Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
“Reducción al uso de combustibles fósiles será progresiva, acuerdan en COP26” (La Jornada, 14-11-2021)
“La cumbre del clima se cierra con un mensaje descafeinado contra el carbón y los combustibles fósiles” (El País, 13-11-2021).
“Que pasó en COP26 el jueves: la carrera por un acuerdo sobre el clima, mientras el reloj no se detiene” (NY Times, actualizado 13-11-2021)
“COP26: Tras acuerdo en Glasgow, científicos advierten que es necesario actuar lo más rápido posible” (AFP, 14-11-2021)
“Ecologistas consideran el acuerdo de la COP26 ‘demasiado pobre’ en ambición (Forbes México, 13-11-2021)
“Cambio climático: la mayor delegación en la cumbre de la COP26 es de la industria de los combustibles fósiles” (BBC 8-11-2021)
“Basta ‘al negocio de la COP26’ claman los pueblos indígenas” (La Jornada, 3-11-2021)
“Con el agua hasta las rodillas, ministro de Tuvalu hace denuncia ante COP26” (El Financiero, 8-11-2021)
COP-26 llegó a su fin. Medios de todo el mundo informaron que el documento final no tuvo la resolución esperada, especialmente con respecto a una reducción mayor al uso de combustibles fósiles y emisiones de carbono a la atmósfera.
Era de esperarse, el tema es muy, pero muy complejo. Por un lado, están las poderosas empresas transnacionales y países que diseñan su economía en combustibles fósiles, que han invertido y planeado retornos de ingreso con base en sistemas de abasto, organización y funcionamiento que descansan en esos combustibles. Por otro lado, están las sociedades y países que no solo no tienen los recursos para desarrollarse, ni con combustibles fósiles ni renovables, sino que además tienen problemas derivados del cambio climático: hambruna, migración, desertificación, incendios, invasión del mar (caso de Tuvalu, cuyo ministro de relaciones exteriores, Simon Kofe, dio su discurso ante COP con el agua hasta las rodillas; esta isla podría desaparecerá finales de siglo con la tendencia actual de calentamiento global), etc.
Aunque su narrativa descansa en la conservación del ambiente, la declaración final de COP26 da la impresión de que prevalecieron los criterios económicos sobre los argumentos que presentaron científicos y organizaciones de la sociedad civil, especialmente indígenas,
La misma tendencia se apreció en la Cumbre de Sistemas Alimentarios, tan solo hace unas semanas. Los intereses económicos de las transnacionales siguen guiando el rediseño de sistemas producción, manejo, distribución de alimentos y política pública, aunque ahora con narrativa ambientalista; como ejemplo está el proyecto “Innovación agrícola, misión para el clima” (AIMforCLIMATE, en inglés), impulsado por los Estados Unidos, con el apoyo de 34 países, incluyendo México, y organizaciones como Bill Gates Foundation, Syngenta, PepsiCo, Henri Ford, Bayer y otras 44 adicionales (https://www.aimforclimate.org/#partners).
Claramente hay polarización, y seguirá creciendo. Por un lado, los poderosos intereses económicos de países y transnacionales; por el otro lado están los países y sociedades en desarrollo que han sufrido de extracción indiscriminada de sus recursos naturales y culturales.
Solo queda esperar que la suma de contradicciones en el escenario antes planteado encuentre, a tiempo, liderazgo social y verdaderos estadistas gobernando países que encuentren mecanismos de acercamiento eficaz entre las partes, antes de llegar al punto donde todos perdemos nuestro hogar. Educación de calidad y conciencia al momento de depositar el voto, son indispensables hoy más que nunca.
Es cuanto.