Redacción/Noticaribe Peninsular
Hoy Ringo Starr, el Beatle de la sonrisa eterna, cumple 80 años. Una vida marcada por los sufrimientos tempranos, amor por la música, el éxito descomunal, la caída y una tranquila redención de casi tres décadas de duración. Aquí, en veinte momentos y escenas claves, la vida del baterista de la banda más importante de la historia, el niño que no tuvo estudios formales, que pasó la mitad de su infancia internado en hospitales y que hoy disfruta de una fortuna de más de 350 millones de dólares y del cariño y la admiración de gran parte de la humanidad.
1) No se llamaba Ringo todavía. El 7 de julio de 1940 nació en Liverpool Richard Starkey, el mismo nombre que su progenitor; una costumbre de la época. Sus padres eran pasteleros. Llamaban Ritchie al recién nacido. La paz del matrimonio duró poco. Richard padre pasaba demasiado tiempo en los pubs y buscando diversión fuera de su casa. Un día decidió que esa ausencias largas pero temporales se volvieran definitivas. No volvió a aparecer. Ese sueldo menos en la casa se empezó a notar. Y madre e hijo comenzaron a pasar necesidades.
Para aumentar las penurias, Ritchie a los cinco años comenzó a quejarse de un dolor en el abdomen. El cariño y los remedios caseros no atenuaron la dolencia. Se hizo inevitable ir al hospital. Hubo que operar de urgencia. La vida del chico corría peligro. Una apendicitis se había transformado en una severa peritonitis. La intervención médica llegó a tiempo. Pero la convalecencia fue larga. El pequeño Ritchie perdió el año escolar.
Pasados unos años, otro enfermedad. Tuberculosis. El adolescente Starkey era firme candidato a ser atacado por ella. Viviendas pobres, ambientes poco ventilados, poca higiene, mala alimentación. Casi dos años de internación. Las expectativas de una educación formal se diluían de manera definitiva. Para pasar el tiempo durante su hospitalización alguien le regaló baquetas de batería que él empezó a golpear contra todo lo que se le ponía enfrente. Se sumó a la banda musical del hospital. Cuando tuvo el alta, la escuela no era una opción. Sólo tenía las baquetas de batería y su desparpajo. Duraba poco en los trabajos, su escasa disciplina no lo ayudaba.
2) De noche era feliz. No le iba mal con las mujeres y tenía amigos. Sabía cómo moverse. No pasaba desapercibido. Ropa colorida, chistes permanentes y muchos anillos. Le gustaba la música. Formó una banda. Su madre se había vuelto a casar. Harry Graves era un buen hombre. Trataba con cariño al joven y le prestaba la atención que no había recibido hasta entonces. Graves le hizo escuchar buena música. Big bands de la era del swing y muchos crooners. También para un cumpleaños le regaló su primera batería. Un equipo de segunda mano pero profesional.
Richard Starkey se convirtió en Ringo Starr. El nombre provenía de los anillos (rings) y lo eligió por su sonoridad y personalidad. El apellido fue resultado de abreviar el suyo y de asociarlo con su anhelo, ser una estrella.
3) Esa batería era un pasaporte para tocar dónde quisiera. Eran muchos los grupos que buscaban bateristas y tener un equipo profesional era una condición indispensable. Así Ringo fue participando en muchos de los incipientes grupos de Liverpool hasta llegar a Rory and The Hurricanes, que pronto se convirtió en el más exitoso de la zona y con una gran proyección. En 1960, en Hamburgo, se cruzó por primeras vez con los Beatles. Tocaban en el mismo lugar pero Rory y su banda cobraban más. En algún momento de esa temporada tocó la batería para Paul McCartney, John Lennon y George Harrison. Tony Sheridan quiso llevárselo para su banda. Ringo dejó a Rory en varias ocasiones pero volvió a él y al trabajo continuo que tenía la banda.
4) El 14 de agosto de 1962 cambió para siempre la vida de Ringo. Ese día los Beatles despidieron a Pete Best y lo invitaron a ser su baterista. A partir de esa tarde, Ringo, contra todos los pronósticos, entró a la historia.
Su papel en la banda fue más importante del que muchos le adjudican. Paul McCartney alguna vez declaró: “Recién cuando hicimos el primer show en The Cavern con Ringo, recién ahí en 1962, fui una verdadera banda. Si Ringo estaba detrás, uno nunca tenía que darse vuelta. Sabía que todo iba a salir bien”.
