Francisco J. Rosado May
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Hace no muchos años se hizo famosa una expresión que se atribuye a un político conspicuo, en esos entonces, Jesús Reyes Heroles. La frase es “en política la forma es fondo”.
No era necesario ser una persona con una capacidad de observación e investigación de alto nivel para concluir la importancia de la forma en las palabras, la organización, la foto, las acciones, y una lista grande de cómo se manifiesta la forma para entender el fondo de algo. Incluso hay gente que se dedica a estudiar los detalles de forma en cómo se conducen los políticos para hacer predicciones de fondo en política. Por ejemplo, cuando alguien está o no en gracia del jefe, cuando alguien aparece o no en la foto, cuando se sabe que habrá cambios en el gabinete, cuando se planifican cambios en leyes, y un largo etcétera.
Era sabido que en política se había forjado por muchos años la cultura del tlatoani, del jefe político, del número uno, del más alto nivel, del gran poder que tiene el jefe mayor, y que se transmitía a niveles inferiores. De hecho, dice la vox populi que parte del entrenamiento para llegar a altos niveles en política es saber aguantar vara y saber aplicar la vara. Así poco a poco se irá escalando hasta llegar a altos niveles. Si bien este entrenamiento puede implicar corrupción e impunidad, lo importante era “guardar las formas”.
El concepto de forma es fondo ha atraído la atención del campo de a técnica legislativa y legilingüística. Está el libro clásico de M. A. Rivera León y C. Martínez Fabián, publicado en 2015 por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, titulado “Cuando la forma es fondo” (https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4061/17.pdf).
Los autores señalan “En un estado caracterizado por la progresiva extensión del corpus legislativo y la proliferación cada día mayor de distintas leyes, la técnica legislativa se vuelve un tema central que repercute directamente en la seguridad jurídica de los ciudadanos. Luego entonces, debe cuidarse no solo la sustancia de la legislación sino también la forma de la legislación: en técnica legislativa la forma es fondo.”
Si bien la expresión “forma es fondo” es atribuida a un mexicano, el principio que esa frase contiene no conoce fronteras, se aplica a países y culturas sin distinción, aunque la interpretación puede tener matices precisamente por rasgos culturales. Pero el principio prevalece. Se puede decir que en países más desarrollados la forma es más cuidada o tiene diferentes niveles que en países menos desarrollados. Si bien la cultura es importante también lo es la educación y los valores que guían a las personas. No es difícil, al estudiar el tema, concluir que el concepto de forma y fondo marca a los líderes de países para ocupar el estatus de estadista o simplemente gobernante o incluso como tirano o dictador. Estadistas o dictadores, paradójicamente, provocan cambios en su gobierno, la pregunta es ¿qué cambio realmente necesita un pueblo y cómo debe lograrse? Los estadistas son cuidadosos de las formas.
De acuerdo con Wikipedia, el calificativo de estadista engloba o comprende asimismo a las personas que están por encima de las divisiones partidarias y de los sectores, en inquieta y creativa búsqueda del bien común y asumiendo plenamente sus propias responsabilidades. Charles de Gaulle diferencia claramente entre una persona de estado y un político común; el segundo no se plantea tantos interrogantes como el primero para cuidar la cohesión de un país.
Como decimos en México, a buen entendedor, pocas palabras.
Es cuanto.