Gilberto Avilez Tax
En el principio eran los mayas, muy en el principio de esta historia de conformación del estado de Quintana Roo, cuando esto no era el Territorio federal de los porfirianos (1902), ni el estado libre y soberano, uno más de los estados de la federación a partir de 1974, sobrevenido en pleno régimen autoritario y populista en tiempos de Luis Echeverría.
En el principio de todo, en lo que se conoció durante la colonia como costa oriental de la Península de Yucatán -supuestamente “despoblada”-, con el inicio de la Guerra de Castas, esta vasta tierra repleta de selvas profundas, de cuerpos de agua como la enigmática laguna de Chichancanab o la tornasolada Bacalar; esta tierra caliente, mulata, india y mestiza, que la ciñe en su sinuoso talle un mar belicoso llamado Caribe, fue el espacio de la autonomía maya, el espacio que desde principios de la Guerra, los primeros caudillos habían exigido para su pueblo al gobierno yucateco con el objetivo de detener el conflicto que había iniciado en Tepich, el 30 de julio de 1847.
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El oriente peninsular como espacio de la autonomía maya
Y es que, desde los momentos primeros de la Guerra de Castas, en 1849, Venancio Pec, Bonifacio Novelo y Florentino Chan, para el establecimiento de una territorialidad indígena y la consecuente división peninsular, señalaron en un Tratado (artículo 9º) que le habían presentado a una Comisión Eclesiástica que envió el gobierno yucateco a dialogar con estos jefes, que “todos los montes del Rey que están por el Norte o por el Oriente, ni en manos del indio esté el venderlos ni el español, que queden para que hagan milpa los pobres; eso está sabido en el antiguo Mapa”.[1] La referencia que hacían estos caudillos, era seguramente al mapa de distribución de la tierra elaborado durante la convención de Maní de 1557 “y que los indios todavía consideraban válido a mediados del siglo XIX”[2]. En el artículo 2 de dicho Tratado presentado por Florentino Chan, Venancio Pec, Bonifacio Novelo y Manuel Antonio Gil a la Comisión Eclesiástica, los jefes mayas exigían: “Que nos dejen este pedazo de tierra para estar, porque no acertamos á estar entre los españoles; sino hasta después que se asiente y no haya guerra en parte ninguna, iremos á reunirnos, pero poco a poco y con estimación”.
Sin duda, los primeros jefes mayas ya visualizaban al oriente peninsular como el espacio geográfico idóneo de la recuperación de sus antiguos “cuchcabales”, lejos de los dominios coloniales y neocoloniales. No es por nada que al oriente y al sur de la Península, se habían conformado nuevos “cuchcabales” independientes, ahora denominados “repúblicas”[3]: la república de Chan Santa Cruz, pero también Icaiché, Mesapich, Chichanáh. Eran, sin duda, como había referido un autor moderno, regiones de emancipación donde la mayanidad se había reforzado, reconstituido, revitalizado no solo en sus tradiciones culturales, en su milpa maya, sino que todo este sedimento cultural emancipatorio no se entendía sin sus territorios reconstituidos, defendidos contra viento y marea de las zarpas neocoloniales yucatecas y mexicanas.
La defensa de la territorialidad indígena estructurada alrededor de Chan Santa Cruz pasaría el tostón (50) de años (1850-1901): repeliendo ataques, atacando pueblos de frontera, ocultándose en los bosques orientales, comerciando con los ingleses, creando una sociedad teocrática-militarista, rechazando razias a punta de butbitzones. Pero, a fines del XIX, las cosas cambiarían para mal en la autonomía maya rebelde: el estado mexicano de la oligarquía porfiriana (grandes apellidos como Peón, Lascurain, Molina), aupada por los intereses extranjeros –compañías gringas- ya habían visto el rico espacio forestal en manos de los mayas de Santa Cruz, para su personal explotación.
En 1902 inició una nueva conquista, ahora del antiguo territorio indígena
Conformándose el Territorio de Quintana Roo en 1902, en los antiguos espacios mayas autonómicos comenzaría una nueva conquista que, debido al método de explotación forestal que dominaría casi tres cuartas partes del siglo XX en esta región (el chicle y la madera fueron productos de extracción, sin poca relación duradera con las zonas explotadas), haría poca mella si hablamos de la cuestión cultural del pueblo maya. Sin embargo, en 1902 comenzaría lo que más de 120 años después ya es una verdad de Perogrullo decirlo: la muda étnica en el poder, eliminando o cooptando cacicazgos indígenas, el poder político estaría en manos de la ciudad de México por ser territorio federal; luego, a partir de 1974, en una casta gobernante donde pululan libaneses y blancos, y, en años recientes,[4] una nueva casta chilanga –muy distinta a la primera- que fue creciendo bajo la ceiba verde del Niño Verde: la chilanguización desbocada del poder en Quintana Roo, donde se da un completo desencuentro entre el confort de las zonas turísticas donde viven plácidamente esta nueva casta, y lo que sucede en los espacios de tierra adentro. A estos espacios de tierra adentro, la antigua cartografía del poder en Quintana Roo la había bautizado como la “Zona Maya”, una zona amplia que comparten dos municipios que fueron el corazón de la antigua zona de emancipación maya durante la guerra de castas. Nos referimos a los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos.