5) RIngo Starr no fue el mejor baterista del mundo. Pero fue, qué duda cabe, el mejor baterista posible para los Beatles. Fue el engranaje perfecto para que todo cuajara. Su manera de tocar era poco ortodoxa: un zurdo tocando una batería para derechos: de ahí su particular estilo.
6) Circula en las redes una frase de John Lennon, una respuesta ante una pregunta sobre el talento de Starr: “Ringo no fue el mejor baterista de la historia. De hecho, ni siquiera fue el mejor baterista de los Beatles”. Por la acidez de la frase y el ingenio rápido podría haber sido un dardo despreocupado de John. Pero no lo fue. La frase fue dicha por un humorista televisivo inglés en 1983. John sabía que Ringo no era el mejor músico del mundo pero lo consideraba indispensable para el grupo. En uno de sus últimas entrevistas afirmó que Ringo no era el mejor técnicamente pero reconoció su influencia decisiva en la evolución del grupo.
7) En toda la discografía de los Beatles hay nada más que un solo de batería. Es en The End, el último tema del último disco grabado por la banda. Ringo odiaba los solos de baterías (como la mayoría de los mortales). “Creo que estaba obsesionado con que no era un buen baterista, por eso no quería hacer solos. Siempre odió a esos tipos que buscan lucirse y se ponen a hacer un solo interminable mientras sus compañeros van a tomar algo”, dijo Paul.
8) Era el mayor de los cuatro, el de menos formación e inquietudes intelectuales, y el único que venía de un hogar con severas necesidades. Fue, además, el único humano entre tres genios. Sin embargo su influencia en la banda fue fundamental desde el punto de vista humano y musical. Antes de invitarlo a ser parte de los Beatles, los otros tres lo admiraban. Lo veían moverse en escena y en la vida cotidiana y deseaban emularlo. Cuando entraron a grabar por primera vez y George Martin les dijo que necesitaban otro baterista, que podían mantener el que tenían para los shows pero que en ese caso él contrataría un sesionista, John, Paul y George decidieron echar a Pete Best y llamar a Ringo. La decisión la tomaron de inmediato. Ringo era el mejor con su instrumento en Liverpool, tenía carisma, era amigo de ellos y los fascinaba su personalidad: la barba, el nombre artístico y su auto, un Zhepyr Zodiac.
9) Su importancia en la dinámica interna queda demostrada con que fue el primero en abandonar el grupo en medio de la grabación del Álbum Blanco. El baterista se cansó de las peleas y de las subestimaciones y se fue del estudio. Dejó a los Beatles convencido de que estaba tocando mal y que las relaciones personales de los cuatro amigos estaban en su peor momento. Los otros tres, algunos días después, salieron a buscarlo. Le mandaron cartas, telegramas y lo llamaron insistentemente por teléfono. Uno de los telegramas decía que él era el mejor baterista del mundo y que no podían ni iban a seguir sin él, que por favor regresara. Los otros tres no concebían continuar sin Ringo Starr, el alma del grupo.
Pero no lo ubicaban por ningún lado. Hasta que alguien les avisó que Ringo estaba paliando la angustia de buena manera. Disfrutaba de unos días en el yacht privado de Peter Sellers mientras paseaban por Cerdeña. Un comentario casual durante un almuerzo en ese barco daría origen a Octopus’s Garden.
10) Ringo casi no componía pero en la mayoría de los discos Beatles había una canción reservada para su voz. Sólo no tienen “su” canción en Let it Be y en A Hard Day’s night: aunque ese título provino de un ringoism: una frase típica de él. Paul y John le daban las canciones más sencillas, las que se adaptaban mejor a su limitado pero cálido rango vocal.
Así por ejemplo cantó Yellow Submarine o With a Little Help of my Friends en la que no teme ponerle voz a eso de “¿qué harías si desentono al cantar?”. En Abbey Road, el último disco que grabaron Ringo firmó su mejor canción, Octopus’s garden.
