Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
La comunidad académica mexicana se enteró el pasado 12 de septiembre del fallecimiento del Dr. Alfonso Larqué Saavedra, uno de los grandes científicos que México ha aportado al mundo.
El Dr. Larqué fue director del Centro de Estudios Científicos de Yucatán de 1998 a 2008, con una trayectoria de más de 40 años, sus principales y más citadas aportaciones fueron en el campo de la fisiología vegetal. De acuerdo con el CICY, ejemplos de su productividad académica son los más de 130 artículos científicos, así como la edición y compilación de 19 libros, 4 patentes, 3 títulos de registro de marca y 4 desarrollos tecnológicos en el campo de la bioproductividad. Google Scholar, que reporta uno de los índices de impacto académico más importantes en el mundo, registra para el Dr. Larqué 4,844 citas de sus productos académicos, con un índice h de 31 y un índice i10 de 82. Sus trabajos, como líder de proyecto o colaborador, más citados versan sobre el entendimiento del papel de los estomas en la fotosíntesis y el papel del ácido acetil salicílico en el crecimiento de raíces y en la respiración de las plantas.
Los estomas son como los poros de las hojas, ubicadas en la epidermis de la parte de abajo. Las células de los estomas participan en la fotosíntesis y en la respiración de las plantas. A través de ellos se lleva a cabo el intercambio gaseoso, el bióxido de carbono entra y el oxígeno sale. El ácido acetil salicílico es un componente químico presente en la naturaleza, se aisló de la corteza del árbol de sauce por primera vez y es el ingrediente activo de la aspirina. El ácido salicílico participa en la regulación del crecimiento de las plantas y facilita la expresión de genes que les permiten la resistencia contra virus bacterias y hongos.
Con las credenciales académicas de las más importantes en México y el mundo, el Dr. Larqué era una persona amable, sencilla y presto para dar sabios consejos. Lo mismo aceptaba ser conferencista magistral en eventos académicos del más alto nivel en el mundo como acercarse a universidades como la UIMQRoo y compartir sus conocimientos.
Entre las aportaciones del Dr. Larqué menos conocidas están sus estudios sobre biotecnología prehispánica. En 2016 la Revista Fitotecnia Mexicana, vol. 9, núm. 2, publicó uno de los trabajos que el Dr. presentaba en cada oportunidad que se ofrecía. La definición por parte del Convenio de la Diversidad Biológica de la ONU, 1992, y la LGEEPA de 2013, la biotecnología es “toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos, así como sus derivados para la creación o modificación de productos y procesos para uso específico”. Con este sustento, el Dr. identificó 7 biotecnologías que desarrollaron los pueblos prehispánicos como los Mayas:
La enzima papaína; nixtamalización; fermentación; obtención, conservación y uso de pigmentos colorantes; proceso de curtiduría de pieles de animales; obtención y manejo de polímeros elásticos como el chicle y el hule; curado y secado de hojas de tabaco. Todas y cada una de estas tecnologías las explica el Dr. con principios científicos.
Con estas bases el Dr. nos invita no solo a re-conocer, re-apreciar y respetar los conocimientos ancestrales, sino que muestra que el nivel de pensamiento, aprendizaje, construcción y transmisión de conocimiento fueron altamente sofisticados. Así, con la misma forma de abordaje del conocimiento, podemos abordar temas de biotecnología relacionados con la salud, alimentación, cosmetología, etc., prehispánicos.
También, señala el Dr., sería interesante comparar lo que hoy incorpora México al conocimiento tecnológico con la calidad y profundidad de conocimiento que demostraron e hicieron nuestros antepasados. Ojalá que una de las conclusiones no sea la revelación de que no destacamos en el mundo, sino que re-descubramos el potencial que tenemos al re-conocer, re-apreciar y potencializar las formas locales de aprendizaje y construcción de conocimiento.
Gracias, muchas gracias, Dr. Larqué.
Es Cuanto.