Por Gilberto Avilez Tax
Muchos años después, frente a una laptop desportillada y en tiempos oscuros de la pandemia del Covid, un posible cronista de Chetumal recordaría aquella tarde caliginosa de agosto en que, al frescor de unas cervezas y saboreando con amigos en Calderitas un pescado en tikin xic, escucharía por vez primera esas letras inmortales del compositor chetumaleño, José Vivas Sabido:
“Vivir la vida saberla gozar,
vivir la vida al estilo Chetumal”.
Y es que, con el Covid disparado en Chetumal desde hace unas semanas (están en la cresta de la cresta los chetumaleños) y la gente renuente a seguir las instrucciones profilácticas necesarias (la sana distancia, el uso de cubre bocas, el no asistir a sitios públicos como canchas de basquetbol y hasta a las mustias playas de la bahía), el “vivir la vida saberla gozar” al “estilo Chetumal” tal parece que es una invitación a la moridera colectiva. Nadie debe seguir las instrucciones musicales de ir con una morenita a Bacalar, o a Punta Estrella “tan solo a nadar”, “en esas bellas aguas que son de Chetumal”; o al parque de la Alameda, los Caimanes o del Queso, tan solo a platicar.
Hace unos días, Capella y el gobierno del estado hicieron regresar a la cuarentena a los más de 150,000 chetumaleños por el crecimiento exponencial del Covid en la ciudad; reforzaron las medidas de confinamiento, e intentan poner a cal y canto al espíritu locuaz, fiestero, bullanguero y desmadroso del chetumaleño promedio, cerrando y acortando la circulación en la ciudad de los Curvatos por la policía estatal, y poniendo conos de “¡no hay paso!” hasta en las míticas avenidas Insurgentes y Héroes, y presentándose estrictos en los filtros de seguridad a las afueras de la ciudad. Chetumal está en guerra contra el Covid, pero tal parece que el chetumaleño promedio no se ha percatado de ello, aunque le resultará raro que hace más de tres meses las fiestas y las pachangas en “el bule” no se ven, y esto sin duda deja un poco histéricos a muchos fiesteros profesionales y a empresas del rublo restaurantero que viven las de Caín; pero en tiempos de esta pandemia del Covid, descuidar esas mínimas medidas son peligrosísimas para todos.
Hasta el día de ayer, en Othón P. Blanco, el municipio gobernado por el peor gobierno en el peor momento (si no sabe pintar pasos de cebra su primer edil, imagínese cómo le ha hecho en estos tiempos de pandemia), se tenía registrado 1036 casos positivos de Covid, 46 defunciones y 296 recuperados. La velocidad de crecimiento de los casos de Covid, para el Sur, está al alza. Mientras que, en el norte, en Cancún, sobre todo, el pico ha bajado; en el sur la cresta apenas va en ascenso: 4.45 es la velocidad de crecimiento de casos en el sur, frente a 1.82 del norte (SESA. Comunicado Técnico Diario Covid-19, 10 de julio de 2020).
Frente a esto, ayer el gobernador decretó, para la semana del 13 al 19 de julio, el semáforo rojo para los cuatro municipios del centro-sur del estado: Othón P. Blanco, Bacalar, Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos. De inmediato, la medida que homogeniza la situación de Chetumal con las situaciones de “Morelos” y “Carrillo”, levantaron ámpula, protestas y algunos comentarios en contra, de voces provenientes de la “zona maya”. Muchos se preguntaron, ¿Qué culpa tiene la Zona Maya de lo ocurrido en Chetumal (y Bacalar)? Los mínimos 16 casos de JMM –casi todos, contagiados en la zona norte y no radicando en ese municipio- resultan risibles como para volver a poner, a cal y canto, la pírrica economía de ese municipio. Un ciudadano de José María Morelos, al saber la noticia, escribió en su muro de Facebook este alegato en contra de esa medida:
“Me resulta imposible no manifestar mi enojo a través de este medio, sobre lo que la ignorancia e irresponsabilidad de los Chetumaleños que NO se cuidan está generando en toda la zona sur del Estado (y digo chetumaleños que no se cuidan, porque no pretendo generalizar y me consta que hay una minoría chetumaleña que si están cumpliendo). En #JoséMaríaMorelos al día de hoy tenemos menos de 10 casos ACTIVOS y 0% de ocupación hospitalaria, pero cómo estamos divididos por zonas y no por municipios, el incremento exponencial que se da en Chetumal nos hunde también a nosotros dándonos otro duro golpe para la economía ya golpeada de toda la #ZonaMaya al retroceder en el semáforo de manera injusta, lo ideal y justo sería que a la zona maya nos evalúen aparte de la zona sur y que los chetumaleños que NO se cuidan, se hundan si se quieren seguir hundiendo. A tí, Chetumaleño que NO te cuidas, si tu salud te importa un comino es muy tu problema, pero ten tantita vergüenza y sé socialmente responsable para con quienes sí lo hacen y YA NO CHINGUES!! (No suelo escribir de esta manera, pero ya basta de tanta irresponsabilidad e inconsciencia social!).[1]
