Francisco J. Rosado May
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Es muy posible que usted, estimado lector, ha escuchado que universidad significa “unidad en la diversidad”. Es una definición bastante socorrida, pero está lejos de la verdad y muy cerca de una interpretación convenenciera, no académica.
Es de notar que la expresión antes señalada proviene principal, pero no únicamente, de personas con amplio quehacer político, no académico, como una forma de posicionar una narrativa que explica y justifica porqué hay personas sin perfil académico consolidado en posiciones importantes en instituciones de educación superior que no deberían corresponderles.
La palabra universidad proviene del latín “universitas”, el cual significa “el conjunto de todas las cosas”. El uso de la palabra se refería a cosas como “universitas navis” que quiere decir la totalidad de un barco.
Posterior al año 533 de nuestra era, en lo que se conoce como latín tardío, la misma palabra fue interpretada como “conjunto de personas asociadas, gremio”. Este puede ser el origen del concepto de “facultades” para describir al conjunto de personas, profesores y estudiantes, asociadas alrededor de un área de conocimiento.
Universitas tiene básicamente 2 componentes. Por un lado, está la palabra “universus”, que propiamente debe expresarse como “universus-a-um”, que significa “todo, entero, universal”. Por otro lado, está la palabra “unus”, que también propiamente debe expresarse como “unus-a-um”, que significa “uno”.
Hay otra corriente de pensamiento que articula la palabra universitas con la palabra latina “veritas”, la cual proviene de “verus” que quiere decir “verdadero”. Si a “veritas” le asociamos la palabra “unus”, y tomamos en cuenta la evolución de la palabra hasta llegar a lo que hoy conocemos como “universidad”, estaríamos encontrando que la palabra universidad puede interpretarse como el espacio donde un conjunto de personas asociadas, pero diversas, exploran el conocimiento en diferentes disciplinas que convergen en una unidad de saber. Es momento de plantear que en la universidad se llevan a cabo procesos que conducen a la búsqueda de la verdad universal, lo cual se logra a través de lo que los griegos llamaron “epi-istéme” o episteme, la cual pasó al latín como “scientia”, del verbo “scio” que significa saber, conocer con razón suficiente.
Las primeras universidades fueron establecidas por la Iglesia católica en Europa, la primera fue en Bologna, Italia, en 1088. Pero fue en 1215 cuando se emitió el legado papal a la universidad de Paris, creando el primer Estatuto orgánico universitario. En 1231 a través de la Bula “Parens Sciencitiarum del Papa Gregorio IX, el término “universitas” fue reconocido jurídica y académicamente. Así, la universidad ha estado evolucionando hasta lograr el reconocimiento de la sociedad como el espacio donde se prepara a las nuevas generaciones en el arte de pensar e investigar, donde se crea y transmite conocimiento, donde prevalece la búsqueda de la verdad y para ello el requisito sine qua non es la mente abierta, crítica y con apego a principios éticos irrebatibles.
Para lograr una verdadera universidad, entonces, se necesita contar con el personal adecuado, prevaleciendo el punto de vista académico, no político; otra razón para evitar el manejo inadecuado en la conceptualización de una universidad. La palabra “unidad en la diversidad” de acuerdo con varias páginas en internet, no se relaciona con universidad, sino con la pluralidad de culturas que existen en el mundo, en el valor social de la diversidad.
Es cuanto.