Gilberto Avilez Tax
En el último Censo de población y Vivienda 2020, las cifras de población migrante nacida en otro país y viviendo en Quintana Roo, creció más del doble en una década. En el 2010, el total de migrantes extranjeros fue de 18,517, y en el 2020, la cifra llegó a 39,586. Entre guatemaltecos, estadounidenses y cubanos, se llevan los puntajes más altos y llegan al número de 17,491 viviendo en Quintana Roo. Pero después de esa cifra, existe un porcentaje mayor de migración extranjera que el Censo 2020 no especifica lugar de origen sino lo fija en la categoría de “otros países”: 22, 095. Tal vez esa cifra corresponda no solo a sudamericanos, europeos o asiáticos, sino también a varios grupos centroamericanos como los hondureños, nicaragüenses y salvadoreños viviendo en Quintana Roo y que, algunos, por su aspecto muy cercano al fenotipo mexicano del sureste del país, son fáciles de mimetizarse con chiapanecos y tabasqueños. Esta migración, la casuística de su origen, es entendida como producto de la búsqueda de trabajo, reunión familiar, inseguridad en sus países de origen, desastres naturales, entre otros.[1] Existe un sinfín de estudios y trabajos de la migración guatemalteca a tierras mexicanas y quintanarroenses.[2] Pero con respecto a la población salvadoreña, hondureña o nicaragüense, la investigación se hace menos abundante, podría decir que se reduce en proporciones considerables.
De todo ese número de población, los 22, 095 migrantes de otros países, representan, podríamos decir, la migración silenciosa, y en cuanto a la población centroamericana, la que en buena parte ha sufrido abusos, discriminación y violación a sus derechos humanos de cualquier tipo.[3] Esta migración internacional, hay que decir que se concentra en los municipios del norte del estado: Benito Juárez y Solidaridad copan el mayor número, pero en tercer lugar se encuentra Othón P. Blanco, tal vez por la cercanía de los pueblos del Hondo y su frontera porosa donde muchos centroamericanos, principalmente salvadoreños, trabajan en la zafra, se internan en territorio fronterizo mexicano caminando o en cayucos, y se mimetizan entre las gentes de esa región palustre, con descendientes de tabasqueños, veracruzanos y oaxaqueños que poblaron esos lugares de colonización.
Municipios con mayor número de población nacida en otro país y viviendo en Quintana Roo | |
Municipio | Población nacida en otro país |
Benito Juárez | 20,255 |
Solidaridad | 9,587 |
Othón P. Blanco | 3,076 |
Bacalar | 2,105 |
Cozumel | 1,678 |
Tulum | 1,226 |
Puerto Morelos | 973 |
Isla Mujeres | 351 |
Felipe Carrillo Puerto | 137 |
Lázaro Cárdenas | 120 |
Fuente: Censo de 2020.
Según el documento ejecutivo de 2014 de la WOLA, en Quintana Roo, aunada a la migración cubana que trabaja en el sector servicios, en los últimos años ha aumentado la presencia de centroamericanos en el sector turístico y la agricultura, en especial en el cultivo de la caña de azúcar. Podríamos decir que el estado de Quintana Roo, más que una región de tránsito, se ha convertido en un destino para los migrantes centroamericanos.[4] Eso precisamente señaló apenas en el año de 2017 el ex ombudsman en Quintana Roo, Harley Sosa Guillén, quien utilizando informes del Consulado de El Salvador, refería que las rutas de migrantes centroamericanos, en especial salvadoreños, estaban cambiando, y que ahora se internaban a México por el amplio y en aparente poco vigilado corredor quintanarroense (desde el Petén guatemalteco, pasando por el largo y sinuoso Río Hondo). Sosa Guillén se preguntaba que cuántos migrantes centroamericanos indocumentados había en Quintana Roo hace apenas cuatro años, y de ese fenómeno migratorio producido por la pobreza, la marginación de los países centroamericanos, la violencia y los desastres naturales, ¿teníamos plenamente un conocimiento al respecto? Tal vez no lo tenemos ni ahora. Forzosamente, entonces, se hacía obligatorio visibilizar el tema migratorio centroamericano, realizar investigaciones desde los centros de investigación y las universidades del estado, con el fin de que los tomadores de decisión tengan los elementos idóneos para crear las políticas públicas necesarias para proteger los derechos de los mismos migrantes.[5] Hasta ahora, en un paneo rápido a los repositorios nacionales y estatales, las investigaciones en torno a los centroamericanos en Quintana Roo, se restringen, como hemos dicho, a la rica escuela de la migración de guatemaltecos a México y a Quintana Roo, pero muy poco existe sobre la migración de las otras nacionalidades centroamericanas al Caribe mexicano, y eso es un tema pendiente de análisis para la bostezante academia quintanarroense.
