
Hugo Martoccia
La gobernadora Mara Lezama comienza a diseñar, a la par de las exigencias y urgencias de la administración, el formato del proyecto político con el que quiere conducir el estado. Una de sus principales preocupaciones tiene que ver con los límites de la 4T, que en Quintana Roo nunca han estado muy claros. La inclusión o no de las alcaldesas “opositoras” Lili Campos y Atenea Gómez, de Solidaridad e Isla Mujeres, en esos límites, es hoy uno de los temas que genera mayores polémicas.
La Cuarta Transformación local ha sido generosa (quizá demasiado) con sus fronteras ideológicas. Admite tanto a izquierdistas convencidos como a neojoaquinistas sospechosos; tanto a borgistas redimidos como a viejos actores del Sistema que quieren volver por sus fueros.
Si algo se le criticó a Mara, por ejemplo, fue que prometiera en campaña espacios y posiciones a gente que supuestamente ayudó, cuando en realidad esa ayuda no era necesaria. La gobernadora suele poner sobre la mesa de negociación soluciones que el conflicto no reclama.
Quintana Roo tenía hasta hace poco, en el papel, 4 de sus 11 municipios con algún sesgo opositor o, al menos, no abiertamente de la 4T. En Lázaro Cárdenas, el alcalde Emir Bellos, surgido del MAS, tomó posición definitiva días atrás cuando se afilió a MORENA.
En Bacalar, el ex priísta Chepe Contreras ya es un activo del Verde. El alcalde ha pregonado, incluso, que su adhesión oficial a ese partido sería con un gran evento. Le quedan un par de meses para realizarlo, si quiere buscar la reelección por ese partido.
Los otros dos casos son los ya mencionados de las panistas Lili Campos y Atenea Gómez Ricalde. No se trata de casos iguales, pero hay cierta similitud en los procesos. Ambas mantienen una relación entre lejana y fría con el PAN, y ambas han explorado, con dedicación diversa, la posibilidad de formar parte de la 4T.
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EL CASO ISLEÑO
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Atenea ha dado algunos pasos más arriesgados. En la elección de junio pasado, por ejemplo, no tuvo ninguna participación con su partido, y más bien operó para la 4T de la mano de su tío, el hoy diputado Julián Ricalde, que competió y ganó en el distrito 1.
Pero después de eso ha ido más allá. En las últimas semanas ha solicitado directamente su inclusión a MORENA.
La alcaldesa sabe que buscar la reelección por el PAN tiene demasiados escollos. Uno no menor es saber si ese partido la apoyaría nuevamente, cuando no hay ningún vínculo activo entre las partes.
Pero del otro lado también hay escollos, y uno tiene que ver con los intereses de la 4T. Allí, MORENA y el Verde coinciden en el mismo aliado: el ex alcalde Juan Carrillo. El diputado federal verde ecologista mantiene en la Isla a sus cuadros y su estructura expectantes, en el entendido de que le tocará dar esa batalla para recuperar la ínsula, quizá hasta con algún candidato propio.
La profunda enemistad política entre el ex alcalde y su sucesora condimenta un poco más el escenario, así como el hecho de que Juan Carrillo está llamado a ser un actor muy importante en el quinquenio de Mara Lezama.
Un análisis rápido de la situación deja ver que la inclusión de Atenea a la 4T no sólo podría ser innecesaria, sino quizá hasta contraproducente.

EL CASO PLAYA
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La situación es Solidaridad es más compleja, porque el voto lopezobradorista allí es muy grande, pero ya ha demostrado que no acepta cualquier candidatura. En ese punto, el problema se divide en dos: lo que hace la alcaldesa Lili Campos y lo que tiene MORENA y la 4T para enfrentarla.
En el primer punto, ha sido evidente el parteaguas que significó para la administración municipal la elección de junio pasado. La contundente derrota en la elección distrital obligó a Lili Campos a tomar determinaciones de fondo. “Refinanció” sus alianzas políticas, y asumió todas las riendas de la administración.
