Francisco Javier Robles/NOTICARIBE PENINSULAR
CANCÚN.- No hay quién los visite en estas fechas especialmente dedicadas a ellos, pues tuvieron la desdicha de perder la vida en avenidas y carreteras, en trágicos acontecimientos.
Constantemente nos encontramos en la calle y autopistas con pequeñas criptas de personas que dejaron este mundo de manera fortuita e inesperada.
Niños y adultos, hombres y mujeres que fallecieron en fatales accidentes de tránsito, desde atropellados por automóviles hasta víctimas de “carreterazos”.
“Son espíritus que en su mayoría no consiguen su descanso eterno. Una, por la manera dramática en la que murieron; otra, porque están abandonados, nadie los visita, nadie les trae una veladora, una flor. Es por eso que espantan y hacen maldades a la gente, porque no logran descansar”, consideró doña Rebeca.
Después de ocupar las primeras planas de periódicos de nota roja o sensacionalistas, sólo quedaron sus recuerdos en camellones y a la orilla de las vialidades que algún día atestiguaron sus últimos suspiros.