A vuelo de pluma, y conversando con un estudioso de los procesos sociales que ocurren en Cancún, éste me comenta que la migración de “chapitas” a Quintana Roo, abarca no solo a los chiapanecos (propiamente, su migración es interna) sino que, con ellos, y con el mismo vocablo, se mimetizan salvadoreños, hondureños y nicaragüenses, junto con el mar de tabasqueños trabajando en la construcción de los grandes hoteles de Cancún y la Riviera Maya. Generalmente, estos “chapitas” centroamericanos, son víctimas del desprecio y la discriminación de “chilangos” blancos del centro del país, y son los que se enrolan en trabajos miserables, de ínfima paga. Estos “chapitas” son los objetivos primarios tanto de la delincuencia organizada como de la analfabeta y violenta policía quintanarroense. Los centroamericanos representan, paladinamente, a los “nadie”, a los hijos de nadie, los que valen menos que un salario mínimo en Quintana Roo:
“Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
[…] Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica
roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.[6]
Cuestan menos que la bala que los mata, o que la rodilla y la pierna que les tritura las cervicales hasta la muerte. Eso es lo que hemos visto recientemente, con execrable violencia, en el caso de la salvadoreña Victoria Esperanza Salazar Arriaza (q.e.p.d), que desde 2018 contaba con visa humanitaria para vivir en México, y que el sábado pasado fue asesinada de forma inenarrable, video grabado su asesinato por ciudadanos abúlicos que prefirieron subir a redes la violencia policiaca, en vez de interponerse a la barbarie uniformada.
El asesinato de Victoria Esperanza, que deja a tres hijas huérfanas y a una sociedad quintanarroense, mexicana y salvadoreña cimbrada de raíz por el coraje y la indignación, corrió por todo el globo, demostrando la pudrición del sistema policiaco, del Mando Único quintanarroense que trajo y que impuso con soberbia el indefendible Alberto Capella desde su Morelos corrupto; y de la falta de profesionalismo, transparencia, capacitación en materia de derechos humanos de los policías del estado, por más que los órganos oficiales se jacten de que mucho han hecho para contar con una policía humanitaria. Todavía en noviembre pasado vimos la barbarie de quemar cartucho y desperdigar con pólvora a manifestantes feministas frente al palacio municipal de Cancún;[7] meses antes, habíamos visto igual barbarie en una comunidad maya de José María Morelos, y ahora esto, este asesinato colectivo en Tulum.
