Especial/NOTICARIBE PENINSULAR
PIUERTO MORELOS.- El proyecto insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el Tren Maya, se topó el sábado 30 de enero con un cuarto freno: la oposición de científicos, académicos y ambientalistas de Puerto Morelos.
Un colectivo de cuatro agrupaciones de activistas señaló que la pretendida conversión de la avenida urbana Joaquín Zetina Gasca en un “miniperiférico” para desviar el tráfico carretero de Cancún a Tulum, en el Tramo 5 norte, provocará “un desastre” y pidió que se publique el convenio completo entre el municipio y Fonatur.
En diciembre pasado, otro grupo de comunidades indígenas obtuvieron suspensión definitiva de las obras en el Tramo 2, de Escárcega a Calkiní, Campeche, ante el daño irreversible que sufriría el medio ambiente con las obras; está pendiente de resolver un amparo por falta de información en la consulta pública de julio de 2020.
Un grupo de habitantes de Puerto Morelos—de los colectivos Puerto Morelos Sustentable, Voces Unidas, asociación Uxmal Ha Villas 2 y Centro de Innovación e Investigación para el Desarrollo Sustentable (CIIDES)— se manifestó contra las obras complementarios del Tramo 5 norte, que correrá de Cancún a Playa del Carmen.
Dicen que el Fonatur pretende construir un “miniperiférico” que modificaría la dinámica de la zona para dar paso al tránsito vehicular —30 mil vehículos, mil 250 cada hora— que será desviado de la carretera federal 307 para iniciar los trabajos complementarios para que el Tren Maya circule en medio de la autovía, en dos carriles confinados.
Al mismo tiempo, el colectivo exigió la publicación completa del convenio firmado entre el municipio y el Fonatur, incluyendo anexos de planos, catálogos, conceptos, desglose de partidas, empresa encargada de la obra y los estudios económicos, sociales y ambientales que fundamentan el proyecto y sus obras complementarias.
El grupo de inconformes también propuso la creación e instalación de un “observatorio ciudadano” para monitorear el avance de las obras que se pretenden realizar, mediante audiencias vecinales y el desahogo de información oportuna y veraz de los trabajos y modificaciones al proyecto.
Previamente, el ferrocarril acumuló tres “frenos”: la suspensión de las comunidades mayas de Mérida, Izamal y Chocholá (Tramo 3); antes, en mayo, la localidad Ch’ol de Palenque, Ocosingo y Salto del Agua, Chiapas (Tramo 1) logró detener las obras porque el proyecto compromete la salud de sus habitantes debido a la pandemia.
En diciembre pasado, otro grupo de comunidades indígenas obtuvieron suspensión definitiva de las obras en el Tramo 2, de Escárcega a Calkiní, Campeche, ante el daño irreversible que sufriría el medio ambiente con las obras; está pendiente de resolver un amparo por falta de información en la consulta pública de julio de 2020.
En su vigésimo cuarto comunicado (de un total de 157) de los lunes, para informar del avance general del ferrocarril, el Fonatur sostuvo —pese al incremento de señalamientos en contrario— que “se llevan a cabo tareas de mitigación de impacto ambiental de la mano con pobladores de las comunidades” afectadas.
“Es un proyecto que busca conservar el medio ambiente, por ello aplica medidas de preservación, con el objetivo de cuidar la fauna silvestre cerca del derecho de vía (…) para manejar adecuadamente el hábitat natural y la fauna se llevan a cabo tareas de mitigación de impacto ambiental”, se lee en el documento.
Y agrega que “las medidas para atender la vegetación son detección de especies y colecta de semillas, mientras que las medidas para el cuidado de animales son el ahuyentamiento; detección y liberación, acciones de una estrategia ambiental integral porque el Tren Maya es un aliado de la conservación de las especies”.
En cuanto a los avances, en el Tramo 4 (de Izamal a Cancún) continúa la demolición de la carpeta asfáltica y la colocación de las capas subyacente y subrasante en el pavimento; en el tres (Calkiní-Izamal) concluyó el acompañamiento arqueológico en la primera mitad y se avanzó en la construcción de pasos peatonales y vehiculares.
En el Tramo 2, (Escárcega-Calkiní) se progresó en labores de terracería, desmonte de vía, desmonte, despalme, corte y terraplén, en tanto que en el uno (Palenque-Escárcega) se realizó la dictaminación y delimitación de vestigios arqueológicos en más de la mitad del tramo, que abarca 228 kilómetros.