11) Luego de la separación de los Beatles, los resquemores entre ellos fueron evidentes. John y Paul se peleaban a través de las canciones y las declaraciones. George, al principio distanciado de Paul, terminó algo alejado de John (éste no habría digerido demasiado bien el éxito solista de Harrison con el triple All Things Must Pass). Ringo fue el que sin dudas mejor relación tuvo con los demás en esos años. Al que todos acudían, al que todos invitaban a sus grabaciones (participó en discos de los tres y también en shows), y al que los demás le cedían composiciones. Ese era un logro que sólo él podía conseguir.
Era, se debe reconocer, el más inofensivo en términos de competencia, pero también el más afable, el que más propugnaba la unión. Ante los periodistas prefería evitar las hipocresías y las mezquindades. Nunca negó las peleas entre los cuatro: “No se debe simular que los hermanos no se pelean. Porque las peleas entre hermanos son las peores de todas, las más cruentas. Pero también las más fáciles para reconciliarse. Y nosotros fuimos cuatro hermanos”.
Cuando en la década del noventa le preguntaron cuál era el secreto de, pese a los malos momentos, esa unión que parecía indestructible: “Somos los únicos que nos conocemos. Ellos dos son los únicos que no me miran como a un Beatle sino como a Ringo y yo soy el único que los miro sólo como George y Paul”.
12) Disueltos los Beatles, su carrera solista tuvo un temprano esplendor. Varios protagónicos en cine auguraban una carrera en Holllywood. Una seguidilla de discos que funcionaron bien en ventas y en la crítica. Uno de standards (Sentimental Journey), otro de country (Beaucoups of blues) y varios con pequeñas gemas pop. El álbum Ringo de 1974 parece el mejor de ellos. Dos números uno y la participación de los otros Beatles. Algunos de sus hits de esos primeros años solistas: It don’t come easy, Photograph, You are Sixteen, I’m the greatest. A partir de ese momento su carrera solista se fue despeñando. Discos sin demasiado trabajo, perezosos, en los que sólo sobresale la simpatía del protagonista.
13) La caída provino de un fin de semana salvaje que duró más de una década. Alcohol, drogas, todo tipo de excesos. Sus compañeros preferidos de juerga fueron Harry Nilsson y Keith Moon, otro baterista célebre. También lo acompañaban John Lennon, Elton John y celebridades varias. Su matrimonio con Maureen Cox se desmoronó. Se habían casado en 1965 y tuvieron tres hijos: Zak (baterista de The Who y de la banda de su padre), Jason y Lee. Se divorciaron diez años después en medio de las épocas más tormentosas de Ringo.
Siguió editando discos (hasta puso una compañía y publicó sin el menor suceso alrededor de 15 nuevos artistas) pero ya no tenían eco. Ringo se había convertido en una celebridad de revistas, de la que no se esperaba más que apariciones públicas, escándalos, un par de grandes anécdotas. El descenso era inevitable.
Llegó a raparse, no dejó un pelo en toda su cabeza, se rasuró hasta las cejas. Las discográficas ya no confiaban en él y cancelaban sus contratos. Sus discos eran mediocres. Las ofertas para actuar en cine también se espaciaron. Las adicciones, parecía, habían ganado la partida.
Un día, mientras intentaba recuperar su carrera, en medio de una resaca atroz miró a Harry Nilsson y le dijo: “Ya no somos músicos que toman alcohol y experimentan con drogas; nos convertimos en adictos que de vez en cuando hacemos música”
Agotó las noches de Los Ángeles, Londres, Nueva York y Montecarlo. “Perdí años enteros, de los que no me acuerdo nada, en los que no hice nada productivo. Un largo blackout. No tengo idea cómo me acostaba cada noche, de cómo llegaba a la cama”, dijo.
14) Durante su etapa en los Beatles otro de los talentos que mostró fue el de la actuación. De los cuatro era quien se destacaba en pantalla. Se apostaba que uno de sus caminos post Beatles fuera el del cine. Los especialistas coincidían que tenía una carrera promisoria. Pero luego de algunas intervenciones con bastante repercusión, su camino en la actuación perdió fuerza. No era confiable para los productores y la atracción que ejercía sobre los espectadores ya no era la de unos años antes. En la filmación de El Cavernícola, en 1980, conoció a Barbara Bach, una ex conejita de Playboy. Se enamoraron y desde ese momento permanecen juntos. Cuarenta años de pareja que sobrevivió a múltiples tempestades.