Tulum es un municipio fallido del Caribe mexicano, maniatado por sus mafias agrarias, sus mafias del narco, su desgobierno corrupto y cleptómano. Tulum es el epítome del desgobierno, si se quiere decirlo. Para principios de año, ese ayuntamiento tulumense desgobernado por un personaje cuestionado de raíz que hoy busca reelegirse, Víctor Mass Tah, hizo que los canadienses cortaran la comunicación aérea con los destinos soleados mexicanos hasta el 30 de abril, debido a que Tulum y sus fiestas covitosas habían exponenciado los contagios entre los ciudadanos canadienses. Ahora, el asesinato a mansalva de una salvadoreña, grabado en tiempo real, asesinada por asfixia, rotura de cuello y cervicales debido a la brutalidad policiaca, muestra una vez más la cara más podrida de este desbarato municipal. ¿Y así se quiere reelegir Víctor Mass Tah? Nunca en la historia política de Quintana Roo hemos visto tanta estupidez junta en un Ayuntamiento como el tulumense. No fueron solo estos cuatro policías cavernícolas, fue el gobierno de Tulum, fue el Mando Único, fue la quiebra del sistema de justicia y policiaco, desde sus bases primeras en Quintana Roo; que a grandes y raudos pasos se constituye en un estado donde la violencia homicida, feminicida, es el pan de cada día sin que les importe un bledo a la clase política en su conjunto. En otras partes con mejor democracia y mejor ciudadanía, Mas Tah no debería de gobernar, debería irse y no buscar reelección alguna.
Cuando me vine de mi tierra El Salvador
Hay un sinfín de salvadoreños que llegan a Quintana Roo cada año en busca de una oportunidad, o para juntar un dinerito en su camino hacia el Gabacho, como fue la historia trunca de Victoria. En el 2016, recorriendo los pueblos del Hondo, conocí varios relatos de salvadoreños que trabajaban en la zafra por unos cuantos pesos, por unas pocas migajas para paliar el hambre. Es terrible la indefensión en la que sobre-viven. Y esa canción, Tres veces mojado, de Los Tigres del Norte, resume mucho de la vida de los centroamericanos en México, en camino hacia los Estados Unidos. Los salvadoreños, como los guatemaltecos, los hondureños y nicaragüenses, en su paso por México, sufren el racismo y la discriminación más que cualquier otro grupo socioétnico. Las imágenes de “maras” están impregnadas en la mentalidad colectiva del mexicano promedio, del mexicano discriminador y racista. Esto tal vez fue factor para que se desencadenara el asesinato de Victoria. A ella la señalaron de alterar el “orden público”, pero los videos que se han filtrado recientemente a la prensa, dan pruebas de todo lo contrario: Victoria huía de alguien.
Noticaribe Peninsular dio a conocer un video revelador, grabado por las cámaras del OXXO donde Victoria buscó refugio momentos antes de su asesinato. Ella buscaba refugio, y entró a un OXXO, se guardaba de alguien que la perseguía, ella miraba afuera, a alguien que no vemos y que no captan las cámaras, tomó un garrafón de agua vacío para defenderse, pidió socorro y se guareció en las espaldas de los encargados de la tienda (¿por qué no se les cita a declarar a estos?). Cuando vio que alguien ya no estaba, ella salió y ahí la atraparon los policías. Dicen que “alborotaba”. En el Oxxo entró, y por los videos, no veo ninguna lata o víveres regados, todo está en orden, y a los encargados nunca los agredió, al contrario, se resguardó en la espalda de uno, y conversó brevemente con otro. A la mujer la perseguían, y la policía, en vez de ayudarla, hizo lo que todos sabemos: la historia de unos policías que no reciben capacitación adecuada y que mal mueren por unas cuantas monedas.[8] Ahora, la prensa dice que capturaron a su pareja por abuso a Victoria y a sus tres hijas, eso informó el gobernador del estado.[9] ¿Era de esta persona, de su pareja, de quien huía Verónica?
Hablé hace unos párrafos del factor racista y discriminador que tal vez jugó en el comportamiento de la policía, de cuatro agentes que igual se encuentran en las escalas más bajas del segmento económico de Quintana Roo, y que sin duda pueden pertenecer al segmento indígena. El racismo, las imágenes de preeminencia y superioridad, están incardinadas no solo en los estratos de las élites no indígenas y blancas del país, sino que esta “pigmentocracia” colonial y neocolonial[10] se encuentra hasta en los imaginarios de las clases populares, indígenas y mestizas (y en la Península, mucho tiene que ver con los procesos decimonónicos discriminatorios y racistas a partir de la Guerra de Castas). En ese sentido, al saberse el asesinato de Victoria, los tuits al respecto no dejaron pasar desapercibida esta situación estructural del turismo pigmentocrático, del turismo racista que se practica y tiene carta plena de naturalización, en el estado de Quintana Roo. Doy unos dos ejemplos solamente:
Tuit 1.- “En Tulum diario hay turistas que están en vía pública tomando y alteran el orden público, pero no los someten, ni los matan. La brutalidad policiaca es una cuestión de clase”.