En Carrillo, contrario al municipio de José María Morelos y, al parecer, por su mayor cercanía a la zona norte, es el que más casos de Covid cuenta en la Zona Maya: 69 casos positivos y once muertos hasta el día 10 de julio, según el Comunicado Técnico del SESA. Y aquí vale hacer la distinción necesaria sobre cómo las autoridades de ambos municipios de la Zona Maya –Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos- han respondido ante esta crisis sanitaria. En menos de 24 horas, la ocupación hospitalaria de Felipe Carrillo Puerto, pasó de un 33% para el jueves 9 de julio, a un 100 % para el 10 de julio. ¿Cómo pudo haber sucedido esta enorme crecida exponencial en la ocupación hospitalaria en Carrillo? El muy técnico Comunicado Técnico de SESA solo presenta datos, números, cifras que desde que comenzó la pandemia, no ha tenido la decencia de explicar. ¿Qué sucedió en las camas de hospital para pacientes Covid en Carrillo en menos de 24 horas?, ¿con cuántas camas para enfermos de Covid cuenta su Hospital general?, ¿tiene los insumos y el elemento médico necesario? El silencio de las autoridades pertinentes deja muy desamparada a la ciudadanía. Lo cierto es que el hospital de Carrillo Puerto, regla común de los pocos con que cuenta la Zona Maya, carece de capacidad para atención en los casos de Covid-19 si se tienen que realizar terapias intensivas, y otro tanto podemos decir del destartalado y pequeño hospital de José María Morelos.[2]
Hay otro elemento que tenemos que señalar. En Carrillo Puerto, contrario a cómo las autoridades de José María Morelos han tomado en serio la pandemia, las autoridades de esa ciudad, al parecer, han sido muy flexibles y complacientes al exigir a la ciudadanía un acatamiento estricto a las medidas de distanciamiento social y profilácticas como el uso de cubre bocas, los tapetes satinizantes y gel anti-bacterial en los establecimientos. En José María Morelos, se siguen todavía con el filtro sanitario a las afueras del municipio donde se toman la temperatura a los conductores, y todos los establecimientos comerciales –mercados, tiendas- cierran a las seis de la tarde sin excepción alguna. En Carrillo, por el contrario, las autoridades han decidido que sigan funcionando hasta las diez de la noche y los Oxxos laboran 24 horas seguidas. También esta pandemia tiene que ver con la responsabilidad en las acciones de los gobiernos locales, así como la respuesta ciudadana.
El “vivir la vida al estilo Chetumal” en tiempos de esta pandemia (la pachanga insaciable de chetumaleños y bacalarenses), golpea con toda su fuerza al vivir la vida en la Zona Maya: contagia a los de Carrillo, y machucha a los de Morelos. Pero existe algo que no se ve con claridad, en este tiempo de homogeneizaciones brutales. Resulta que el rezago histórico de la Zona Maya se ha presentado más diáfano en estos últimos meses con la pandemia del Covid. ¿En donde está la poca infraestructura hospitalaria mínimamente decente en el estado? En Chetumal y Cancún, y aún éstas se encuentran en pleno naufragio debido a años y años de abandono y corrupción neoliberal. Pero, en la Zona Maya, lo hemos visto, no hay hospitales dignos para sus habitantes, ni médicos en todas las comunidades, ni medicinas, ni nada. El maya y el mestizo de la Zona Maya, los que no pueden pagar el derecho a la salud en hospitales privados de Mérida (casi siempre, la casta de caciques cleptómanos), prefieren no enfermarse. Esto es uno de los tantos ejemplos de la asimetría brutal como fue construido este estado: la Zona Maya y sus habitantes de segunda categoría para el poder regional. Resulta escandaloso que, en un estado rico gracias al turismo, solo existen hospitales de segundo y tercer nivel en Chetumal, Cozumel y Cancún, y ninguno en la zona maya. ¿Y los hospitales de especialidades? ¡Ninguno!
Claro que el “vivir la vida al estilo Chetumal” no es el problema, el problema es estructural para entender la pandemia (ciudadanía indefensa, desigualdad social, problemas de salud históricos como obesidad, hipertensión, diabetes), pero de que existe una disparidad en infraestructura hospitalaria entre las zonas de Quintana Roo, existe. ¿Se justifica que, en un estado rico en cuanto al turismo, la zona maya cuente con esperpentos de hospitales que se caen a pedazos? Esto es conculcación de los derechos humanos de un grueso de la población quintanarroense, y muy pocos se escandalizan por ello.
[1] Comentario en Facebook de un ciudadano josemariamorelense, 9 de julio de 2020.
[2] “Hospital carece de capacidad para atender casos graves de Covid-19”. Por Jesús Caamal. Novedades de Quintana Roo, 27 de mayo de 2020.