Por Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Sabemos, con buen nivel de confianza, que el Coronavirus llegó a México a través de personas que habían estado en el extranjero; es decir, personas con cierta solvencia económica. También sabemos que las infecciones hoy incluyen a personas de diferentes edades, niveles socioeconómicos, diferentes climas; el virus no discrimina. Por los reportes, de distintas fuentes, estamos seguros hoy que el grupo social considerado como pobre es el mas vulnerable, no solo por que viven al día, sino porque no tienen los servicios necesarios para enfrentar la cuarentena; por eso, en buena medida, es indispensable la intervención del gobierno para ofrecer toda la ayuda posible. Y que bueno que lo está haciendo.
Pero, como sucedió con el virus AH1N1 y las demás epidemias que han afectado a México, no tenemos información suficiente para conocer mucho mejor el impacto por grupos sociales, de forma tal que las decisiones están siendo genéricas. Hay que reconocer que hemos fallado en la generación y sistematización oportuna de información para poder enfrentar el enorme reto de la pandemia para ser mucho mas eficaces en las medidas de prevención, contención, atención y recuperación de la salud, incluyendo la social y económica.
Algunas preguntas para complicar la anterior afirmación son: ¿Tenemos información fidedigna sobre la población indígena, sus condiciones de vida y las bases culturales que permitan diseñar política pública eficaz ante situaciones como la que hoy vivimos? ¿O solamente se cree o se confía en la percepción, sin datos verificables, o de plano no se necesitan porque se piensa que se puede diseñar política pública genérica? Los tomadores de decisiones, especialmente las políticas, están inermes ante la falta de información suficiente y confiable, por lo que solamente pueden acudir a decisiones genéricas, confiando en que eventualmente habrá buenos resultados. Pero aún teniendo buenas decisiones genéricas, al momento de aplicarlas las personas a nivel de territorio también tendrían que tomar decisiones sobre como aplicar esas medidas.
Si la población en Quintana Roo tiene mas del 44% de indígenas, lo lógico sería pensar en estrategias de comunicación para la eficaz prevención, contención, atención y recuperación. Sin embargo, hoy se puede observar, al menos, dos tendencias. Una es la creación y difusión de mensajes en Maya, enfocadas a medidas de prevención de contagio. Plausible pero no suficiente. La otra es el incremento de noticias que ojalá no desemboquen en otra situación mas difícil, toda vez que ya hay oficialmente un contagio confirmado en Felipe Carrillo Puerto. Interesante notar que los municipios con el mayor porcentaje de población indígena están siendo los últimos en formar parte del registro oficial de personas infectadas.
Antes de la verificación del primer caso oficialmente reconocido en FCP, varios medios hicieron del conocimiento público situaciones que reflejan mucha preocupación, y posiblemente muy cerca del pánico, en algunas comunidades Mayas de Quintana Roo. ¿Qué pasaría si aumentan los casos positivos en municipios indígenas?
En el municipio de Lázaro Cárdenas, se reportaron acciones de prevención sanitaria, incluyendo bloqueos de carreteras, filtros o situaciones que guardan las casas de la salud, en San Ángel, Nuevo Xcan, La Esperanza, El Naranjal. En San Ángel se ha reportado tensión entre las autoridades municipales y la comunidad por malos entendidos. En el municipio de José María Morelos se informó sobre la poca disponibilidad de agua en diferentes comunidades. En el Municipio de Felipe Carrillo Puerto se informó sobre los “filtros” en las entradas a la ciudad, el desempleo por los despidos en las zonas turísticas, la protesta de varios ciudadanos por obligar el pago por el uso forzado del libramiento para ingresar a su comunidad. También en Felipe Carrillo Puerto ya se habla de varias comunidades discutiendo la necesidad de cerrar el libre ingreso a sus comunidades, Polyuc, Chunhuhub y Noh Bec han tomado las primeras medidas.
No hay duda, está claro que debemos parar los contagios, que debemos tomar medidas de prevención, que debemos establecer planes de contingencia y que debemos prepararnos para salir adelante y, con base en el aprendizaje, mejorar nuestras condiciones. Pero para ello se necesita una comunicación eficaz que tome en cuenta los elementos culturales, en este caso de la población Maya. Presento una propuestas, sujetas a mejoría o su ampliación, ojalá sean escuchadas.
El sentido de comunidad y gregarismo que impera en los pueblos Mayas no debe ser visto como una limitante sino como una fortaleza. Hay que generar información que permita crear conciencia de esto y así evitar mas contagios.
En las comunidades hay liderazgo formal y liderazgo natural. Muy posiblemente se conoce quien tiene cada uno de esos tipos de liderazgo, ¿Porqué no capacitarlos para que ejerzan su liderazgo en el proceso de prevención, contención, atención y recuperación? Se necesitará de personal capacitado para capacitar, hacerlo en la misma comunidad y en su propia lengua. ¿Porqué no ha estado activo el Gran Consejo Maya en el centro del estado o el Supremo Consejo Maya en el norte? ¿Tenemos una base de datos de líderes naturales como las parteras o los X’men o los hierbateros? Muy posiblemente no, ¡Cuánto ayudaría si lo tuviéramos!
Si bien los videos y mensajes de voz ayudan, la transmisión de la información en las comunidades es principalmente de persona a persona. La información adquiere notoriedad y atención con base en quien lo dice, independientemente de la naturaleza de la misma. El reto es contrarrestar la mala información, la tendenciosa, o la que podría evitar la diseminación del contagio. ¿Sabemos quien o quienes son comunicadores eficaces en los pueblos?
Hay que tener cuidado con las palabras, tanto en los videos, mensajes de voz como en los posibles talleres o reuniones comunitarias. ¿Tenemos un catálogo de palabras útiles, que tengan resonancia en la cultura y por ende mejor entendimiento de su significado? ¿O solamente decimos la palabra en español con tonada Maya o se inventa una palabra en Maya sin una análisis epistemológico cultural? Recordemos que en Maya no existe la palabra virus, mucho menos Coronavirus o Covid-19. Hay que explicar que es y como afecta a la salud usando palabras y conceptos Mayas, no occidentales. ¿Se ha hecho investigación sólida al respecto?
¿Tenemos una base de datos de las personas que mas necesitan la enorme ayuda que ha ofrecido el gobierno estatal y el federal? No estoy seguro, pero si la repartición de la ayuda sigue los mismos criterios que los que se usan para fines políticos, ¡tenemos un enorme problema adicional al Coronavirus!
Para el diseño de política pública, en la etapa de recuperación, no olvidemos que los conceptos de mercado, cadena del valor, competencia, plan de negocios, por ejemplo, NO existen ni en la lengua ni en la cultura Maya. Lo que SÍ existe sería el equivalente a cooperación, coexistencia, trueque, redes de valor, toma de decisiones horizontal. La aplicación de estos conceptos, mas apegados a la cultura, requiere habilidades que no están presentes actualmente en la política pública pero que sí existe información que puede ser útil en el proceso, indispensable, de recuperación social y económica.
No podemos quedarnos solamente en la etapa de queja y petición de ayuda, y menos bajo el argumento de la deuda histórica. Necesitamos cambiar para inducir el cambio que la situación exige. Es ahora o hasta quien sabe cuantos años más.