Tuit 2.- “El beber en la vía pública y hacer escándalo solo está permitido para los turistas y blancos, si no cumples con estas características la pena es ser levantado y/o extersionado por la policía en el mejor de los casos, en el peor te asesinan, y los medios dirán murió, falleció”.
Tulum, Tulum
Existe todo un río de tinta en torno a este grave caso de feminicidio, racismo, discriminación y denegación de los derechos humanos en Quintana Roo. La estupidez del gobierno tulumense ha desencadenado otro conflicto internacional, porque el Mando Único no debe quitarle la carga de responsabilidad a un gobierno totalmente ineficiente, como es el que representa Mass Tah.
Se metió la federación, ya hay diálogo directo entre el canciller Ebrard con el presidente de El Salvador Nayib Bukele, y en Macondo, desde los órganos oficiales, se habla de un “error”, de “un simple error” de la policía quintanarroense, supuestamente, una de las más capacitadas en derechos humanos. Eso es un cuento de ciencia ficción para no aceptar que el sistema policiaco, el Mando Único, no da una y que los ciudadanos, todos, estamos en la indefensión total con simples policías que son muy buenos para golpear y asesinar a la ciudadanía (sobre todo, si se trata de una ciudadanía cobriza, morena), pero muy cobardes para hacer frente a la imparable delincuencia organizada, como claramente vimos el domingo 28 y el lunes 29 de marzo en Tulum. Pero a Víctor Mas Tah, ni quien le quite su sueño jarioso de ir por la reelección.
[1] Véase el documento Presentación de Resultados del Censo 2020 para Quintana Roo.
[2] Basta citar el estudio de la investigadora de la UQRoo, Eliana Cárdenas (2011). Esos históricos infatigables: dinámicas migratorias de guatemaltecos en el estado de Quintana Roo, 1984-2009. México: Universidad de Quintana Roo /Conacyt /Plaza y Valdés.
[3] Véase el estudio de Gonzalo Carrasco González (2013). “La migración centroamericana en su tránsito por México hacia los Estados Unidos”. Alegatos. Núm. 83, México, enero-abril, pp. 169-194.
[4] La otra frontera de México Seguridad, migración y la crisis humanitaria en la línea con Centroamérica. Documento WOLAC. Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos. Agosto de 2014.
[5] Cfr. “La migración de salvadoreños a Quintana Roo ha incrementado, reconoce CEDH”. 13 de septiembre de 2017.
[6] Poema de Eduardo Galeano.
[7] Cfr. Gilberto Avilez Tax. “Los demonios andan sueltos en el Edén”. Noticaribe Peninsular. 10 de noviembre de 2020, en https://noticaribepeninsular.com.mx/tierra-de-chicle-los-demonios-andan-sueltos-en-el-eden/
[8] Hay una licenciatura en Seguridad pública en la UQROO, pero en Quintana Roo, al parecer, contratan a gente sin la formación adecuada en los cuerpos de policía. Urge reforma y profesionalización, no solo un monopolio autoritario y anti constitucional de las policías de los once municipios.
[9] https://www.milenio.com/estados/detienen-pareja-victoria-mujer-asesinada-tulum
[10] La idea de que los superiores, por naturaleza, son los de color blanco en la piel; y esto, desde luego, “encierra la discriminación y desigualdad social entre las personas únicamente por su color de piel, haciendo notar que los privilegios son mayores entre más claro sea el color de la piel”. En: https://www.milenio.com/virales/pigmentocracia-que-es-y-por-que-causa-polemica-en-redes-sociales