Francisco J. Rosado
May fjrmay@hotmail.com
La nueva normalidad en Quintana Roo y en el país, coincide con un aumento en el número de infecciones y muertes por COVID-19. ¿Qué está pasando?
Las noticias no son buenas. El 1 de julio, Othón P. Blanco tenía 653 casos, Felipe Carrillo Puerto 44, José Ma. Morelos 10. El 6 de julio OPB registró 859 casos, FCP 51 y JMM 11, el más bajo en el estado. El 4 de julio se reportó el mas alto número de infecciones en un día, casi 7 mil, a nivel nacional y somos el 5º lugar de más muertes en el mundo por COVID-19; la curva no se aplana. Parece que el cambio de color del semáforo hizo que la disciplina se relaje, la gente no tiene el suficiente cuidado. ¿Qué está pasando?
Los meses de confinamiento han provocado stress en la gente. En California y Europa las playas se llenaron, los bares se abarrotaron, apenas se levantó un poco la contingencia. Es alarmante. China y España han tenido que poner nuevamente en cuarentena a poblaciones enteras para evitar la dispersión del virus. La conducta de la gente ha sido similar que en México al relajarse el confinamiento. Pero en Europa y en USA, el sistema de salud es mayor y de mejor calidad, gran diferencia con México. Nuestro sistema hospitalario está en dificultades, como ejemplo está el caso reportado en Chetumal de posible muerte inducida en el ISSSTE a pacientes de covid (Jornada 5 julio 2020). ¿Que está pasando?
Un sondeo sobre el número de personas usando cubrebocas en la calle o atendiendo clientes en los negocios abiertos, llevado a cabo el 1 de julio en José Ma. Morelos, arrojó a 6 de cada 10 sin esa precaución. El 4 de julio, el número fue de 7 de cada 10. Es muy posible que en FCP y OPB esté sucediendo lo mismo; ello explicaría, en parte, el aumento de contagios y, al mismo tiempo, hace plantear otros escenarios.
La falta de pruebas a población en general conduce a prever que el relajamiento de las medidas sanitarias provoca mas problemas. Es como una inducción a la inmunidad de rebaño sin planeación, que se enfermen los que se tengan que enfermar. No es justo. Con tal escenario es necesario considerar medidas mas fuertes como han hecho en otros estados. Por ejemplo, multar a personas y cerrar negocios por no usar cubrebocas, sana distancia y desinfectante de manos.
Al mismo tiempo se debe considerar una mejor capacitación de las personas, distribuir gratuitamente cubrebocas y apoyos a los mas necesitados (que se exponen al salir a procurar por su alimento), una mejor comunicación de la problemática (es obvio que no bastan los perifoneos o programas de radio o de otros medios) y, en el mediano y largo plazo, no seguir descuidando la educación y servicios de salud de calidad en todos los niveles. Sin crear conciencia a fondo y participación social, con la vigilancia y penalidades aplicadas, sin impunidad, todos perdemos. Un nuevo confinamiento, mas estricto, perjudica a todos y la recuperación será muchísimo mas difícil.
Imaginemos a un turista que llega al estado, con una prueba que demuestra que no tiene el virus, y al regresar a su país desarrolla síntomas. Consulta con un abogado y reúne las pruebas para demostrar que se infectó en nuestro estado, deciden hacer una demanda y publicarlo. El estado tendría que demostrar que se tomaron las decisiones correctas y además se vigiló la debida implementación de las mismas. No hacerlo sería desastroso para todos y por un buen tiempo. No tenemos que llegar a este extremo, necesitamos participar todos, con el liderazgo y vigilancia del estado para superar al COVID-19.