El hombre desde hace unos días tal vez razona de esta manera:
Años de mercadear candidaturas, años de ser solamente yo, mi familia y mis amados Hernán y Santino, los únicos miembros del PT en el estado (está ese Beiza y aquel hombrecito de Rivelino, pero esos no cuentan, nunca fueron más que mis “tontos útiles” para mi causa con el pueblo, pero sin el pueblo), y ahora para que venga esta chilanga de bellos ojos a querer “desmontar el partido que se ha construido durante 20 años”. ¡Esto es una infamia! O, en otras palabras, chingaos, el cacicazgo partidista que largos y $$ufrientes dos décadas me costó construir en este estado. En mi nombre llevo mi destino al podrir a una “izquierda” parasitaria y conquistarla mediante cochupos, arreglos, componendas y demás triquiñuelas con el poder en turno: Llamadme Hernán…
Termino de imaginar y comienzo a escribir siguiendo la huella periodística
En las aguas cálidas y no tan cálidas del periodismo regional, desde hace casi dos décadas el nombre de Hernán Villatoro Barrios es recurrente cuando comienzan los periodos electorales: las relaciones, las componendas, las frases domingueras recurriendo a caudillos de la historia nuestra y a rojos de las “revoluciones permanentes” latinoamericanas, los personajes que en un momento ha secundado y apadrinado para obtener un cargo de elección el hoy diputado local de 65 años, han marcado una largo historiar de algo que podemos nombrar como el más claro ejemplo de zafio caciquismo partidista.
Nacido en Tapachula, Chiapas, en 1955, Villatoro Barrios llegó a Quintana Roo a principios de esta centuria, con el cargo de comisionado político nacional del Partido del Trabajo en el estado, el PT. El PT fue fundado en diciembre de 1990 bajo un corte supuestamente maoísta y con otros registros socialistas, agrarios, nacionalistas. Con Villatoro, el PT en Quintana Roo apenas creció unos centímetros a lo largo del estado, y su bastión más fuerte se consolidó en Bacalar y algunos poblados de Chetumal, donde el chiapaneco hizo migas estrechas con un veracruzano, Mauricio Morales Beiza, y un tabasqueño, Rivelino Valdivia Villaseca; de ambos, de Morales Beiza y de Valdivia, podemos decir que son los que en verdad picaron piedra, recorrieron los parajes más profundos de la selva del sur quintanarroense para buscar y afiliar personas a la causa del petismo con su lema ¡todo el poder para el pueblo! Esta estructura política del sur hizo propicio que Villatoro, que siempre ha querido todo el poder, pero para él, fuese diputado en la doceava legislatura, y que repitiera vía plurinominal en la tristemente célebre XIV legislatura local, y que se agarrase del tsunami morenista a partir del 2018 para ser nuevamente diputado en la actual XVI legislatura local. Hoy, Rivelino Valdivia está en las filas de Morena, Morales Beiza continúa en el PT, pero en una especie de ostracismo, aunque al parecer se ha posicionado tácitamente en contra del cacique chiapaneco y a favor de las “nuevas aguas” caciquiles que representa la actual delegada nacional del PT en Quintana Roo, Patricia Casados Pajín.
Esta semana que termina corona una serie de desencuentros que el viejo cacique chiapaneco ha sostenido con Casados Pajín por el control total del PT en el estado, desde que Casados Pajín llegara en septiembre de 2019 a Quintana Roo. El que ha sido visto como el “dirigente vitalicio” del PT caribeño, y que muy pocos pueden hablar del origen de ese poder que se pierde “desde tiempos inmemoriales”, junto con la diputada Ana Pamplona fue expulsado de la Asociación Nacional de Diputados del PT, y Casados Pajín remachó el día 11 de febrero, que tanto Hernán Villatoro y Ana Pamplona estaban fuera del partido. Según noticias del 12 de febrero, la “nueva” –o la mala para Villatoro y Pamplona- fue refrendada: el PT se queda desde ahora representado en el Congreso local únicamente por Roberto Erales Jiménez, y fue la misma Asociación Nacional de Diputados del PT quien notificó de esto a la oficialía de partes del Congreso local. Leonardo Betamo, representante legal de ese partido, confirmó la expulsión de ambos legisladores locales, motivado esto porque ambos personajes “actuaron contrario a los lineamientos partidistas y aprobaron las propuestas” del gobierno estatal, conocidas como el “Nichuptazo” de diciembre pasado. [1] Asimismo, se indicó que existe actualmente un proceso para la desafiliación de ambos legisladores. Villatoro, por supuesto, así como Pamplona, que ya se veía como la segura candidata por la alianza Morena-PT-Verde para la presidencia de Bacalar, alegarán en contra de ese ucase jupiterino.
