Francisco J. Rosado May
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Como cada año el 21 de febrero pasado se celebró el Día Internacional de la Lengua Materna, Proclamado por la UNESCO en noviembre de 1999 y ratificado por la Asamblea General de la ONU el 16 de mayo de 2007, diferentes países llevan a cabo la celebración con el propósito de sensibilizar al público en general sobre temas de interés como derechos humanos, desarrollo sostenible, salud, entre otros, y su relación con las lenguas locales. De hecho, del 2022 al 2032 es considerado por la ONU como el Decenio de las Lenguas Indígenas.
Hay varias razones establecidas por organismos internacionales para que los gobiernos pongan interés en promover el uso de las lenguas locales. Hay datos que señalan que cerca del 40% de la población mundial carece de acceso a educación en su lengua originaria, en algunas regiones esta cifra se eleva al 90%. También diversos estudios han demostrado que usar la lengua materna permite mejores niveles de aprendizaje, fomenta la autoestima y permite el aprendizaje intergeneracional y a preservación de la cultura.
Otra razón muy importante es que, de las 7 mil lenguas originarias en el planeta, al menos el 43% está en peligro de extinción. Al extinguirse una lengua también desaparecen memorias, modalidades únicas de creación de conocimiento, tradiciones, conocimiento de los recursos naturales, etc.
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México es un país plurilingüe y pluricultural, donde conviven 69 lenguas nacionales, con unas 362 variantes. Con una población de cerca de 30 millones que se auto adscriben como indígenas, se estima que unos 7.5 millones aún hablamos alguna lengua originaria, de los cuales más del 51% son mujeres.
Una vez más, la fecha hará propicia la ocasión de acciones políticas convencionales como el anuncio de traducciones del español al Maya de libros, de canciones, de poemas, candidaturas de indígenas rechazados por colectivos por suplantación, entre otros. Nada que no se haya intentado antes, que, igual, no tendrá impacto positivo en la preservación de la lengua. Una búsqueda en Google arroja noticias e investigaciones que señalan que la lengua Maya yucateca está en peligro de extinción. Entonces, ¿dónde está el error en política pública que debería resultar en la conservación de la lengua?
El fracaso en la conservación de la lengua Maya es que las acciones solo arañan la superficie de la problemática. ¿Cuál es la lógica de traducir libros al maya si no hay hábitos de lectura ni enseñanza de lectura en Maya? ¿Cuál es la lógica de impulsar curso en Maya si lo que se hace es memorizar palabras?
Falta, y mucho, explorar la epistemología de la lengua Maya, conocer las raíces de las palabras, entender la lógica detrás de palabras y conceptos, elevar el aprendizaje a nivel de análisis, no de memorización, en Maya. Hace mucho daño al idioma usar palabras Mayas que tienen como origen el español. Por ejemplo, la expresión buenos días no existe en Maya, pero se insiste en enseñar la palabra ma’alob k’iin. En español, por regla, se usa m antes de la p, pero no en Maya. El nombre del pueblo de Chunpon debe ser con n, no con m como está en los letreros públicos, porque chun en Maya significa tronco, y se escribe con n.
El punto se ha establecido, solo falta esperar políticas públicas y su implementación con más inteligencia. Al faltar la epistemología en la conservación del Maya, se acelera su extinción y con ello las formidables formas de construcción de conocimiento que hicieron gigantes a los Mayas en el mundo. ¿De qué sirve que se hable Maya si no se sabe entender lo que está detrás de las palabras?
Es cuanto.