A pesar del incremento e casos positivos de COVID-19 en la zona norte de Quintana Roo, visitantes nacionales y extranjeros, así como gente local visitan las playas públicas de este destino turístico.
Las medidas sanitarias son mínimas en las playas, donde una o dos personas se encargan de colocar gel en las manos de los paseantes. El termómetro digital quedó de lado, y revisión de mochilas y bolsas es aleatoria, para evitar el excesivo consumo de alcohol.
Tampoco el frente frío número 32 detuvo el acceso a los balnearios de decenas de personas, quienes aprovecharon los destellos del sol para remojarse en las aguas del caribe mexicano.