Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Del 1 al 12 de noviembre, Glasgow, Escocia, es la sede de la 26ª Conferencia de las Partes (COP26 en inglés), como parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Los medios impresos, digitales y redes sociales estarán ofreciendo páginas y páginas de información en todo el mundo. El objetivo es lograr que los países cumplan con reducir las emisiones de las fuentes que provocan el calentamiento global, en tiempo y forma. Tarea absolutamente nada fácil, …pero la alternativa es perder-perder. ¿Porqué la urgencia?
Para responder la pregunta es indispensable un contexto; revisemos un recuento de las transiciones que nuestro planeta ha tenido.
La Tierra, como conocemos a nuestro planeta, tomó la forma como la conocemos hoy hace 4,600 millones de años. La ciencia reconoce las siguientes eras, los años son aproximados:
Arcaico, inicia hace 4,600 millones de años.
Proterozoico, inicia hace 2,500 millones de años.
Paleozoico, inicia hace 542 millones de años.
Mesozoico, inicia hace 225 millones de años.
Cenozoico, inicia hace 65 millones de años y aún no se reporta una nueva era.
El Cenozoico de divide en periodos: Paleoceno, Eoceno, Oligoceno, Mioceno, Plioceno, Pleistoceno, Holoceno y, recientemente, el Antropoceno, que corresponde a nuestro tiempo.
De acuerdo con investigaciones recientes el ser humano apareció hace unos 10 millones de años, en el mioceno; mientras que el que conocemos hoy (Homo sapiens-sapiens) apareció hace unos 120 mil años, en la parte mas reciente del pleistoceno.
No fue sino hasta hace 10 mil años, en el holoceno, en que el ser humano logró producir alimentos y empezó a ser sedentario. En este periodo la temperatura tuvo un equilibrio en su fluctuación, el contorno de los continentes e islas ya no sufrió cambios importantes, la fauna y flora logró alcanzar cierto equilibrio dinámico. En todo el holoceno la variación de temperatura promedio mundial fue alrededor de 1oC, muy equilibrada. Los millones de años anteriores fueron testigos de cambios de temperatura promedio mundial que oscilaban a más de 10oC.
En 2020 la temperatura promedio mundial fue de 15oC. Dependiendo del punto geográfico este valor es entre 1.2 y 0.1 mayor o menor que el promedio observado en los años pre-industriales (1850-1900); o sea antes de la revolución industrial.
Si con estos valores, relativamente bajos de incremento de temperatura promedio mundial, hemos sido testigos de catástrofes ambientales (incendios, sequías, inundaciones, migración humana, pérdida de biodiversidad, derretimiento del hielo polar, etc.), imaginemos lo que sucedería al no tomar medidas para detener el calentamiento global; ciudades costeras pueden desaparecer, hambruna, revuelta social, etc. De acuerdo con la mayoría de los modelos de predicción, el número mágico es 1.5oC de incremento máximo de temperatura promedio mundial para evitar un colapso global. Para no rebasar ese valor URGE tomar medidas en todo el mundo, globales y locales. Ojalá se logren acuerdos en Glasgow y, sobre todo, cumplir con ellos: reducir emisiones de gases, reforestar, cambiar sistemas alimentarios, aprender del conocimiento indígena tradicional, etc.
En el Antropoceno, con tan solo poco más de 100 años, la actividad humana ha trastocado significativamente su propio entorno; destaca la gigantesca emisión de Carbono a la atmósfera, junto con otros gases, creando así el efecto invernadero. El calor entra en nuestro planeta, pero no se disipa, se queda dentro de la biósfera causando incremento en la temperatura promedio mundial. Este aumento favorece el desquiciamiento en el clima, incendios, pérdida de biodiversidad, etc. A través de COP tenemos la posibilidad de acordar y vigilar acciones que conduzcan a lograr un mejor equilibrio ambiental, sin ello la alternativa conducirá a la humanidad a fronteras desconocidas y dañinas.
Si pensamos en el símil de un reloj la historia de nuestro planeta, el Holoceno representa una fracción de segundo, el Antropoceno mucho menos que eso. Las decisiones y acciones en esta fracción ínfima de tiempo apostamos como humanidad a ganar-ganar o a perder-perder.
Es cuanto.