La vieja escuela porfiriana de los Amigos de Sian Ka’an
Ahora, una nueva casta gobernante, los chilango-powers, desconociendo flagrantemente historias de autonomías mayas, han reiterado la vieja canteleta que se había tocado al pueblo maya del centro de Quintana Roo desde 1902: Quintana Roo es zona de conquista y colonización. Quintana Roo, en esa vieja escuela porfiriana, de más actualidad que nunca, concibe al pueblo maya como parte de sus brazos para su hacienda personal. Y esta casta gobernante, ha rebautizado a este viejo espacio de autonomía indígena con el nombre de Maya Ka’an, un nombre salido de la imaginería de los dueños de Amigos de Sian Ka’an. Ahora, no es la simple “Zona Maya”, es la “MayaKaanidad” escrito con los ecos sonoros de la Xcaretización, de las “experiencias turísticas”, de ver a la comunidades mayas como parte de sus nuevos mundos, mundos enigmáticos, “místicos”, fuera de la historia estos buenos salvajes que tiene que conocer el turista conquistador, para ser partícipe de las enseñanzas y la espiritualidad de unos mayas imaginarios, de unas comunidades mayas xcaretizadas. En la nueva modalidad de la “espiritualidad” xcaretizada fraguada por el poder de estos “chilangos boys”, la antigua tierra de la autonomía cruzoob se ha convertido en el vomitivo nombre de “Maya Ka’an”, Cielo maya, algo completamente ahistórico, acuñada esa frase en los lobbys de Playacar de los amigos de Sian ka’an, y con la única razón, la turística de las “experiencias”, ciñéndolas, constriñéndolas. Así resulta que para el Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, los pueblos mayas del centro del estado se convierten en un reflejo desleído de la Xcaretización que propaga “Maya Ka’an”, se convierten en los “pueblos”, “sus pueblos de Maya Ka’an.
Y es que el viernes 28 de julio pasado, en el pueblo de Tihosuco, donde se le rinde anualmente honores a los mayas que lucharon en la Guerra de Castas, el gobierno estatal lanzó la “Declaratoria Maya Ka’an como zona rural con potencial turístico”, de una superficie estatal total de 909 mil 643 hectáreas que abarca los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos. Se decía, en los comunicados de prensa, que el objetivo de la Declaratoria Maya Ka’an era impulsar el desarrollo cultural y turístico por parte del gobierno estatal, “fomentando el ecoturismo, el turismo de aventuras amigable con la naturaleza, las vivencias culturales, comunitarias, sociales, de acuerdo con la sostenibilidad”.
De inmediato, en diversas redes sociales, algunos, los más perspicaces, los que han estado analizando desde diversos ángulos (históricos, antropológicos, jurídicos, biológicos) la relación del estado gobierno regional con el pueblo maya, les sonaron con piedritas en el oído dicha declaratoria. Al principio se creyó que por haber sido presentado al público en la conmemoración oficial estatal de la Guerra de Castas, se trataba solamente de una especie de teatralización o de una nueva marca o tour turístico que el gobierno estatal pondría en práctica como política social para buscar la tan anhelada justicia social: las rutas de la guerra de castas se convertirían en otra curiosidad turística, estando el antecedente de Tihosuco como zona de monumentos. De igual forma se sospechó que se trataba al fin de la entrada, en la jerga oficial, de la Xcaretización de la Guerra de Castas. Apunté al respecto, que habíamos pasado “de la indiferencia y folkclorización de la Guerra de Castas, a ver la Guerra de Castas como un atractivo turístico, una muestra paladina de la Xcaretización”. ¿Qué era Maya Ka’an?, ¿un plan de gobierno estatal?, ¿una política estatal de gobierno hacia los pueblos mayas del centro de Quintana Roo? No indagaríamos mucho para saber que no era otra cosa que una marca comercial, turística, supuestamente ecológica, registrada por Amigos de Sian Ka’an desde el año pasado. Es decir, el gobierno estatal, no formulando él mismo, no estableciendo los parámetros a la par y junto con las comunidades indígenas para general desarrollo en los pueblos mayas, oficializa una perspectiva privada –de los Amigos de Sian Ka’an– y le da su anuencia para convertirse en el gran operador del turismo “ecológico” y “cultural” en la zona maya. Y, además, siguiendo hasta información oficial del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, resulta que no existe ni zona maya, sino que los pueblos mayas de los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, sin consulta previa, sin preguntarles siquiera, se convierten en una nebulosa xcaretizada llamada “Maya Ka’an”. Así lo establece el Consejo de Promoción Turística del gobierno estatal: “Maya Ka’an es una bella región en donde es posible experimentar vivencias únicas en majestuosos entornos naturales, así como conocer el legado histórico y cultural del pueblo maya. Este destino ecoturístico, diversifica la oferta turística del Caribe Mexicano, basándose en el aprovechamiento sustentable de los atractivos y fortaleciendo la conservación de la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an, Sitio Patrimonio de la Humanidad”.[5]
