Por: Jorge A. Martínez Lugo
CHETUMAL.- Al ser ungida como candidata del PRI a la gubernatura, Leslie Hendricks Rubio habló claro y fuerte: “no queremos la continuidad de un gobierno incapaz, mediocre y distante; que primero traicionó a los priistas y luego a los ciudadanos”.
Ganó el discurso de campaña. Ninguna de las otras figuras que aspiran al mismo cargo, ha sido tan contundente. Pero a ella misma, la traiciona la congruencia.
Su discurso fue ante el dirigente nacional de su partido, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, quien representa la esencia de ese discurso, al perder su propio estado por gobernar en corrupción, traicionando a los campechanos y llevar al PRI nacional a los sótanos electorales.
El discurso de Leslie fue ante su propio padre, quien representa a ese tipo de gobierno que su hija señala, al no gobernar para el pueblo y, por ejemplo, convertirse en socio de un empresario de cruceros que ha empobrecido a Majahual, al acaparar el flujo de la riqueza e impedir la prosperidad social en ese naciente polo turístico.
Un discurso ante la presidenta estatal del priismo, Candelaria Ayuso, quien traicionó a los priistas y entregó el partido al gobernador Carlos Joaquín, a quien reconoce como su jefe político; nunca ha dicho que CJ traicionó a los priistas y sí lo acompaña en la traición a los ciudadanos.
También ante el secretario general del PRI, José Alberto Alonso, quien despacha ahora como titular de la agencia inmobiliaria del gobierno panrredista, mientras que ni “Alito” ni Candy, han hablado de expulsarlo, como sí pretenden hacerlo con los priistas que acepten cargos del gobierno federal morenista. ¿Congruencia?
Igualmente, ante Félix González Canto, cuyo gobierno de corrupción traicionó los principios del PRI, comenzó la funesta etapa de mega saqueo y endeudamiento, quien dice apoyar la campaña priísta, pero impulsa al mismo tiempo candidaturas de otros partidos, sin que “Alito” lo tome como incongruencia ni traición a los priistas. ¿Quién traiciona a quién?
Es fundamental ganar el discurso, pero tiene que haber congruencia. Caso contrario, la palabra se cae por su propio peso. Más aún, cuando faltó el mínimo de autocrítica, ya no digamos perdón o disculpa.
No será fácil para Leslie avanzar en una campaña, en donde el verbo debe ir acompañado de la historia y la acción; no tanto por ella misma, quien es una mujer joven y valiosa, pero que representa a un partido que le ha hecho mucho daño a México en las últimas décadas. Que en estas elecciones quedará a menos del 10 por ciento.
“Quienes fallan son las personas, no las instituciones” alcanzó a decir unas horas antes “Alito”, en la conferencia de prensa, al tratar de justificar la corrupción que sepultó al priismo. ¿Borrón y cuenta nueva?
El de Leslie, el mejor discurso de esta campaña que aún no empieza; duro mensaje de oposición, crítico, fue pronunciado en un marco de incongruencia histórica y ante personajes en primera fila, que han navegado en la corrupción y la traición, primero a los priistas y luego a los ciudadanos.
Su misma trayectoria ha sido bajo la sombra de su padre y de su partido en tiempos de nula competencia, que la han colocado en primera línea, sin dejarle demostrar sus propios talentos, que seguramente posee.
Leslie es una persona valiosa, joven, inteligente, pero no deja de ser la hija de la decadencia del priismo, que está terminando de ser desterrado desde las urnas. Usted tiene la última palabra.