En la prensa regional y en la opinión pública, el diferendo Casados-Villatoro ha sido leído de forma unívoca pero creo inexacta: lo ven como el fin del cacicazgo de Villatoro, que desde su llegada a Quintana Roo hizo del PT, junto con sus allegados de sangre, su “mina de oro”, su “franquicia familiar” que significó tráfico de influencias, aviadores apadrinados, puestos políticos para el chiapaneco y “candidaturas pactadas con plata”, una mansión de lujo descarado en Lagos del Sol en Cancún, y con “una vida de burgués y no revolucionario como le gusta jactarse”.[2] Desde luego que esto es evidente, pero no menos evidente es que quien al parecer suplirá a Villatoro tiene mucha similitudes con el viejo profesor egresado de la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga, en Tripetío, Michoacán: la vida burgués, regalada y ahíta de lujos de la quien suple.
Sin ser exhaustivo, podemos repasar algunos pasajes que en casi dos décadas tuvo el derrotero del chiapaneco en las “aguas cálidas del cálculo egoísta” (Marx dixit), que significó su dirigencia partidista en Quintana Roo.
Los conflictos con Julián Ricalde por un préstamo que en 2012 éste último verificó por 280 millones de pesos para Cancún, tenía cantos “gregorianos” (tiempo después, la pelea con “el Greg” de Villatoro fue asunto de lavandería digital). 8 años después, Villatoro sería parte de una bancada que aceptaría otra y más terrible deuda, la del “Nichuptazo”. En el 2014, Villatoro calificó a Ricalde Magaña como un “arribista que utilizó un discurso de seudo izquierda para enriquecerse, y quien además de haber engañado a su equipo, se aprovechó de los partidos que lo apoyaron”. El hombre que todos hablan de sus lujos y su mansión en Lagos del Sol, considera que su trasnochado discurso no es de un perfecto seudo izquierdista, pero que, en los hechos, además de tener gustos burgueses, traicionó a su mismo compañero que ayudó a construir el PT en Bacalar: en efecto, a principios de 2018, Villatoro ya había roto relaciones con Mauricio Morales Beiza por querer imponer a un impresentable como candidato del PT para Bacalar, el ex diputado priísta Juan Manuel Herrera, que actualmente, demostrando su ética de vulpeja, habla pestes contra el árbol caído de Villatoro.[3] Al final, Rivelino Valdivia fue el abanderado de ese año. Ese mismo 2018, Villatoro intentó quitarle la candidatura por el PT a Nirvardo Mena, y este último no aguantó las ansias de plata del chiapaneco y en 2019 renunció al PT, una vez obtenido la presidencia de ese municipio.
