Redacción/NOTICARIBE PENINSULAR
ORLANDO.- Cuando a las 17:30 horas de este jueves se eche el balón al aire en el Pelicans-Jazz, la NBA pondrá fin a 141 días sin partidos oficiales. Es el tiempo que ha pasado desde que Rudy Gobert, pívot de la franquicia de Utah, diera positivo por coronavirus y la competición se detuviera.
Ha sido una eternidad durante la cual la Liga ha hecho un increíble ejercicio de imaginación para diseñar un plan que permitiera reanudar la temporada, devolver el mejor baloncesto del mundo y minimizar las ya cuantiosas pérdidas económicas. El camino le ha llevado a Disney World, el reino de la fantasía.
Serán 22 equipos los que reanuden la temporada, nueve del Este y 13 del Oeste. Con las clasificaciones como estaban antes del parón, algunos ya tienen asegurados los playoffs. Otros tendrán que ganárselos en los ocho partidos de fase regular que jugarán cada uno y que se disputarán hasta el 14 de agosto en las tres canchas disponibles.
Si es necesario, habría un play-in entre el octavo y el noveno para dilucidar la última plaza. Un séptimo partido de la final tendría lugar el 12 de octubre.
La nueva normalidad de la NBA no ha cambiado nada en cuanto a los grandes favoritos al anillo. Los dos equipos de Los Ángeles, que se enfrentarán en horario estelar (20 horas), parecen superiores por el Oeste.
Los Lakers, por tener a LeBron James, que parece en misión militar, y estar acompañado de Anthony Davis. Los Clippers, por el dúo formado por Kawhi Leonard y Paul George. Junto a un gran banquillo esperan acabar con la fama de maldita que persigue a la franquicia. En el Este, sólo los campeones Raptors parecen rival para los Bucks de Giannis Antetokounmpo.
Los Nuggets, los Sixers, los Celtics, los Mavericks, los Rockets… Son varios los equipos que se presentan como alternativa al poder establecido pero, pese a lo extraño de la situación y al lema Whole new game (Un juego totalmente nuevo) que preside el reinicio de la competición, será complicado que haya sorpresas. Al contrario que en la Liga Endesa, el formato de playoffs no ha cambiado y se mantienen a siete partidos.
En el complejo de Disney World se cumplen todos los sueños. Hasta el de reiniciar la competición en mitad de una pandemia mundial con Florida como uno de los lugares más perjudicados en la actualidad.
Quienes lleguen hasta la lucha por el título tendrán que estar recluidos durante tres meses en un habitual lugar de ocio, pero que con el tiempo puede convertirse en una jaula de oro. Lo primordial es que no explote la burbuja, creada bajo estrictos protocolos sanitarios. Un positivo podría acabar con todo. Por segunda semana consecutiva no hubo ninguno. Se hicieron 344 tests.
La preocupación por el COVID-19 puede ser un motivo de distracción. Otro, las protestas sociales. Jugadores, franquicias y la NBA en general están concienciados en luchar contra el racismo y las desigualdades sociales. El lema Black Lives Matter (las vidas negras importan) estará presente en grandes caracteres en el parqué, se permitirá cambiar el nombre de las camisetas por términos reivindicativos, cada declaración a la prensa suele incluir un mensaje y los Pelicans y los Jazz están planeando arrodillarse durante el himno estadounidense antes del reinicio.
No habrá sanciones por ello.
Todo eso convierte a esta reanudación en el mayor reto que haya afrontado la NBA a lo largo de su historia. Ahora espera que la temporada más convulsa de siempre acabe como un cuento de hadas. Si en algún lugar es posible, es en Disney World.
Con información de Marca