Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
En Q. Roo los datos oficiales indican una disminución de casos de infección y muertes causados por el COVID-19. Estamos en color amarillo. ¿Ya superamos el reto? ¿Cómo lo hicimos?
En zonas urbanas y cabeceras municipales, aún se observa a la mayoría de la población usando cubrebocas, gel, guardando su distancia y preocupación por algún rebrote con el cambio de naranja a amarillo en el semáforo de salud pública.
En las zonas rurales, indígenas, desde hace al menos tres semanas, se observa algo muy diferente. Las actividades regulares comunitarias prácticamente no tienen cambios, no hay uso de cubrebocas ni el cuidado de la sana distancia; el trabajo en el campo o en el hogar, las reuniones sociales o deportivas transcurren sin observar las recomendaciones de prevención de contagio del COVID-19. ¿Cómo se explica esta conducta comunitaria, que contrasta con la de las zonas urbanas?
Las siguientes hipótesis pueden ofrecer algún grado de explicación por la conducta en las comunidades indígenas. Sin duda prevalece la percepción de que el problema del COVID-19 ya se superó. ¿Se habrá alcanzado la inmunidad de rebaño en esas comunidades y, de alguna forma, así lo perciben? Es una posibilidad, quizá los que podían ser afectados ya se han contagiado o fallecido.
A la hipótesis de que la pandemia requiere decisiones complejas para los cuales no estamos bien entrenados (La Jornada Maya 21/07/2020), se antepone el hecho de que las comunidades indígenas están bien entrenados en tomar decisiones ante situaciones de muy alta complejidad.
Hay otra hipótesis que explica la conducta de las comunidades en tiempos del COVID-19. Una vez que se entiende muy bien la problemática, hay la confianza de que pueden acceder a sus médicos tradicionales y abrevar de sus conocimientos para superar el reto. Esto asume que aún hay dichas personas con los conocimientos suficientemente buenos, eficaces, que gozan de la confianza de la gente, disponibles para la comunidad.
Si hay un sector en la economía altamente expuesto al COVID-19, es el de los taxistas. Si hay un municipio con fuerte impacto del COVID-19 en zona urbana, es el de Felipe Carrillo Puerto. Vale la pena saber que experiencias han tenido.
Taxistas agremiados al sindicato Francisco May, claramente afectados por COVID-19, reportan que acudieron a ver a un médico tradicional, conocido localmente como H’men, en la comunidad de Tixcacal Guardia, quien vive cerca de la iglesia tradicional, y fueron curados. Han sido varios casos de éxito, recuperación de la enfermedad, algunos graves, que se sabe, con tratamientos a base de plantas.
No se tienen los datos de cuántas personas en las diferentes comunidades, han acudido a los H’men locales en búsqueda de ayuda; tampoco se ha documentado el nivel de éxito. Mucho menos se ha descrito el procedimiento y las plantas que esos sabios locales usan. ¿Dónde están nuestros científicos relacionados con el tema? ¿Se considera o no importante esos conocimientos tradicionales?
Aún no es tarde, este es un llamado a las instituciones e investigadores para que fomenten el estudio de los saberes tradicionales, especialmente en tiempo de crisis. Tenemos respuestas y sabios locales, …..pero se están extinguiendo.
¿Será que, otra vez, estamos esperando que algún extranjero lo haga y patente esos saberes?
Con agradecimientos a MERM por la información proporcionada.