Por: Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Con motivo de la entrega de los premios Nobel 2023, que inició el lunes 2 de octubre, imaginemos una reunión de café donde se escuchó a un político decir “ese premio solo lo reciben personas de países desarrollados”. Las reacciones fueron diversas, desde reconocer que efectivamente la mayoría de los galardonados son de universidades prestigiosas del primer mundo, hasta analizar porqué en México no tenemos una ciencia desarrollada que pueda aspirar a esos reconocimientos.
Algunos comentarios, unos entre líneas y otros en forma directa, preguntaron al político ¿es posible que algún día tengamos condiciones para que haya mexicanos aspirando a ese nivel de reconocimiento? ¿Qué estás haciendo como político para poder lograr eso?
Es cierto, hay mexicanos galardonados con el premio Nobel. Dos de ellos lo hicieron desde México. Uno fue Alfonso García Robles, michoacano que ganó el premio Nobel de la Paz en 1982 por su papel de conciliación en el Tratado de Tlateloco, para eliminar el uso de armas nucleares en Latinoamérica. El siguiente fue Octavio Paz quien logró el Nobel de literatura en 1990. El tercero fue en 1994, lo recibió Mario Molina por su trabajo con S. Rowland sobre la relación directa entre compuestos relacionados con cloro y el agujero en la capa de ozono, tema que estudió mientras trabajó en la Universidad de California (Irvine y San Diego), el Instituto Tecnológico de California, y el IT de Massachussets (MIT).
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De lo anterior se desprende que en México hemos destacado en temas sociales y humanísticos, pero no en ciencias ni en economía.
Este 2023 fueron galardonados en medicina K. Karikí (Hungría) y D. Weissman (EEUU) por haber desarrollado la tecnología de ARN mensajero que sirvió de base para la vacuna contra el covid-19 de Pfizer/BioNTech y Moderna.
En Física los galardonados fueron P. Agostini (Francia), F. Krausz (Austria-Hungría) y A. L’Huillier (Francia-Suecia) por haber creado herramientas para estudiar el desplazamiento de electrones dentro de átomos y moléculas, lo cual tiene una aplicación tecnología impresionante en equipos de diagnóstico médico.
En Química recibieron el permio M. Bawendi y L. Brus, de EEUU, así como A. Ekimov de Rusia, por su descubrimiento de puntos cuánticos, componentes nanotecnológicos que difunden la luz LED y que pueden guiar a cirujanos cuando remueven tejido canceroso.
El ganador en literatura fue el dramaturgo noruego J. Fosse, cuyo estilo de escritura es minimalista, con lenguaje sencillo y buen ritmo, narrando cotidianeidades.
La iraní N. Mohammadi obtuvo el Nobel de Paz por su lucha contra la opresión de mujeres en Irán y por el derecho de no usar su velo en lugares públicos. Lo recibe estando presa por su trabajo en defensa de los derechos de las mujeres.
El Nobel de economía fue otorgado a C. Goldin, profesora de Harvard, por su trabajo sobre la mujer en el mercado laboral.
Es cierto, hay tendencia en que la mayoría de los galardonados son hombres y de países desarrollados. Pocas mujeres, pocos negros, ningún indígena.
Crear ciencia a nivel de premio Nobel NO es solo tener la posibilidad de acceso a equipo sofisticado. También se requiere un muy alto nivel de razonamiento que permita hacer adecuadamente el ejercicio de análisis y síntesis que requiere el conocimiento científico.
Quizá la pregunta que se le hizo al político al inicio de este texto pudiese ser, ¿y qué se está haciendo para fomentar la capacidad de razonamiento crítico en estudiantes de todos los niveles educativos? Y para comenzar, ¿cómo vamos, al menos, en capacidad de lectura, comprensión de texto, razonamiento lógico y matemático?
Es cuanto.