También, decidió poner en marcha una agenda con un fuerte contenido social, para ir a disputar los votos allí donde hay necesidades y el lopezobradorismo ha hecho un bastión. Y así ha fortalecido su gobierno. Días atrás, por ejemplo, entregó 33 mil kits de uniformes escolares. Del lado de la 4T no es fácil equiparar una respuesta a ese nivel de gestión, que incluye enormes recursos económicos.
De ese lado de la 4T, otro problema son las candidaturas. El Verde reclama como propio ese territorio para 2024, y tiene en sus filas a las diputadas Estefania Mercado y María José Osorio. Pero MORENA no se entrega, y podría buscar una revancha con la secretaria de Gobierno Cristina Torres, mientras también han levantado la mano actores políticos como el representante de la gobernadora en el municipio, Arturo Castro, entre otros.
Pero ante esa diversidad y disparidad de nombres, en ese sector político nadie tiene muy claro cómo podría llegar a resolverse una candidatura sin generar una dispersión de votos que los haga perder otra vez.
La fortaleza de la 4T, sin duda, son sus fuerzas centrales: la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador, con sus programas sociales y grandes obras; y la abrumadora presencia de Mara Lezama, que llegará al municipio con su propia porción de ambas cosas.
Lili Campos tiene muy claro que en ese punto es en el cuál la batalla se pone muy difícil, y por eso busca mantener abierta una línea de comunicación con la 4T. Una vía natural es el Partido Verde. Al fin, su ex jefe político, Carlos Joaquín, ya es parte activa del Verde Ecologista y se propone como nexo para darle entrada.
Hay que aclarar, en este punto, que el neojaquinismo considera ese municipio como su bastión político y económico, y quiere mantenerlo.
Así expresadas todas las posiciones, quizá lo que se busca de algún sector es que Lili Campos sea la solución intermedia para los intereses de todas las partes. Una suerte de confluencia entre MORENA, el Verde, Carlos Joaquín, Jorge Emilio González, la 4T, y de todos ellos con Mara Lezama.

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EL IMPACTO DISTRITAL Y EN LA SUCESIÓN
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La complejidad del caso Solidaridad se manifiesta en el hecho de que las ramificaciones de lo que allí pase en el 2024, impactan en la composición del Congreso y hasta en la sucesión 2027.
Por un lado, un nuevo triunfo de Lili Campos la pondría de inmediato como una actriz principal de la sucesión 2027. Si es desde la oposición, quedaría casi como la candidata natural. Pero aún como un activo de la 4T alcanzaría un lugar preponderante.
Eso tiene que ver, por supuesto, con el peso electoral que Solidaridad alcanza elección tras elección. El ejemplo se ve en el último proyecto de redistritación local que ha realizado en Instituto Nacional Electoral en el estado. En ese proyecto, Solidaridad pasa a tener impacto en 4 distritos electorales. Tendría dos distritos propios, el 12 y el 13, y compartiría otros dos.
En el distrito 11, que comparte con Tulum, los números son desiguales. Tulum aporta 33 mil habitantes, mientras que el resto, unos 90 mil, los aporta Solidaridad, 23 mil de los cuales son de Puerto Aventuras.
En el distrito 10, Playa del Carmen aportaría 30 mil habitantes urbanos (aunque de una zona en donde no hay nuevos desarrollos inmobiliarios detectados) a los 85 mil de Cozumel. Allí es toda una incógnita saber cual podría ser el impacto de la votación playense en esa unidad cultural y política que históricamente ha sido Cozumel.
Lo cierto es que para 2024 Solidaridad tendrá un peso electoral muy diferente.
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LA POSTURA DE MARA
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Todo ese escenario, con un mayor detalle, complejidad y certeza, es parte del análisis de aquel proyecto político de conducción estatal de Mara Lezama del que se habló en el lejano inicio de esta columna. Como ya se dijo, la gobernadora quiere ir estableciendo claramente los límites de la 4T, con un fortalecimiento real de MORENA por sobre sus socios políticos.
En ese esquema, hasta ahora, la potencial inclusión de Atenea Gómez Ricalde y Lili Campos no termina de convencerla. Mara cree que los números le dan para ganar ambos municipios con candidatos propios, sin necesidad de abrir otros espacios de negociación. Quizá no sea una mala idea comenzar a fortalecer la 4T Quintana Roo desde adentro antes que desde afuera.