CANCÚN. – Como parte de las medidas para evitar contagios por COVID-19 desde hace más de mes fue cerrado el Parque Urbano Kabah. Se fueron los corredores que recorrían sus senderos, pero ahora esta Área Natural Protegida (ANP) estatal ha sido controlada por perros ferales, considerados peligros depredadores.
“Los perros ferales, se podría decir, se han aprovechado que el parque Kabah está cerrado, que no hay presencia de personas . Han asumido el control de lo que ahora sería su territorio”, reconoció una fuente de la Dirección Municipal de Ecología.
Los perros ferales, refieren los expertos, no son canes callejeros, pues se han convertido en animales salvajes, que son depredadores implacables que cazan casi cualquier animal que se les ponga enfrente y que habitan en áreas extensas poca presencia de seres humanos.
Previo al cierre del parque por la contingencia del coronavirus, lo cual ocurrió el 25 de marzo, había la instrucción al personal de la ANP de no alimentar a estos perros.
Sin embargo, personas llegan al periferia del parque y le dan de comer, a pesar de que esta aparente buena acción implica un daño severo para este santuario de vida silvestre en la sobredensificada zona urbana de Cancún.
En un punto de la avenida de “El Bosque” se observan platos y recipientes, que han sido depositados a afecto de los perros sean alimentados por personas que se compadecen su situación.
De acuerdo con la fuente, los perros implican un daño importante para el ANP pues altera el ecosistema al perseguir y depredar a la fauna nativa.
Incluso, se ha podido observar que coatíes deambulan fuera de los límites del parque como el estacionamiento de la avenida Kabah o el cárcamo de bombeo de agua potable de la avenida Nichupté para ponerse a salvo de los canes salvajes.
En tanto, acaba la contingencia, los perros ferales son los reyes de la selva del parque Kabah.