Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Laspersonas interesadas en temas políticos seguramente encontrarán en las elecciones de 2022 una diversidad de situaciones; algunas inéditas, otras mas repeticiones del pasado, pero para bien o para mal todas contribuyen de alguna forma en la construcción de la gobernanza de nuestra sociedad.
La tendencia actual en Quintana Roo ofrece al electorado la posibilidad de elegir entre partidos (PRI y MC), coaliciones (PRD-PAN-Confianza y MORENA-PT-PVEM-FxMQR) y candidaturas ciudadanas.
En cada elección parte de la ciudadanía enfatiza las malas acciones y decisiones del gobierno en turno, otra parte las defiende. Muy pocos presentan análisis y propuestas. Dependiendo de sus intereses, las candidaturas 2022 serán un reflejo de lo anterior y seguiremos corriendo el riesgo de que las campañas tengan poco, muy poco de propuestas y mucho, demasiado, de lodo contra los oponentes. ¿Y la voz de los ciudadanos? Habrá expresiones, propuestas, análisis, discusiones, pero ¿serán escuchadas, entendidas y atendidas debidamente?
La abundante experiencia de los procesos partidistas rara vez incluye escuchar a los ciudadados. La experiencia de las coaliciones, hasta ahora, señala que las voces que más se escuchan y atienden son de los representantes de las cúpulas de cada partido, tanto en la agenda como en la designación de actores en el aparato gubernamental. La experiencia con las candidaturas ciudadanas es muy poca, la percepción es que el sistema está hecho para que no avance esta figura.
Parece que todavía vivimos lo que en 1962 presentó en forma elocuente Robert Michels, en su obra “Los Partidos Políticos” (The Crowell-Collier Pub. Co.), analizando sociológicamente las tendencias de las democracias modernas y acuñando la frase “la ley de hierro de la oligarquía”. Michels desvela la necesidad de organización para avanzar ideas políticas, ya que es una forma eficaz para que la opinión de la sociedad sea escuchada. Pero una vez que se consolida la organización (partidos o coaliciones), se empieza a observar una separación entre representados y representantes, ambos construyen mundos diferentes y, en muchas ocasiones, distantes. Cuando se leen las noticias del “reparto del pastel” en un proceso electoral Michels resuena fuerte entre los estudiosos de política, no se escucha ni se atiende a la base.
La separación entre representantes y ciudadanos difícilmente será superado en el proceso electoral actual por ninguna de las opciones, partido, coalición o candidatos ciudadanos. ¿Qué hacer? Esta separación no debe ser aceptable. La historia demuestra que la gobernanza se deteriora en la medida que el gobierno se aleja de sus representados, incluyendo los de su propio partido o coalición, con el consecuente resultado de subdesarrollo como sociedad. Todos perdemos.
Una alternativa es crear organizaciones ciudadanas con personas afines en algún tema y posicionarse en el ámbito político para influir en políticas, programas, planes de desarrollo y, especialmente, en el nombramiento de las cabezas en el andamiaje de organización gubernamental. Así, los candidatos/as no tendrían otra opción más que escuchar, entender y atender esas voces. Pero se necesita reencontrarse con el verdadero significado del concepto. Su coptación, acompañado de corrupción, opacidad y la reducción drástica de niveles de calidad en todas las áreas de la estructura gubernamental, explica nuestro subdesarrollo. Pero, ¿qué otras opciones tenemos?
Es posible, ojalá, que la experiencia electoral 2022 conduzca a la creación de organizaciones ciudadanas que hagan valer su voz y, en el futuro cercano, sean los candidatos quienes busquen el respaldo de esas organizaciones para el éxito de su campaña.
La apuesta para un mejor futuro para todo el país, pasa por la ciudadanización del proceso electoral, sin que las organizaciones sociales que se consoliden caigan en la tentación de convertirse en partido político. De hacerlo, de acuerdo con Michels, perpetuaríamos el círculo vicioso que actualmente no nos permite un mejor desarrollo.
O innovamos o seguimos en el subdesarrollo.
Es cuanto.