Parece que en la XVIII Legislatura se han perfilado tres tipos de “oposiciones”.
La oposición más consistente está siendo la de Movimiento Ciudadano, con su único diputado, José Luis Pech.
Si bien Morena y aliados tienen una mayoría aplastante para ganar todas las votaciones, el Dr. Pech está ganando los debates.
De hecho, el exsenador, con una amplia experiencia política, le está dando vida al Congreso del Estado, al que Morena quiere condenar a ser solo una oficina de trámites.
Por otro lado, está el PAN, cuya presidenta estatal, Reyna Tamayo, se ha asumido como la paladina de la “oposición responsable” y trata de cubrir las formas.
En algunos casos vota a favor de Morena y en otros, en contra. Pero, cuando vota en contra, sus diputados no suben a tribuna.
Ya se sabe que Morena va a ganar todas, por lo que la obligación de MC, PAN y PRI es ganar el debate, algo que ni Reyna Tamayo ni Ángel Álvarez Cervera se atreven a hacer.
El tercer caso es el del priista Filiberto Martínez, que en las votaciones clave para Morena se suma al voto guinda. Prácticamente es el diputado 22 de la megabancada cuatroteísta.
Le queda a la oposición darle al Congreso del Estado su categoría de parlamento, y hasta ahora solo el Dr. Pech le está dando ese valor al Poder Legislativo de Quintana Roo.