Por Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
El Tren Maya ha pasado por varias etapas críticas; se aproxima una más que, a diferencia de las anteriores, puede marcar con más fuerza su éxito y trascendencia positiva para el futuro, o su fracaso en forma estrepitosa. Esta nueva etapa apenas está iniciando y debe ser visible.
Estamos en enero del 2022, a unos meses de las elecciones en Quintana Roo. En este momento las notas en medios impresos y electrónicos están más enfocados a los movimientos de los partidos, a los posibles candidatos, a las alianzas, incluso hablan del reparto del pastel. No hay prácticamente discusión o análisis del contexto, como si los responsables asumieran que los retos podrán ser atendidos sin mayor problema. Business as usual.
El proyecto del tren, como otros, necesariamente debe ser sostenible, y no solamente desde el punto de vista ambiental/ecológico; también debe serlo social, económica y políticamente. Ha habido algo de análisis sobre lo ambiental, social y económico. Sobre lo político la discusión se ha enfocado básicamente a las decisiones del gobierno federal más que al papel del gobierno local. El balance de esos 4 factores no debe descuidarse, el olvido o menosprecio a alguno de ellos o su desbalance condenaría negativamente la inversión de miles de millones de pesos.
En los diversos medios de comunicación, nacional y local, se puede identificar lo siguiente como contexto actual del Tren Maya en el estado y país.
-Falta menos de 3 años para que termine el actual gobierno federal.
-No es visible el avance del tren en Q. Roo.
-Estamos a poco más de 4 meses de elecciones en el estado.
-Las predicciones del PIB para 2022 lo ubican alrededor del 2% y hay alta probabilidad para que en 2023 siga la misma tendencia.
-Tenemos inflación de alrededor del 7% y no hay señal de una disminución drástica para 2022.
-El incremento de precios en todos los productos está poniendo nerviosos a toda la sociedad, tanto a los que reciben el apoyo del bienestar en cualquiera de sus formas, como para los que no lo tienen.
-La violencia, impunidad, corrupción, falta de aplicación expedita y transparente de justicia, no han sido atendidos en forma adecuada para toda la sociedad.
-Los micro, pequeños y medianos negocios enfrentan una burocracia y costos desalentadores; aumento en la deuda pública estatal; etc., etc…
El compromiso del gobierno federal, hasta ahora, es inaugurar el Tren Maya a finales de 2023. El tren encontrará un nuevo gobierno en Q. Roo y casi un año de operación antes del cambio en el gobierno federal, o menos si se atrasa la inauguración.
Mientras se mantenga el nivel actual de liderazgo de AMLO, es muy probable que el Tren Maya no decaiga, pero ¿y si no? ¿Y si gana otro partido o coalición la Presidencia? O bien, ¿y si gana Morena pero con una muy fuerte oposición? Vale la pena atender estas y otras preguntas.
Sin el liderazgo de AMLO solo quedaría el liderazgo local, que podría proyectarse a nivel regional, para aprovechar adecuadamente el tren. Pero tendría que haber una persona en el poder ejecutivo con capacidad, experiencia, visión y, no hay que olvidarlo, con un equipo del más alto nivel. Sin estos elementos, el Tren Maya corre el peligro de ser un enorme elefante blanco, y blanco de revanchas políticas.
En otras palabras, si no hay cuidado en el perfil, experiencia, formación, visión y equipo de trabajo en el próximo gobierno, todos perdemos, incluyendo AMLO. Entonces, las elecciones en Q. Roo no deben ser business as usual.
Es cuanto.