Por Primitivo Alonso Alcocer
Cuando incursiona por primera vez en el mapa político nacional, el Partido Verde Ecologista, a ningún político serio o algún comentarista, se le ocurrió conjeturar sobre la importancia que podría adquirir con el tiempo y las circunstancias, una membresía política que el gobierno federal obsequió a don Emilio Martínez Manatou, quien fuera adversario político de don Luis Echeverría en la contienda presidencial para suceder a don Gustavo Diaz Ordaz y abuelo del multicitado Niño Verde. El instituto político de marras como toda organización en sus inicios, comenzó dando bandazos cuando estuvo bajo la tutela política de Jorge González Torres, padre de Emilio el joven, quien terminó por entregar la estafeta a su vástago, probablemente para comprobar si tenía espolones para gallo el probable heredero del respetado linaje político Tamaulipeco .. Sería muy largo y tedioso extraviarse en las pequeñas rutinas iniciáticas del Verde quien ha mantenido la bandera ecologista a media asta, siendo lo suyo el pragmatismo político a ultranza en donde se ha mostrado como una pieza política eficiente permeando esta forma de la llamada Real Politik en sus cuadros políticos y en sus acciones. . De partido rémora adherido siempre a un pez grande para proteger su sobrevivencia, fue nadando a veces a contracorriente hasta encontrar los ambientes favorables para su interés político, en un país en proceso de trasformación en donde las discrepancias sociales debilitan la cohesión social y es mejor andar en buena compañía según lo vaya marcando el rumbo político de la nación.. El verde ya se había preparado para jugar en este clima político. Sus alianzas con el PRI, con el PAN, inclusive con el PRD fueron de antología aunque la recompensa fue menor. Había que hacer notar, que este instituto político “pega con tubo” cuando las circunstancias nacionales le permiten en los comicios electorales convertirse en partido bisagra, es decir, la formación política que no obstante no haber despuntado en los comicios electorales con una copiosa votación si cuenta con los sufragios necesarios para influir en la votación nacional y por ende en las grandes decisiones. En este caso,en el mercado político los bonos y apoyos del Verde suben de precio significativamente, como se pudo comprobar en la pasada jornada electoral en donde elevó sus pretensiones a un grado superlativo. En lo que corresponde al ambiente interno todavía se percibe en algunos cuadros impericia política y abierta irresponsabilidad, con funcionarios que abandonan sus trincheras de trabajo, laboran lo necesario y nadan en la frivolidad, aunque hay que ser objetivos: hay servidores públicos que sí están respondiendo a los imperativos que demanda la realidad en contrapunto, se dice, con los mensajeros del lado oscuro de la institución, operada en otros ámbitos más siniestros por una caterva de gentes obsesionadas por la limpieza, maistros limpios de la política, se les podría denominar, por su obsesión con el lavado de dinero.
Hecha esta apresurada semblanza del Verde por ser el partido que ha desarrollado una febril actividad política que cambió su condición dentro de la “chiquillada” para inscribirse a un lado de Morena, podemos reafirmar que las condiciones nacionales están procurando a un electorado cada vez más ausente de los programas de acción y los principios doctrinarios de los partidos políticos. El electorado no conoce la dirección de los partidos al estar inmersos en discusiones estériles sin oferta alguna para la sociedad, ajenos a los problemas reales del país que para el caso son temas sin rentabilidad política mientras no haya escándalo de por medio. Los partidos se van diluyendo en bataholas verbales que asumen lo baladí como trascendente y la injuria personal como la mejor forma de descalificación, sin que logren construir una oferta atractiva para el electorado para efectos de identificación partidaria. El Verde, por ejemplo, nunca se ha decidido a desplegar una de las bandera mas atractivas conque puede contar un partido: la bandera ambientalista, y en esta tesitura están los partidos acreditados presos de las ambiciones personales, de las reyertas intestinas, vacíos de contenido ideológico y moral cívica, en donde la pirotecnia verbal suple a las ideas y lo más preocupante sería, que este maremagno de confusión pueda romperse el hilo vertebrador de la unidad nacional azotada por la furia vandálica del anti México que poco le importaría si la nación se incendiara.