15) En este rubro debe ostentar un récord: el del actor con más participaciones en grandes películas musicales de la historia. Su compañía es muy ecléctica. Desde la obvia participación en las películas Beatles de Richard Lester y Yellow Submarine hasta 200 Motels de Frank Zappa pasando por The Last Waltz, el Concierto por Bangladesh, That’ ll be the day, Lisztomania, Give my Regards to Broad Street y The Kids are Alright.
16) El 8 de diciembre de 1980, lo encontró disfrutando en Bahamas hasta que sonó el teléfono. Al escuchar lo que le decían, quedó inmóvil y el auricular cayó de su mano. Mark David Chapman había disparado contra John Lennon. Ringo fue el primer Beatle en enterarse. Se sobrepuso al shock en unos minutos. Llamó a Maureen, su ex esposa. Sabía que en su casa de la campiña inglesa, Cinthya Lennon pasaba unos días con ella, la primera esposa de John. Ringo le contó a Maureen, quien sin mirarla a los ojos le pasó el teléfono a su amiga. “Ringo te quiere decir algo”. Cinthya supo lo que pasaba cuando escuchó el llanto de Ringo del otro lado de la línea y comenzó a gritar con desesperación.
Ringo no sabía qué hacer. hasta que, una vez más, decidió seguir su corazón. Tomó un avión hacia Nueva York. Al llegar, se dirigió hacia el Dakota. Atravesó la marea de curiosos y fans desconsolados, y subió a darle un abrazo a Yoko Ono. “¿Qué puedo hacer?”, le preguntó. “Hay que distraer a Sean”, dijo la reciente viuda. Y Ringo, con el corazón destrozado por la muerte de su amigo, se pasó toda la tarde jugando con el chico de cuatro años.
17) Durante los ochenta siguió sumido en la oscuridad de los excesos. Casi no demostró méritos artísticos, más allá de algún ramalazo esporádico de su talento. Fue el único Beatle que no tuvo ningún hit en esa década. Su carrera (y su vida personal) parecían condenadas. Pero en 1988 produjo un cambio radical. Tomó dos decisiones casi simultáneos que modificaron, una vez más, la historia. Comenzó un proceso de rehabilitación junto a su esposa Barbara. Desde ese momento ya no tomó más alcohol ni consumió drogas. Recuperó su forma física, su sonrisa y proclamó en cada ocasión que pudo el lema “Paz y amor”. Las imágenes de Ringo Starr con los dedos en V y la sonrisa amplia y serena se han convertido en un ícono de estos últimos treinta años. Es cierto que ya no es el personaje explosivo ni abierto de antes. Fue un precursor en el distanciamiento social. Desde hace años que no da besos ni saluda con apretón de manos a nadie. Sólo una colisión de hombros oficia de saludo.
18) Su principal labor profesional estas últimas tres décadas, sin contar los varios álbumes publicados -de los cuales el mejor es Time takes times-, fue la creación de la Ringo Starr and His All Stars Band. Una gran agrupación de la cual él es sólo el maestro de ceremonias, en el que hay lugar para que todos se luzcan. Nils Lofgren, Joe Walsh (de los Eagles), Levon Helm (de The Band), Todd Rundgren y muchísimos otros han pasado por la formación que gira alrededor del mundo. Ringo casi no canta sus éxitos solistas, hace sus temas Beatles (y hasta alguno de la carrera solista de los otros tres) y se corre del centro para que se escuchen los greatest hits de los otros. Una gran fiesta, un karaoke gigante, comandado por el Beatle de la sonrisa enorme.
19) Ringo ostenta otra gran virtud. Es quien mejor comprendió la naturaleza de los Beatles, los efectos de su éxito. Dijo que era una situación, un status, que ellos cuatro sólo compartían con los pocos hombres que pisaron la Luna. No solo los emparentaba la época, sino la realidad incontrastable que habían llegado a un lugar al que nadie más accedería.
20) Pero más allá del personaje simpático, él es un gran músico. Sus colegas lo estiman, lo valoran como músico. Dave Grohl, en la introducción del Beatle en el Rock and Roll Hall of Fame, dijo: “¿Cómo definir al mejor baterista del mundo? ¿Es el que es técnicamente impecable? ¿O es alguien que atraviesa la canción con un sentimiento personal y con corazón? Ringo es el rey del sentimiento y del corazón”.
Con información de Infobae