Francisco J. Rosado-May
fjrmay@hotmail.com
Quienes en México, y fuera de México pero que pueden votar aun, tenemos más de 40 años, hemos vivido muchas elecciones presidenciales y de otra naturaleza. Pero nunca se ha vivido un escenario como el que estamos pasando en esta temporada preelectoral.
Nunca como ahora se había visto cómo personas que perteneciendo a un partido y no fueron incluidos en un proceso de selección decidieron, así porque sí, cambiar de partido para contender por un cargo público. ¿Dónde está la supuesta convicción a lo que antes defendía de su partido pero que ahora va a tratar de combatir?
Nunca como ahora se había visto el enorme número de personas interesadas en ocupar un cargo de elección popular, pensando que, por intentarlo por medio del partido en el poder, incluyendo los pequeños con quienes se forma una alianza, tendrían posibilidad de ganar. ¿Qué les hace pensar que pueden ser los elegidos en un proceso interno?
Nunca como ahora se había visto a personas despotricando contra un proceso interno de su partido y que cambia su opinión en tan solo unas cuantas horas. ¿Dónde están sus principios, sus convicciones?
Nunca como ahora se había visto el abuso de la posibilidad de reelección en el cargo que ostentan, aun sabiendo que no podrían ser favorecidos nuevamente por los electores por su mal, o pésimo desempeño que ha tenido en el cargo. ¿Qué forma de pensamiento tienen que les permite afirmar que con la reelección si podrán cumplir con sus promesas?
Nunca como ahora se había visto una polarización demasiado temprana y profunda no solo entre los votantes sino entre la población en general, entre y dentro de familias, amistades, del grupo donde se labora, etc. ¿Qué problemas sicológicos subyacentes está en la población que se deja llevar por liderazgos que basan su desempeño en la polarización?
Nunca como ahora se había visto el uso de información incorrecta en uno y otro lado para atizar el divisionismo entre la población. ¿Ya no tenemos capacidad de análisis crítico y discreción de la información para filtrar lo bueno de lo malo? ¿Es ese el nivel educativo que tenemos?
Nunca como ahora habían aflorado enfrentamientos entre poderes, aumento en corrupción, chapulines brincando entre partidos y con mucha frecuencia cambiando de principios. ¿Los tuvieron alguna vez?
Nunca como ahora los comentarios sobre los grandes problemas que tenemos en México se han hecho tan visibles en medios internacionales. ¿Cuál es la imagen que estamos proyectando con tanta violencia y muertes, falta de respeto a derechos humanos, muy bajo nivel educativo, impunidad sin freno, deficiente impartición de justicia, altísima dependencia a subsidios de gobierno en el medio rural, etc. ¿Cómo podemos superarlo?
No obstante, ojalá solo estemos pasando por una etapa previa a un cambio cualitativo y cuantitativo en nuestro país. El sistema político que tenemos explica mucho de nuestros rezagos. Tal y como estamos ahora se puede estar formando caldo de cultivo para un mayor retroceso.
Si bien no es la fórmula mágica, se ha visto que en otros países la implementación de dos sencillas medidas puede aportar la certidumbre que necesitamos. Por un lado, debemos eliminar le tómbola y las encuestas para elegir candidatos por las elecciones primarias. Por otro lado, la elección presidencial y de gobernadores deberían tener una segunda vuelta. La idea es hacer más transparente los procesos de selección y elección.
Que puede ser costoso, posiblemente, pero es muchísimo más costoso mantener un sistema que no nos está sacando de la pobreza económica ni intelectual. Al contrario, es un sistema que por la forma de operación que tiene conforma círculos viciosos que fomentan la impunidad, se cubren unos a los otros, aunque eso signifique cambiar de partido o de valores de un momento a otro, permiten la corrupción y la violación de derechos tan elementales como la libre expresión, correcta y apegada a normatividad, que inhibe el desarrollo de la creatividad, y que conduce a una o varias generaciones a la mediocridad por no tener la formación académica que demanda el desarrollo mundial.
¿Se atreverá la próxima presidenta a promover un verdadero cambio?
Es cuanto.