Francisco J. Rosado May
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Durante y después de las elecciones en México, y ahora con las de Estados Unidos, una de las palabras más usadas en conversaciones, reuniones, medios de diferente tipo, es Democracia. Se asume que se cuenta con un muy buen entendimiento del concepto.
Se sabe que proviene del griego antiguo dēmokratía, demos (personas) y kratos (poder). El término fue acuñado en Atenas en el siglo V antes de Cristo. No hay, en la mayoría de los casos, mayor profundización en el significado. Y eso puede tergiversarlo.
De acuerdo con una búsqueda mediante inteligencia artificial, la democracia se caracteriza por: respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales; reconocer la dignidad del ser humano; promover el respeto a la ley y a las libertades de cada uno; y fomentar el diálogo entre gobernantes y ciudadanos para alcanzar objetivos comunes. Esta búsqueda invita a explorar otras formas de pensamiento para entender mejor el concepto en nuestro mundo actual.
Un autor obligado, que no es político ni tradicional ni convencional, es Yuri Noah Harari, israelí doctorado en Oxford en 2002, catedrático en Historia de la Universidad Hebrea de Israel y uno de los gurús más importantes de Silicon Valley. Ha participado en foros mundiales y debatido con líderes mundiales; 27 millones de ejemplares de sus libros se han vendido en todo el mundo. Se especializó en historia del mundo, medieval, militar; actualmente se centra en preguntas macrohistóricas como la diferencia esencial entre el Homo sapiens y otros animales; la relación entre historia y biología; el concepto de justicia aplicado en la historia; si la historia conoce algún rumbo; la felicidad de la gente en relación con el desarrollo del tiempo histórico; o las cuestiones éticas que plantean los desarrollos científicos y tecnológicos en pleno siglo XXI.
Como se señala en la lista de temas que domina Yuri Noah, sus aportaciones sobre el concepto de justicia han llamado la atención en medios políticos, en el contexto de la discusión sobre política. Yuri Noah aborda en su último libro temas como la democracia, autocracia, tiranía, y abunda en el concepto de la dictadura de la mayoría, demostrando su diferencia con el concepto de democracia. Señala:
“La definición de la democracia como una red de información distribuida con mecanismos de autocorrección sólidos contrasta claramente con la idea común pero errónea que equipara la democracia solo con las elecciones. Las elecciones son una parte fundamental de la caja de herramientas democrática, pero no son la democracia. En ausencia de mecanismos de autocorrección adicionales, unas elecciones pueden amañarse con facilidad. Por sí solas, unas elecciones completamente libres y justas no garantizan la democracia. Porque ‘democracia’ no es lo mismo que ‘dictadura de la mayoría’”.
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“Es particularmente importante recordar que las elecciones no son un método para descubrir la verdad. En realidad, son un método para mantener el orden cuando se trata de decidir entre los deseos en conflicto de la gente. Más que la verdad, las elecciones establecen lo que la mayor parte de la gente desea. Y la gente suele desear que la verdad sea algo diferente de lo que es. Por ello, las redes democráticas mantienen ciertos mecanismos de autocorrección con el objetivo de proteger la verdad incluso de la voluntad de la mayoría.”
Son temas para reflexionar en el contexto de la búsqueda de un equilibrio real de poderes en un país.
Es cuanto.