Francisco J. Rosado May
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El periodo relacionado con la cuaresma es un espacio asociado con el relax y, en algunos casos, reflexión. De los muchos temas hay 2 particularmente importantes para los cuales debemos prepararnos en forma diferente a lo acostumbrado.
1. Temporada de incendios. La Organización Meteorológica Mundial anunció el fin de la temporada del fenómeno La Niña, que dominó el clima del planeta por los últimos 3 años. ENOS (El Niño-Oscilación del Sur, nombre técnico del fenómeno Niño-Niña) ahora es neutral y se espera que así siga en el hemisferio norte hasta principios del verano de 2023.
ENOS implica cambios en los movimientos de las grandes masas de aire y nubes en el planeta. Cuando la temperatura promedio en la línea del Ecuador en el Pacífico aumenta al menos 1oC, domina el Niño, lo que quiere decir sequía para gran parte de México, incluyendo la península de Yucatán. Cuando se enfría al menos 1oC, la Niña domina, ocasionando lluvias.
Lo anterior indica que en 2023 en la península de Yucatán debemos prepararnos para sequía y los consecuentes incendios, como en años anteriores.
Los grandes incendios han conducido a los tomadores de decisiones a estudiar nuevas formas de prevención y manejo. Los casos más exitosos, como en California, Brasil, Australia, han reivindicado conocimiento indígena tradicional. Mariela León documenta esto en Cambio 16 el 09/06/2022. Hoy estamos a tiempo para que las autoridades correspondientes se preparen con este enfoque de reivindicación, no es solo el combate una vez que el incendio se haya salido de control. Tomar en cuenta los conocimientos ancestrales de la población local experimentada en la prevención y la forma de manejo de la quema hace una enorme diferencia a favor del ambiente, la sociedad y biodiversidad.
2. Como cada año, en abril hay indicios de procesos de promoción de las carreras universitarias y de toma de decisiones por parte de los estudiantes potenciales. En este sentido es importante la siguiente reflexión.
Antes del COVID-19, durante y hasta el año pasado, los académicos de instituciones de educación superior (IES) notamos una significativa reducción no solo en la formación de los estudiantes de nuevo ingreso sino también en su interés para alcanzar un grado profesional con calidad. Muchos, demasiados, estudiantes necesitan refuerzos en aspectos básicos como redacción, lectura y comprensión de textos, y en motivación. Esto coincide con decisiones administrativas de no aplicar un instrumento adecuado de selección o no tomar en cuenta los resultados de ese instrumento. Hay la percepción de que hay directivos que ni siquiera saben la importancia de un buen proceso de admisión; peor aún, ni siquiera tienen la capacidad de pensar en escenarios adecuados para enfrentar ese reto.
No se trata de negar la posibilidad del estudiante para alcanzar un grado universitario. Debe existir la posibilidad de aceptar estudiantes que reconozcan sus deficiencias y accedan a pasar por un proceso de nivelación sin que sea parte del programa regular. Pero no se hace. La forma actual en varias IES, inadecuada totalmente, es la de aceptar cualquier estudiante, mezclarlos con aquellos que si tienen suficiente formación adecuada y poner a los profesores en una situación difícil. Es decir, se construye un sistema en el que todos pierden. Pierden los estudiantes con potencial para alcanzar la excelencia, pierden los estudiantes que con mucha probabilidad reprueban, pierde la sociedad al no tener profesionistas con un nivel adecuado.
Hay que cambiar.
Es cuanto.