En charla desde ayer con una de las expertas en estos temas del ecologismo neoliberal, y la que más ha cuestionado la trampa que ha realizado Amigos de Sian Ka’an para obtener enormes beneficios a costa de la explotación ecológica y social de las comunidades, la bióloga María Luisa Villarreal me hizo saber que detrás de Maya Ka’an se encuentran los Amigos de Sian Ka’an, una especie de sociedad secreta, una mafia de cuello blanco illuminati que, al parecer, se sienten dueños del estado de Quintana Roo. Al preguntarle a Villarreal, ¿quiénes eran los que conforman a los Amigos de Sian Ka’an?, la investigadora me dio una lista con los nombres desglosados según el rango de importancia: en el actual Consejo Directivo se encuentra Bárbara Mckinnon de Montes[6] como presidenta, aparece un José Lima Zuno, como tesorero, Juan Bezaury Creel como secretario. Y como consejeros del Consejo Directivo, están Carlos Constandse Madrazo socio del Grupo Xcaret, otro Lima Zumo, y el que fuera titular de SEMA en el gobierno joaquinista, Efraín Villanueva Arcos. También, como socios fundadores, aparecen apellidos linajudos que se remontan a épocas porfirianas: Cámara Peón, Lascuráin. Y como asociados, están políticos como el último gobernador del Territorio, David Gustavo Gutiérrez Ruiz, Addy Joaquín Coldwell, Francisco López Mena, entre otros. Es decir, como señala perfectamente la bióloga Villarreal, Amigos de Sian Ka’an es una organización de terratenientes de Cancún, ex funcionarios de gobierno (estatal y federal) y extranjeros. Es una organización extractivista, de la más perfecta cepa neoliberal que acunó los años trágicos del neoliberalismo en México.
En sus redes, María Luisa Villarreal escribió unos textos preliminares para hablar de lo que significa esta Declaratoria estatal de Maya Ka’an. En un texto de no más de cuatro párrafos llamado “El colonialismo ambiental disfrazado de ecoturismo”, la bióloga nos habló de lo que en verdad significa Amigos de Sian Ka’an para el pueblo y las comunidades mayas: “Habría que analizar Punto por punto cada uno de los zonas donde amigos de Sian kaan dice que está trabajando con empresas comunitarias, insinuando o declarando que gracias a ellos están saliendo adelante las comunidades”. Y es que resulta que Amigos de Sian Ka’an tienen un pésimo historial en las comunidades de Quintana Roo. Con proyectitos –el síndrome de la proyectitis- que se arman sin pies ni cabeza, solo provoca la expulsión de sus trabajadores de las comunidades. En este largo historial, Amigos de Sian Ka’an se ha caracterizado por acaparar recursos condicionando a las comunidades y a grupos a alinearse con ellos para el financiamiento que prodigan sus socios. Antes buscaban la protección de las ANP expulsando comunidades enteras[7] y controlando amplios territorios con una perspectiva colonialista, ahora utilizando estas declaratorias estatales de zonas rurales para el ecoturismo, se da un golpe más a la tuerca, para la oficialización asfixiante de la zona maya, asegura María Luisa Villarreal.
Maya Ka’an, por supuesto, es una marca registra por los Amigos de Sian Ka’an, aparece en el índice del IMPI. La declaratoria estatal, arguye Villarreal, no significa otra cosa que la entrega de los antiguos territorios mayas con potencial turístico cuyas propuestas de turismo hubieran mejor provenido de las mismas comunidades, a una asociación privada, a un grupo de oligarcas de cuello blanco y de apellidos linajudos que, al parecer, saben qué es lo que les conviene mejor a los mayas de Quintana Roo. Es, sin duda, la antigua historia del colonialismo y la conquista final de los nuevos territorios de tierra adentro para el turismo extractivista aupado por el Tren Maya, al eliminar las propuestas desde abajo, desde los pueblos, de un turismo comunitario que esté estructurado según el pensamiento, los tiempos y la organización de los propios mayas de Quintana Roo. No, aquí van a decidir por ellos los Cámara Peón, los Montes, los David Gustavo Gutiérrez, los Creel, los Joaquín, los Zuno, Villanueva Arcos y el Grupo Xcaret. Es vomitivo por donde se vea.
