Hugo Martoccia
El poder parece haber comenzado a contaminar la relación entre MORENA y el Partido Verde. Así expresada, la situación no es distinta a la que pudiera ocurrir en cualquier alianza política, sometida siempre a tensiones y conflictos. El problema, en este caso, es que el principal campo de batalla es Cancún, con todo lo que eso significa para la política y la gobernabilidad en el estado.
Es común escuchar, en las distintas oficinas públicas del municipio, duras acusaciones entre un partido y otro. Dónde MORENA tiene el control, se trabaja con una agenda propia. Donde lo tiene el Verde, se trabaja con la idea de que Cancún ya es propiedad política de ese partido.
En el partido de Jorge Emilio González Martínez sienten que la llegada de Ana Paty Peralta a la presidencia municipal es la señal definitiva de esa nueva realidad. De hecho, creen que la reelección o no de Ana Paty es casi un asunto interno de ellos.
En MORENA, por supuesto, dicen que el Verde no puede aspirar a esa posición, porque no le corresponde. Los verdes responden que son dueños de 4 de cada 10 votos de la coalición, y que son la segunda fuerza política en el estado. La sola mención de esos números, que son inapelables, hace que la tensión llegue a niveles casi insostenibles. Nadie olvida aun cómo hizo el Verde para hacerse con 122 mil votos en el estado.
Y a ese clima de tensión hay que sumarle los nombres propios. La alcaldesa Ana Paty se considera con derecho a buscar la reelección, mientras MORENA, que tiene los votos, no encuentra quien le haga sombra. La diputada federal morenista Anahí González ha decidido que sólo le interesa ganar esa candidatura en el escritorio, no en el territorio. Sin embargo, si no lo logra, se “conformaría” con ser candidata a senadora en 2024. MORENA ya tiene sus castas.
Podría haber un cambio de género en la candidatura, pero tampoco eso tranquiliza mucho las aguas. Ambos partidos cuentan con nombres para presentar, y la guerra continuaría exactamente igual.
Y como si todo esto no fuera suficiente, reapareció en el escenario electoral de Cancún la senadora Marybel Villegas, que esta vez está decidida a ser candidata, de una forma u otra.
LAS DECISIONES DE MARA
En los últimos días, desde el entorno de la gobernadora Mara Lezama se inició una gestión para apaciguar la situación. El primer paso es frenar la escalada entre su propio equipo y el de Ana Paty, desde donde fluyen todo tipo de desconfianzas mutuas.
La gobernadora dejó siempre en claro que el gobierno de Cancún le pertenecía, porque ella lo ganó en 2021. Ha llevado esa convicción hasta el límite; las principales oficinas del Ayuntamiento son ocupadas por gente de ella. Por ejemplo, no soltó nunca (ni soltará) las finanzas municipales.
Esa decisión de Mara de mantener el control no gustó mucho entre algunos verdes. En privado, Ana Paty se queja de que está condicionada para gobernar. En el marismo duro dicen que en vez de quejarse debe aprovechar una posición que es un privilegio político. Así de tensas están las cosas.
Lo cierto es que la gobernadora no piensa ceder ni un centímetro. Entonces, el punto intermedio es tratar de acercar a Ana Paty a la agenda de Mara, e incluirla, aunque más no sea de un modo lateral, en su proyecto.
No es una tarea fácil, pero parece el único camino lógico. Una abierta confrontación con la gobernadora sería un suicidio político para Ana Paty. Y para Mara no es una buena noticia cualquier inestabilidad política en Cancún.
Un dato extra: el Verde se ha dividido en dos grupos bien marcados, casi generacionales, los jóvenes y los antiguos, y Mara se lleva mucho mejor con los primeros que con los segundos.
LA CALLE
Pero el problema no es sólo en oficinas de gobierno, va mucho más allá. En el morenismo de base dicen que es imposible que en 2024 puedan votar a un candidato del Verde. Una cosa es entregar algunos distritos, y otra muy distinta es darle la presidencia municipal al Verde, aseguran.
En el Verde reviran, y dicen que son los únicos en la alianza de la 4T que tienen alguna forma de organización electoral funcionando. Para ellos, MORENA es sólo lopezobradorismo; o sea, una gigantesca masa de votos espontáneos que se movilizarán a donde el Presidente los necesite. Y quizá en Cancún los necesite para que gane un verde ecologista.
También, dicen, los espacios que le tocan al Verde (entre ellos, aseguran, Cancún, Solidaridad y Cozumel) se negocian en otros niveles. En MORENA responden que una imposición así sólo llevaría a la rebelión de las bases, y a un posible quiebre de facto de la alianza.
EL FACTOR MARYBEL
En ese escenario confuso, Marybel Villegas decidió empezar a transitar su propio camino. Volvió, de manera paralela, al Senado y a las calles de Cancún. En la Ciudad de México tendrá una agenda amplia, pero le dará un espacio importante a lo local. En el territorio, hará trabajo social.
Marybel entiende que su situación es hoy mejor que en 2021 y 2022, cuando quiso competir por Cancún y por la gubernatura. Ahora, por ejemplo, la rival no es Mara, y no hay nadie con los números y el respaldo político que la gobernadora tenía.
La senadora considera que está arriba en cualquier encuesta que se haga dentro y fuera de MORENA. Y dice que el escenario electoral de 2024 será muy diferente a los que hemos visto en los últimos años. En palabras sencillas, está convencida que si MORENA no le da la candidatura, ésta recaerá en alguien del Verde, y se podría hasta perder Cancún.
Esa visión la comparten desde otros partidos. En uno de los grupos políticos que se aliaron para quedarse con el PAN estatal, por ejemplo, ven con buenos ojos a Marybel. En Movimiento Ciudadano no van a cerrarle las puertas a nadie, porque quieren construir partido.
Como se dijo: el escenario de 2024 podría deparar algunas sorpresas.
¿CRUJE LA ALIANZA?
Si uno mira las cosas por encima, la alianza entre MORENA y el Verde en Quintana Roo parece estar más fuerte que nunca. Pero lo cierto es que el poder que se ha concentrado en manos de la 4T es tanto, que ha despertado todas las ambiciones.
Por primera vez hay murmullos de inconformidad del Verde con MORENA, y esos murmullos incluyen a la propia Mara Lezama. Por primera vez algunos referentes fundamentales del partido del tucán hablan mal del acuerdo con la gobernadora. Por primera vez algunos, de ambos bandos, se animan a ver un escenario diferente en el 2024.
Una frase de Mara Lezama en una reunión privada hace sólo unas semanas atrás, abrió una perspectiva diferente sobre esa alianza. Alguien preguntaba qué tanto le debería corresponder al Verde en un acuerdo electoral, con el 22 por ciento de los votos que consiguió el pasado 5 de junio. Y Mara cortó en seco la discusión:
“No tomen eso en cuenta; no va a volver a pasar”, dijo.
Quizá no sea suficiente para pensar que algo se va a romper, pero sí para darse cuenta que algo está crujiendo.