En el año 2017, en la firma del “Acuerdo de Unidad por la Prosperidad y Renacimiento de México”, realizado en julio de ese año en Cancún, en el que Andrés Manuel López Obrador convocó a todos los grillos del patio quintanarroense para que firmaran dicho acuerdo de cara a las elecciones de 2018; en un abarrotado parque de Las Palapas, el actual presidente escuchó cómo la concurrencia gritaba “¡corrupto!,oportunista!”, al líder vitalicio del PT en el estado, Hernán Villatoro. Era evidente la repulsa que segmentos de la izquierda quintanarroense hacen explícito cuando se habla de Villatoro. Meses después, esas palabras proferidas, corrupto y oportunista, serían puestas en práctica vez enésima por el vitalicio personaje: en un atraco a la razón, contra todo el sentido común, Villatoro casi chantajeó a la dirigencia nacional de Morena, que si no ponían como candidato por la coalición “Juntos haremos historia” para una senaduría o diputación federal al toca matracas del priísmo, Juan García Zalvidea, este personaje sería respaldado por los petistas (es decir, por Villatoro) para la búsqueda de la presidencia municipal de Benito Juárez en 2018. “El Chacho”, en ese entonces, no era ni la sombra de lo que fue en su momento de gloria, una década atrás: González Canto, al subir al poder, lo “lobotomizaría” para convertirlo en el matraquero del oficialismo priísta, pero Villatoro apostaba sus cartas por este impresentable, en quien reconocía a “una persona con experiencia, comprometido con la gente y con la capacidad suficiente para desempeñar un cargo”. De ese nivel cretinezco era la sinvergüenzada del de Tapachula.
En cuanto a su trabajo legislativo de tres veces ser diputado del PT al Congreso de Quintana Roo, podemos decir que sus posturas han sido francamente ambiguas. Villatoro formó parte de la tristemente célebre XIV legislatura que aprobó al final del mandato del ex gobernador Roberto Borge un paquete de impunidades para su “blindaje” a posteriori de su administración. Una política de Bacalar acusó en el 2016 a Villatoro de haber sido parte de los diputados –como Maribel Villegas Canché, Chucho Pool y Edgar Gasca Arceo- que aprobaron las reformas constitucionales que permitieron un blindaje “a la corrupción y al saqueo del mal gobierno de Roberto Borge”.
En el 2014, en el Congreso borgista (3/4 partes de los diputados locales comían de la mano del gobernador) el hoy presidente municipal de Isla Mujeres, Juan Carrillo, propuso un proyecto de ley para restringir las manifestaciones en Quintana Roo. A todas luces era anti constitucional. El congresista Villatoro se opuso a esta deleznable iniciativa alegando que contravenía el espíritu de la Constitución. Esto sorprendió a muchos, pues Villatoro, en lo que iba de aquella legislatura, había sido obsecuente con el oficialismo, al respaldar todas las iniciativas del PRI, aún las más polémicas. Dos meses después, para mayo de 2014, Villatoro, así como Mario Rivero Leal, fueron señalados de ser autores intelectuales del asesinato del regidor petista Marco Antonio May Molina. Una semana antes de dicho asesinato, Villatoro externó a la prensa que expulsaría a dicho regidor, por supuestas diferencias políticas. El proceso investigativo de la muerte de May Molina, al parecer continúa.[4]
En el 2015, el diputado Villatoro Barrios dio otra muestra de salir del redil borgista, al no avalar una deuda por más de 876 millones de pesos para Quintana Roo y Cozumel, al considerar que se afectaría la economía de los quintanarroenses. Cinco años después, Villatoro supuso que la mega deuda que implica el “Nichuptazo” no lesionaría la economía de los quintanarroenses, tan mermada por la pandemia durante todo 2020. Ese repliegue a favor del oficialismo conservador, supuso al final su debacle anunciada. En su momento se lo manifestamos al cacique sempiterno del PT en declive: sus tropos maoístas de cacique seudo izquierdista, su incontinencia verbal, con el Nichuptazo, lo había pintado como lo que siempre ha sido: un “pragmático” de izquierda nomás en el discurso, pero que cobra con la lustrosa derecha. Hoy Villatoro está a un tris solamente de perder “todo lo ganado”, no para el PT, sino para su cacicazgo tropical.
[1] Véase mi crónica de ese despropósito legislativo, en https://noticaribepeninsular.com.mx/nichuptazo-legislativo-el-proyecto-neoliberal-que-puenteo-a-la-derecha-y-a-la-izquierda-de-qr/
[2] https://noticiaspedrocanche.com/2017/12/21/villatoro-el-enano-que-trepa-en-el-hombro-del-gigante-morena/
[3] Véase el siguiente video: https://www.facebook.com/100047999766452/videos/244018527208138
[4] http://www.periodistasquintanaroo.com/notas/llaman-declarar-hernan-villatoro-por-el-asesinato-de-marco-may-molina/