio lo sabremos.
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LA CAMPAÑA
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El inicio de la campaña muestra para donde se moverá el debate. La candidata del PAN PRD, Laura Fernández, decidió confrontar con todo contra Mara. Es, como se dijo en este espacio semanas atrás, la única estrategia posible para posicionarse.
También José Luis Pech decidió una estrategia parecida, más vinculada aún con un ataque al Verde Ecologista. La idea es vincular a Mara con el Verde.
En ese sentido, alguien que no es de la 4T analizaba en las últimas horas un dato interesante: si todos los cañones apuntan al Verde ¿Cómo se le sacarán votos a MORENA?. Porque los votos están en MORENA, no en el Verde. Es cierto. Si no se logra que el Verde empañe la figura de Mara, todo habrá sido en vano.
Hay un dato numérico que analizar. Hasta ahora, la vinculación de Mara con el Verde tiene más que ver con la opinión publicada que con la opinión pública. En las encuestas que hizo MORENA para decidir la candidatura, Mara era la más reconocida como morenista. Si esto es así, la campaña se complica aun más para los opositores de la candidata de MORENA.
Las otras opciones son peores. Atacar al Presidente, por ejemplo, es casi un suicidio electoral. Hasta ahora, las únicas que quieren transitar esa ruta son la alcaldesa de Solidaridad, la neojoaquinista Lili Campos, y su candidata del distrito 10, Kira Iris San.
En un par de meses sabremos si se trató de un acierto estratégico, o de un mero delirio político.