Hugo Martoccia
El manual del político quintanarroense en campaña dice que en algún momento hay que visitar la zona maya del estado, empaparse de sus tradiciones, y marcar una señal de cercanía con esos sectores históricamente marginados.
Mara Lezama inició ese proceso este fin de semana, en lo que podría considerarse el arranque formal de su campaña hacia 2022. Hasta ahí, no hay novedad alguna; todo sucede como debe suceder, y la alcaldesa da una muestra más de que es algo así como “la candidata de todos” de cara al 2022.
Pero el problema (o el potencial problema, mejor dicho) podría estar en las oficinas y no en la calle. Ya hay una difundida versión en el mundo político que habla de algunas diferencias, de forma y/o de fondo, entre Mara y el hombre fuerte del lopezobradorismo en el estado, Rafael Marín.
La versión tiene fuertes raíces en personas que conocen a Marín, y que lo han oído quejarse de algunos permisos, acuerdos y posiciones políticas de Mara. La alcaldesa estuvo el pasado miércoles en Palacio Nacional en una reunión con Marín, pero no hubo una versión sólida sobre lo que allí se dijo.
Hasta ahora, la mejor versión sería que quizá el desacuerdo no es tan profundo. De hecho, Mara compartió su visita a la zona maya con la diputada Anahí González y la alcaldesa electa de Felipe Carrillo Puerto, Mary Hernández.
Ellas dos son gente del entorno más directo de Rafa Marín. De hecho, tanto ellas como Yensunni Martínez, alcaldesa electa de Othón P. Blanco, han dicho en diversas ocasiones que su referente político es Rafa, no Mara Lezama. Si ellas estuvieron en el evento de zona maya, es porque de alguna forma Marín lo aprobó.
¿Hay certeza, entonces, de un problema de fondo entre ambos políticos? Hay algunas señales preocupantes. La gente de Mara, por ejemplo, trabaja en Chetumal y alrededores por su cuenta, cada vez más lejos de Yensunni. Pareciera que el proyecto Mara 2022 está en esa etapa de los proyectos electorales donde se desconfía de todo y de todos. Y, vale aclararlo, las desconfianzas surgen de todos los frentes, no son exclusivas del marismo.
Lo cierto es que Rafael Marín les dijo, en persona o por terceros, al senador José Luis Pech y a Luis Alegre, que no hay nada para nadie aún hacia 2022, y que hagan su lucha. El líder moral de MORENA en el estado tampoco les escondió un dato: hasta este momento, en Palacio Nacional, el proyecto sería Mara. Pero en política nada es definitivo hasta que lo es.
En el sur del estado, donde el nombre de Mara no termina de instalarse, se propaga lentamente una versión política más definida. Allí dicen que el verdadero candidato para 2022 es Rafael Marín, y que todo lo demás son distractores.
Marín 2022 sería algo así como otro paso definitivo en la consolidación del Grupo Tabasco como eje rector de la 4T.
ACUERDOS, AMARRES Y OTROS DESPROPÓSITOS
Este fin de semana sucedió un hecho que no tuvo repercusión en la sociedad (no tenia porqué tenerlo) pero sí en un sector de la clase política. Mara entregó un reconocimiento al grupo Lomas Travel. El hecho mereció un comunicado de prensa, y tiene una potencial implicancia política relevante.
La dueña de Lomas Travel es Lolita López Lira, una de las referentes empresariales más fuertes que tuvo el neojoaquinismo desde 2016. De hecho, se considera crucial su aporte el día en que Carlos Joaquín ganó la elección, para movilizar a los empleados de la zona hotelera. Nunca es inocente una fotografía con una personalidad así en un fin de semana de campaña.
¿Es otra señal de cuán metido está el neojoaquinismo en el entorno de Mara, que parece que cada vez comparten más aliados? Así lo leyeron algunos, y no entienden el porqué. Se supone que la 4T tiene otro caudal y origen de votos, y no necesita de esos acuerdos. ¿Viene por ahí la diferencia entre Mara y Rafa Marín? Puede ser. Hay partes de esa relación Mara-Carlos Joaquín que Marín ha criticado ante personas de confianza.
Por ejemplo, a nadie le gustó el patético espectáculo de los diputados de la 4T rendidos a los pies del gobernador en su Quinto Informe. Pero ese espectáculo, indigno de cualquier democracia sólida, no fue espontáneo. Hay acuerdos políticos de fondo para cuidar la imagen del gobernador, que se desmorona irremediablemente en las encuestas.
Cada vez que ha sucedido algo así (que MORENA se postre a los pies de CJ) en el morenismo y en el Congreso dicen lo mismo: “Son acuerdos que vienen de más arriba”. Así se aprobó la deuda de 820 millones de pesos, y así se ha hecho silencio sobre todas las crisis que enfrenta la gestión de Carlos Joaquín.
Para decirlo con todas las letras: hay complicidad de la 4T con el neojoaquinsimo, ya sea por acción o por omisión.
CJ Y SU SALTO A LA 4T ¿REALIDAD O FICCIÓN?
Los que se defienden de ese papel de aplaudidores dicen casi todos lo mismo: es evidente la cercanía del gobernador con el Presidente, y la orden de cuidarlo viene desde ese entorno.
Esta semana, el propio equipo del gobernador se encargó de vender a su jefe como futuro secretario de Turismo de la Nación. López Obrador ya abrió la puerta a todos los gobernadores que quieran sumarse a su proyecto, y dicen que Carlos Joaquín será de los que dé ese paso.
Pero un acuerdo de ese tipo, que en el contexto nacional puede ser lógico (sumar ex gobernadores de oposición a la 4T es todo ganancia para AMLO) quizá no sea visto de la misma manera en Quintana Roo.
Si la 4T asume a Carlos Joaquín como propio (no ya como un aliado externo, sino como parte de su proyecto) habrá que repensar qué significa el lopezobradorismo para el estado. El gobernador no tiene nada que ver con ninguno de los principios de la 4T. Al menos, con los que Andrés Manuel López Obrador ha pregonado por años en estas tierras.
En el sur del estado y la zona maya la imagen del gobernador está en el subsuelo. En Cancún y la zona norte no tiene trascendencia. Un 61% de la gente está en contra de su gobierno, que se ve justamente lo contrario al de AMLO: el de Carlos Joaquín es un Gobierno lejano a la gente, de cúpulas y acuerdos secretos, con demasiadas sospechas sobre su accionar.
Cuando se quiere criticar ese supuesto acuerdo MORENA y CJ (y Marybel Villegas ya comenzó a hacerlo, y no va a parar hasta que el tema se instale en todos los rincones del estado) se señala como culpable a Mara. ¿Es ella la principal gestora de ese acuerdo impropio para la 4T? Lo más seguro es que no, al menos no totalmente, pero es la que va a pagar esa cuenta. Eso es seguro.
Hasta ahora, la imagen de AMLO ha soportado electoralmente todo los errores de la 4T en Quintana Roo. ¿Será suficiente esta vez? ¿Quintana Roo soportará otros cinco años de neojoaquinismo explícito, pero esta vez en nombre de la 4T?
Por lo pronto, ya hay quienes, dentro de la 4T, no quieren que esto suceda. Y esa batalla apenas comienza.