Como marca registrada por los Amigos de Sian Ka’an, Maya Ka’an significa “no solo que todos los financiamientos deben contar con su bendición [de Amigos de Sian Ka’an], o pasar a través de ellos o sus operadores, eso es lo de menos, lo verdaderamente criminal es que tienen la propiedad de cualquier producto o servicio que lleve esa denominación y como el gobierno estatal ya oficializó que todo en Zona Maya se llame Maya Ka’an pues prácticamente le dio la propiedad a esta organización nefasta”.[8]
Consideración final: Amigos de Sian Ka’an no hace deshonor a sus ancestros porfirianos
Antes, en el viejo Territorio de Quintana Roo, se concesionaba a empresarios mexicanos y compañías gringas, extensos territorios para su explotación forestal, extrayendo chicle y maderas. Sólo los concesionarios tenían derecho a ello, ninguno que no sea el titular podía entrar en las áreas concedidas.
Mutatis mutandis, lo de la declaratoria reciente de Maya Ka’an significa lo mismo: darle en concesión “ecoturística”, a Amigos de Sian Ka’an, el patento de corso para explotar los recursos naturales, comunitarios, históricos,[9] en los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, haciendo uso hasta del nombre de los pueblos mayas dentro de esa gran concesión, de esa reserva biológica, social, cultural, histórica y arquitectónica para el capitalismo salvaje y extractivista que manipula la política en este estado turístico.
Amigos de Sian Ka’an se han convertido, en lo que la Wrigley Company o The Mexico Explotacion realizaron con el chicle y las maderas: un extractivismo impune, salvaje, propalado y con el visto bueno del gobierno estatal. Y lo terrible de todo esto, es que los mayas de dentro, muchos se la creen esas supuestas bondades, que esto es de beneficio para ellos, solamente para ellos: no creo que vean carretadas de dólares a futuro, pero sí consecuencias ecológicas y dependencia a lo que los patrones blancos requieran de ellos. Y es que, está de más la pregunta, pero hay que formularla, ¿cuándo Amigos de Sian Ka’an, el nuevo patrón de los mayas, se ha interesado por el beneficio de las comunidades?
[1] Comisión eclesiástica de Valladolid”. Boletín Oficial del Gobierno de Yucarán, 6 de febrero de 1850.
[2] Pedro Bracamonte. 2000“La jurisdicción cuestionada y el despojo agrario en el Yucatán del siglo XIX”, Revista Mexicana del Caribe, Vol. V, Núm. 010, México, Universidad de Quintana Roo, pp. 150-179.
[3] Y la referencia “república de Chan Santa Cruz”, que algunos documentos del siglo XIX y autores modernos refieren, no creo que se deba a la visión constitucionalista moderna que la teoría constitucional entiende como república o forma estatal signada por el interés democrático. Más bien, se trata de una jerga colonial, donde la palabra “república de indios” era entendida en el ambiente jurídico y popular.
[4] El caso más diáfano, es lo que apenas hace unos meses sucedió en Tulum, con la muerte del cacique maya Marciano Dzul, y la subida al poder municipal del verdista Diego Castañón Trejo, un ojiazul conquistador de la vieja Tulum.
[5] Documento del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo. “Maya Ka’an”.
[6] Descendiente del oligarca de la Casta Divina, Avelino Montes?
[7] Véase el caso de Dziuché, cuya laguna fue declarada estatalmente como Área Natural Protegida durante el gobierno estatal de González Canto, avalado luego tanto por el gobierno de Roberto Borge y el gobierno joaquinista. Con esta ANP del sistema lagunar de Chichankanab, fraguada de forma inconstitucional, estos testaferros políticos de Sian Ka’an, quisieron expulsar de su laguna a los ejidatarios de Dziuché, que la pelearon con todos sus recursos. Cfr. https://www.ccmss.org.mx/recupera-ejido-dziuche-soberania-de-su-territorio/
[8] “Traducción del proyecto Maya Ka’an”. Artículo de María Luisa Villarreal encontrado en su Facebook personal.
[9] En cuanto a la historia, hay unas frases indigestas que he podido leer en el fanspage de Maya Ka’an: “Transpórtate al pasado a través de las numerosos edificaciones prehispánicas y coloniales que te esperan”. “En Maya Ka’an la historia se vive y se disfruta. Visítanos para adentrarte en una comunidad maya y compartir con ellos sus costumbres y tradiciones”.