Redacción/NOTICARIBE PENINSULAR
CANCÚN.- Cerca de dos mil migrantes haitianos han llegado a Quintana Roo, desde finales de noviembre y se han topado con el desinterés de los gobiernos estatal y municipales.
Sin refugios temporales y sólo dos direcciones de atención al migrante, la sociedad civil ha evitado una crisis humanitaria, advierten especialistas.
“Eres un culero mala paga. ¿Sabes qué significa ser culero? Ser mala persona”. Este es el audio en tono amenazante que recibió Abdias Providence, migrante haitiano. Le exigían el pago de la renta de un cuarto al que lo llevaron con engaños en Leona Vicario. Es un poblado pobre y alejado de la ciudad de Cancún, a donde llegó una semana antes en búsqueda de una visa humanitaria.
La mujer del audio se había presentado en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (Inami) para ofrecer trabajo, alojamiento y apoyo a los haitianos que regularizan su situación. Abdias aceptó con entusiasmo… hasta que empezaron las amenazas.
Preocupado por su integridad, y las de su esposa e hija de un año, Abdias pidió el pasado lunes 27 de diciembre ayuda a la Comandancia de Seguridad Pública de Leona Vicario. Solicitó contactar a personal del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) porque, intuyó, le ayudarían.
La familia venía ya desgastada por haber dejado Brasil, cruzar durante más de un mes por Centroamérica, viajar los últimos mil 400 kilómetros hasta Cancún.
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