El pasado miércoles, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dio una clase magistral de ejercicio del poder y comunicación política. En un par de horas de su conferencia mañanera en Cancún, ordenó todo el escenario político y electoral de Quintana Roo de cara al 2022.
El Presidente desactivó electoralmente al gobernador Carlos Joaquín, dejó al panismo y sus aliados huérfanos, obligó a MORENA a realizar encuestas para elegir sus candidatos, y volvió a arropar a Mara Lezama en un momento clave, como en otras visitas que ha realizado.
Las deferencias de AMLO con el gobernador no son nuevas, pero esta vez superaron una barrera simbólica; el Presidente dijo que lo quiere en su Gobierno. “Terminando su mandato vamos a hablar con él para convencerlo de que nos siga ayudando”, dijo AMLO. Carlos Joaquín le respondió, un par de días después, con un abierto: “Veremos”.
Para el panismo, ese estratégico impacto mediático del Presidente aniquiló definitivamente la idea de que el gobernador pudiera ser el comandante blanquiazul para la batalla electoral. Uno de los principales aliados de Carlos Joaquín dijo, después de aquella conferencia: “Hasta los más optimistas de este lado ya empezaron a buscar cómo subirse al barco de la Cuarta Transformación”.
Poco duró el impacto que se intentó dar, un par de días antes, con la participación del gobernador de una reunión de la GOAN, ese cónclave de gobernadores panistas cada día más desdibujado. Allí presentó a la senadora Mayuli Martínez, que se mueve como su candidata. El problema es que unos pocos días después el mandatario estatal virtualmente abandonó el panismo, que nunca había abrazado del todo. Y dejó huérfana a Mayuli.
El PRD ya había dejado de confiar en él mucho tiempo antes; lo dijo públicamente su dirigente nacional Jesús Zambrano. El PRI local sólo lo busca para pedirle permiso, fiel a la vieja tradición de que el gobernador es su jefe político, sea del partido que sea. Pero para nadie es ya un secreto que el gobernador no los va a ayudar en el proceso electoral.
El entorno de las palabras de AMLO fue, también, inmejorable. La Opinión publicó ese mismo día la encuesta de Mitofsky (insospechada de lopezobradorismo) que le da al Presidente un 77% de aprobación en Quintana Roo. Y eso explica muchas cosas: es casi imposible enfrentar un aluvión electoral como ese.
Quizá de eso se trate todo; sólo de acomodarse lo mejor posible en la 4T, ante su arribo inevitable al poder estatal en 2022.
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CAUSALIDADES
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Los que no creen en las casualidades dicen que todo eso que sucedió en la mañanera del miércoles tuvo mucho que ver con la terna para magistrado al Tribunal Superior de Justicia que el gobernador presentó ese mismo día.
La propuesta entró casi por la ventana al Congreso, e incluyó el nombre del ex síndico de Cancún, Heyden Cebada, un indisimulable guiño a Mara Lezama, que podría tener un magistrado propio casi un año antes de asumir como gobernadora.
La lectura que se da a estos procesos es muy profunda y también muy clara. Sería algo así: un gobernador al que el Presidente elogia y ha invitado a su Gobierno, trabaja abiertamente para una candidata de MORENA. La pregunta cae de madura: ¿Carlos Joaquín haría eso si no tuviese una clarísima señal, tácita o explícita, de que esa es la candidata elegida por el Presidente?.
Por eso la conferencia del pasado miércoles, y los sucesos posteriores (que incluyeron la nominación de Mara y otros tres aspirantes por parte del Consejo Nacional de MORENA) fueron algo así como la confirmación de que la transición del poder ya está marcha, y que los actores y actrices principales son los que se han mencionado en esta columna.
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VA POR MÉXICO ¿VA POR MARA?
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Con ese proceso en marcha, lo importante ahora sería saber qué harán los partidos de Va por México. El actor Roberto Palazuelos dijo esta semana en una entrevista publicada en La Opinión, que la dirigencia nacional de los tres partidos que integran esa alianza saben que el gobernador entregará el estado a MORENA.
Eso es cierto. Pero ¿qué han hecho al respecto? Hasta ahora, poco y nada. La alianza no termina de confirmarse (el PRI insiste en ir por su lado, y el PAN y el PRD en poner a su candidato) y sin coalición la posibilidad de al menos competir contra la 4T es imposible.
Una versión de esto es que esos partidos ya bajaron los brazos porque saben que perdieron. La otra versión es más compleja, pero a su vez muy lógica. Quintana Roo genera en los políticos de todo el país una ambición particular. Es difícil encontrar alguien de alguna dirigencia nacional, de cualquier partido, que no tenga intereses económicos y políticos muy concretos aquí.
Para todos ellos lo principal es garantizar la gobernabilidad, y que la maquinaria (política, pero también económica, se reitera) siga funcionando. Nada más. Si eso es así, no se trata de que Va Por México, y también el MC, hayan asumido una actitud derrotista de cara al 2022, sino que es algo con raíces más profundas.
Hasta hoy, para un amplio sector de la política local, la alcaldesa de Benito Juárez es la candidata natural del morenismo para la gubernatura. Pero las palabras y los gestos de AMLO, más la reacción del otro bando político, parecieron ponerla, incluso, más allá: Mara ya parece también la candidata elegida, por acción o por omisión, en Va por México, que integran el PAN, el PRD y el PRI.
La realidad es que para ellos, también, la alcaldesa de Cancún parece la candidata idónea. Todo parece indicar que Mara volverá a ser, como en 2018 y 2021, la “candidata de todos” en 2022.
https://laopinionqr.com/tendran-la-4t-y-va-por-mexico-la-misma-candidata-en-qr/