Hugo Martoccia/La Opinión QR
En los últimos días, diversas voces autorizadas de MORENA empiezan a dibujar lo que parecería el escenario natural para el partido de cara a la sucesión gubernamental de 2022. La información que llega desde la cúpula del partido es que la batalla por la candidatura de la 4T se está cerrando entre Mara Lezama, si el género es mujer, y el senador José Luis Pech, si debe ser hombre.
Hay varios morenistas que fueron a buscar esa información a la Ciudad de México. Pero para quienes querían oírla, también la versión anduvo por acá. El que la dio a conocer en varias mesas privadas fue Rafael Marín, algo así como el representante plenipotenciario de Andrés Manuel López Obrador en Quintana Roo.
Marín es, se sabe, el quintanarroense por adopción con mayor acceso a la intimidad política del Presidente, y su palabra o sus gestos nunca son gratuitos. Hay que recordar, por ejemplo, cuando acompañó a Mara en su registro como candidata a la reelección en Cancún. Ese día quedó en claro de qué lado estaban las simpatías de la 4T.
Pero es tanta su cercanía, que hay quien dice que él mismo podría ser el candidato si se lo propusiera. Incluso, en ese mismo contexto, se le atribuyó a su entorno la versión de que la diputada federal electa Anahí Gonzalez (que es parte de su grupo más directo) pudiera querer esa candidatura.
Ante tantas versiones, Marín ha explicado como están las cosas. Palabras más palabras menos, ha dicho que las señales de Palacio Nacional son claras a favor de Mara, pero Pech está en el ánimo y en la consideración del Presidente. Mara es, hoy, el camino más sólido. Si por algún motivo no es ella, y la candidatura es para un hombre, José Luis Pech será el candidato.
Pero otra cosa debe decirse: Marín jamás dirá en público que él pudiera ser candidato, pero claramente no se negará si AMLO se lo pide. Y lo mismo puede decirse de Anahí, que sería una extensión política de ese mismo grupo. Con respecto a la diputada electa, alguien que la conoce dijo día atrás:
“Anahí no quería ser presidenta del partido ni candidata a diputada; y finalmente lo fue, porque se lo pidieron. Nada se puede descartar”.
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MARA
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Hay en el ambiente político una suerte de mensaje que se ha divulgado por todos los rincones del estado, que dice que Mara Lezama es la candidata natural de MORENA y la 4T. Señales no faltan: las deferencias de la Federación y el propio AMLO para con la alcaldesa son varias y evidentes.
El entorno político la arropa. En la cúpula nacional del Partido Verde (que es un artilugio administrativo para multiplicar una sola voluntad; la de Jorge Emilio González Martínez) el apoyo a Mara es absoluto; en la dirigencia nacional del PT, hasta hoy, no se ha mencionado seriamente ningún otro nombre.
Incluso, días atrás una figura nacional del MC sorprendió a un político quintanarroense cuando le dijo: “Mara va a ser gobernadora; ese es el acuerdo nacional que hay”.
En lo local, merodean la oficina de Mara ex priistas, ex perredistas, ex y actuales panistas, y hasta supuestos adversarios políticos. Todos quieren lo mismo: participar de alguna manera en ese nuevo entramado de poder, al que les cuesta ingresar, porque se organiza con modos y estilos diferentes.
La alcaldesa de Cancún, incluso, ha llegado a ese punto de poder en donde hay varios que se arrogan su representación y su operación política. Eso, debe decirse, en parte es responsabilidad de algunas fallas persistentes en la operación de Mara.
Pero ya se va gestando una forma de solución. La alcaldesa ha empezado a decir, aquí y allá, que sólo pueden hablar a su nombre aquellos a quienes ella les delegue de manera abierta e inequívoca esa facultad. En pocas palabras: que nadie se declare confundido o engañado si pactó algo con alguien que no tenía esa representatividad, y luego ese acuerdo no sucede.
Más allá de eso, Mara nunca ha perdido su manual más básico de operación: todo lo que hace o no hace tiene un camino de consultas que puede incluir a varias personas, pero que nunca dejará de incluir a Rafael Marín y al consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer.
Esa breve ronda de consultas le da el marco y el sustento político a lo que debe o no debe hacer.
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PECH
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El senador José Luis Pech tiene varios elementos a su favor. Fue el primer dirigente formal de MORENA, y su candidato a gobernador en un entorno muy complejo en 2016. Trabajó la senaduría, y nunca ha dejado de estar en el ánimo de un amplio sector de la 4T, que lo considera uno de los suyos.
El entorno del senador dice que en al menos 4 de los 6 estados donde habrá elecciones el año siguiente hay mujeres morenistas muy competitivas, por lo que no sería difícil que en Quintana Roo pueda ir un hombre como candidato.
Aquí debe decirse que la complejidad de ese tema es absoluta: no sólo se trata de la competitividad que las mujeres puedan tener dentro de MORENA, sino de que en los estados en donde encabecen esas candidaturas, el partido sea competitivo ante los rivales. Pero ese es un tema que requiere un análisis muy profundo.
Más allá de eso, si finalmente un hombre pudiera ser candidato en Quintana Roo, Pech le ha sacado ventaja a los demás aspirantes. Como ya se ha dicho, Rafa Marín considera que es el único que tiene posibilidades reales de quedarse con esa candidatura ente los hombres.
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OTROS NOMBRES
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La lista de aspirantes de MORENA es interminable y hasta bizarra en algunos puntos. Pero como habrá quedado muy claro en esta columna, el nombre de la senadora Marybel Villegas no aparece en ningún escenario.
Si las variables fundamentales de este análisis no se mueven (o sea, que no cambie el ánimo presidencial y que no caiga la dirigencia nacional de MORENA, por poner un par de ejemplos) Marybel no tiene posibilidad alguna de ser la candidata de la 4T.
Eso no le impediría ser candidata de otro partido, por supuesto, y, llegado el caso, no le impedirá ser muy competitiva si MORENA se divide o comete errores. Pero eso sería parte de otros escenarios y otros análisis.
Aquí, lo que se concluye es que Mara y Pech parecen haber cerrado el abanico de opciones de MORENA hacia 2022.