Francisco J. Rosado-May
fjrmay@hotmail.com
Ya estamos en 2023, año en el que inicia la percepción ciudadana del desempeño de un nuevo gobierno.
Y no será fácil, con una deuda pública que diversos medios dieron a conocer. De acuerdo con un documento publicado el 12 de septiembre de 2022 por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la LXV Legislatura, en términos de deuda per cápita (aquella adquirida por el gobierno estatal y aprobada por el congreso local), cinco entidades federativas presentan más de dos veces más alto el promedio subnacional, que es de 4,657.6 pesos. Entre ellos está Quintana Roo. Es decir, cada ciudadano quintanarroense “debe” 12,280.6 pesos.
Por otro lado, de acuerdo con el comunicado del INEGI, 727/21 del 9 de diciembre de 2021, después de analizar los datos del censo 2020, Q. Roo aporta solamente el 1.3% del total del PIB del país; no pintamos en la economía nacional.
Además, de acuerdo con el informe de pobreza y evaluación 2020 del Coneval, en Q. Roo se detecta un 56% de la población en pobreza total, un 15% en pobreza extrema y un 26% con carencia en acceso a alimentación. La población fija del estado ronda los 1.9 millones de habitantes, mientras que la población flotante puede alcanzar los 15 millones.
Es cierto, no estamos en 2020; sin embargo, los datos no se han movido mucho.
Es obvio que el nuevo gobierno tiene retos enormes. No solamente debe combatir la pobreza sino hacerlo pensando en que debe haber crecimiento económico, pero en el marco de acuerdos internacionales recién generados, destacando el combate al cambio climático, la pérdida de biodiversidad; y además con las tazas de inmigración y migración al alza, la inseguridad pública y, sin faltar, casos de corrupción, impunidad y violaciones a derechos humanos, el margen de maniobra tiene que ser con inteligencia.
Es como si el nuevo gobierno se hubiera sacado la rifa del tigre; es decir aparentemente el evento afortunado de ganar las elecciones escondió un tremendo peligro o gran dificultad.
Los datos antes señalados no son el resultado del actual gobierno, pero le toca atenderlo y hacerlo de la mejor forma posible. El nuevo gobierno va a requerir de echar mano de toda la experiencia posible, innovar, evitar caer en los mismos errores, crear condiciones e instancias que permitan aprovechar las fortalezas y combatir debilidades. Va a necesitar de mucha política para sumar sin restar, evitar conflictos y divisiones. El gobierno debe crear condiciones para la participación proactiva de todos los sectores de la sociedad, el tamaño del paquete es demasiado grande para que solamente el gobierno lo atienda. No incorporar los diferentes sectores, cuidando formas y fondo, podría conducirnos a escenarios de perder-perder, lo cual tendría una consecuencia muy marcada en las elecciones de 2024.
¿Qué nuevos programas y arreglo institucional propugnará el nuevo gobierno? Para la ciudadanía, es a partir de 2023, con toda la inercia que implica los años anteriores que dejó las condiciones antes descritas, el gobierno actual y no el anterior es quien tiene la responsabilidad de resolver los problemas y construir un mejor futuro para el estado y sus habitantes.
En otras palabras, bajo las condiciones actuales de Q. Roo, la mejor política es no es hacer la misma política de siempre, ni tener en los cargos públicos a políticos incapaces o con mala formación.
Aunque un poco tarde, van mis mejores deseos para ustedes, queridos lectores, y sus seres queridos en este 2023
Es cuanto