Por: Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Desde que el movimiento #MeToo provocó en 2006 una movilización mundial para manifestarse por la necesidad de prevenir y responder adecuadamente a la violencia contra las mujeres, se estableció el 25 de noviembre para recordar esa situación. En Quintana Roo, estado que de acuerdo con diferentes medios tiene demasiados casos de violencia contra la mujer, se llevaron a cabo acciones …y reacciones.
El 25 de noviembre se reconoce como el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, y las niñas, marcando el inicio de 16 días de activismo (25 nov-10 dic) que concluye el Día Internacional de los Derechos Humanos. Diversas organizaciones y dependencias de gobierno llevaron a cabo actividades, pero el camino que se debe construir para eliminar la violencia hacia las mujeres no es solo con buenas intenciones. La realidad es terca y el aprendizaje es lento, demasiado lento. Van ejemplos tomados de comunidades pequeñas, indígenas.
A mediados de agosto pasado unas estudiantes se atrevieron a denunciar que en su universidad estaban siendo víctimas de acoso y hostigamiento sexual. Lo hicieron porque la institución no resolvió el asunto, sino que a través de una representante lo turnó a la Fiscalía de José Ma. Morelos. Una de las estudiantes tenía en su celular personal mensajes de una persona que le escribió, entre otras cosas: “qué tal si nos enamoramos”, “pero no muestres nuestros mensajes”. El hecho quizá no tendría mayor problema, pero provenía de una persona que les “daba clases” en una universidad.
En la fiscalía determinaron que los mensajes no constituían prueba suficiente de acoso. Las estudiantes se sintieron revictimizadas.
El hecho de que la institución decidió llevar el caso a la fiscalía señala que ya tenían conocimiento y decidieron pasar la bolita a otra instancia, sin atreverse a tomar medidas claras para proteger a las víctimas y llevar a cabo acciones que eliminen ese tipo de violencia.
Se juntan así varios elementos. Hay hechos de claro acoso, hay víctimas, se atreven a denunciar, se topan primero con condiciones internas de la institución totalmente inadecuadas, de desprotección y, para colmo, la instancia de ley no encuentra elementos suficientes. ¿Cuál es el mensaje? No parece ser uno que conduzca a la eliminación de la violencia en contra de la mujer.
En la misma institución hay casos de algunas estudiantes que no aguantan el acoso y han tratado de darse de baja. Tuvieron el valor de manifestar en su petición de baja que sufren de acoso que puede tomarse como de tipo sexual. Si bien no se tiene la información fidedigna de cuantas mujeres estudiantes están en la misma situación, debe ser muy preocupante que se frustre el sueño de una mujer por tener una carrera universitaria por que el sistema, incluyendo la educativa y la fiscalía, no se preocupa por honrar realmente el propósito que representa el 25 de noviembre.
Y todavía algunas autoridades no logran entender por qué en un evento de toma de foto del listón naranja en la institución, para celebrar el 25 de noviembre, varias mujeres se hayan manifestado señalando que la universidad defiende acosadores.
Esta entrega es parcialmente el mensaje que esas estudiantes, con el sueño de tener una educación universitaria, desean que se sepa sobre las condiciones que están enfrentando. Ellas y sus familias deben saber que no están solas.
Urge detener la estadística que maneja la ONU: en el mundo una de cada tres mujeres se ve afectada por violencia de género. Urge garantizar el bienestar femenil.
Con la colaboración de MV
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