En 2016, cuando se convirtió en gobernador, Carlos Joaquín perdió en el municipio de Benito Juárez (Cancún), en donde PRI y PVEM, se llevaron “carro completo”.
Pero, en cambio, Carlos Joaquín arrasó en Othón P. Blanco (Chetumal) y también ganó en Cozumel y Solidaridad.
Es decir, perdió en la ciudad que tiene la mitad de toda población del estado, pero compensó, y con creces con la capital.
Pero, Carlos Joaquín cometió errores, y muchos, que agraviaron a los chetumaleños , que finalmente le dieron la espalda en 2018, en 2019, e incluso en 2021.
El pasado 6 de julio, los chetumaleños volvieron a mostrar su rechazo a Carlos Joaquín y todo lo que se asemeje al actual gobierno, incluido el PAN.
Los capitalinos a “ojos cerrados” votaron por Morena, al extremo que los chetumaleños, tan orgullosos de su identidad, optaron por alguien “de fuera”.
Se impuso, dirían los perredistas, el despropósito. Se podría decir, que no ganaron Yensunni Martínez y Anahí González si no que perdió Carlos Joaquín y todo lo se le parezca.
Y la capital del estado, como en 2016, sigue siendo clave para 2022.
Muy simple: quien quiera ser gobernador o gobernador tendrá que alejarse lo más posible de cualquier vinculación política con Carlos Joaquín.
Ese fue el mensaje de los chetumaleños el pasado 6 de junio.