Las lluvias y las inundaciones no son la única agenda de desastres en Chetumal para Mara Lezama, como gobernadora y jefa política del fuerza más importante del estado.
Si bien, las labores de atención a los damnificados han acaparado la atención de la capital, la elección de presidete municipal de Othón P. Blanco todavía está pendiente.
Por supuesto, que aún de panzazo, con solo 598 votos de diferencia a favor, la morenista Yensunni Martínez se declara ganadora.
El detalle es que esos 598 votos, sólo representan el 0 .58 de diferencia en favor de la proclamada ganadora, en tanto que Lidia Rojas, de MC, impugnó 99 casillas, algo así como un tercio de las actas.
Es decir, que una de tres casillas instaladas en la capital el 2 de junio está impugnada.
Pero, además de lo de cerrado de los números, está la realidad de las calles capitalinas.
Yensunni perdió en Chetumal, la capital, y está sobreviviendo con votos de muy dudosa procedencia que llegaron de la zona rural.
Pero, además dentro de la 4T, los números de Yensunni son más precarios, luego que Morena y satélites alcanzaron en todo el estado 70 por ciento de la votación.
Y sobre todo, la sociedad chetumaleña quedó divida en dos partes casi iguales, pero con el “detalle” es que una de las partes, es decir la de Morena, muchos de sus votos serian resultados de prácticas inconfesables.
Entre los chetumaleños y dentro de Morena, Yensunni es insostenible.
Podría ser que los tribunales ratifiquen el acta de mayoría para la aún alcaldesa de la Capital, lo cual aún está por verse.
Y así, como en los de emergencias por tormentas, el “librito” marca que el gobernador vaya directamente a atender la damnificados, tambien establece que no se puede sostener a políticos insostenibles.
El “librito” marca darle las gracias a Yensunni y llamar a un interino, con acuerdo de Morena y MC.
En política casi todo está escrito y, por donde sea vea, no aplica imponer a Yensunni, que carece de legitimidad en la capital.