Por Guadalupe Villarreal/ Noticaribe Peninsular
CANCÚN.- Ellos son dos niños con polidactilia y problemas en el corazón, pero siempre acompañados de su madre y su abuela, que hace que esta familia este muy unida, pese a que se encuentran a punto de perderlo todo por la falta de trabajo a consecuencia de la pandemia del COVID-19.
El señor Humberto Chan, sale todos los días a tocar puertas a fundaciones para pedir ayuda que ayude a qué sus dos nietos reciban operaciones, sin embargo, reconoce que siempre regresa con las manos vacías.
Se trata de Reina Zapoteco de 2 años que nació con 24 deditos en total y Gabriel Zapoteco de 4 años que vive con 22 deditos y con un trastorno genético en su testiculo.
La polidactilia es un transtorno genético donde un humano nace con más dedos en la mano o en el pie de los que les corresponde.
Cabe destacar que, las operaciones ascienden arriba de los 20 mil pesos más aparte las consultas con el cardiólogo, y el pediatra de ambos niños.
“Es una cantidad que ni en sueños me imagino poder tener, más en estos tiempos que el trabajo es escaso” comentó el abuelo el cual es el único que trabaja como seguridad privada.
Ellos son muy pequeñitos para poder entender la razón de su padecimiento, pero además se enfrentan a la dureza de otros.
Nos relata su familia que ya empiezan a sufrir de bullying por parte de otros niños e incluso burlas por personas adultas.
Y es el mismo Gabrielito el que intenta ocultar sus dedos extras de los pies usando zapatos mucho más grandes para que no les lastime, sin embargo eso lo sigue volviendo blanco fácil para las burlas por lo que a veces no quiere salir a realizar ninguna actividad, excluyéndose totalmente de actividades propias de su edad.
Pero a diferencia de Gabriel que solo tiene dedos extras en los pies, su hermanita Reina también nació con este padecimiento pero en manos y pies.
Ante esto, hay familias y personas que han ayudado con algunas cosas a la familia, empero la atención médica aún no llega.
Con voz quebrada y con ojos llorosos, a través de Noticaribe Peninsular, el abuelo suplica por la atención médica: “yo estoy agradecido de que nos hayan ayudado con algunas despensas y ropita para Gabriel, de verdad que lo estoy, pero lo que de verdad queremos es que nos ayuden a llegar a fundaciones para que los niños sean operados, eso es lo que más nos importa”.
Actualmente son ocho personas las que viven bajo del mismo techo, siendo don Humberto el único en la familia con trabajo, ya que los demás fueron despedidos de sus empleos por la pandemia del COVID-19.
Y en la que tienen que distribuir bien los 3 mil pesos que gana quincenal para comidas, pagos de luz, agua y la renta que son de 2 mil pesos, con todo esto, la familia no logra ahorrar para que el menor sea atendido.
En múltiples ocasiones han organizado pequeñas ventas y trabajos exprés desde casa, para reunir fondos, pero ni así es suficiente.
Comentaron que acudieron al DIF Municipal para pedir ayuda, pero que sólo les ofrecieron una asesoría.
También fueron engañados por una fundación que le pidió datos de la familia y los niños pero que jamás volvieron a recibir una respuesta.
Mientras tanto, la familia seguirá tocando puertas hasta encontrar alguien que los pueda ayudar a cubrir las operaciones y consultas que los niños necesitan