Por supuesto, a nadie le conviene que no haya contrapesos.
Y es que la necesidad de equilibrios va más allá de la ya tan recurrida frase de que “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, lo cual no se reduce únicamente a actos como el peculado o el cohecho.
Tras las elecciones del 2 de junio, Quintana Roo está enfrentando graves problemas. Simplemente se han acabado los contrapesos.
La pérdida de diques al poder se ha ido dando poco a poco desde la transición de terciopelo de 2018 en la entidad.
Primero, sucumbió el poder judicial. Luego, el Poder Legislativo se tiñó de los colores del “cuatroteísmo”, aunque con algunas voces discordantes, curiosamente más de la coalición oficialista que desde la oposición.
Sin disidencia interna
Pero eso no fue todo. En las elecciones del 2 de junio, Morena-Verde-PT volvieron a obtener una mayoría abrumadora, con mucho cuidado en los perfiles de los candidatos cuatroteístas para evitar cualquier disidencia mínima.
Por cierto, hubo la posibilidad de quitarle algunos diputados a la alianza Morena-Verde, pero el PAN no impugnó y el MC lo hizo de manera sospechosamente negligente.
Todo esto advierte que tampoco habrá una voz discordante o crítica desde la dirección de los partidos y los grupos parlamentarios.
Además, después del 2 de junio se acabaron los ayuntamientos de oposición. Algunos argumentan que en los estados o ayuntamientos debería ejercerse una oposición horizontal, como ocurrió recientemente en Estados Unidos cuando estados como California o ciudades como Boston le pusieron límites al entonces presidente Donald Trump.
Medios en crisis
Y, por si fuera poco, el llamado cuarto poder también está en crisis.
Medios tradicionales, previos a la “era” de las redes sociales, simplemente están cerrando, víctimas de su propia mediocridad y sometimiento.
Los nulos, o casi nulos, equilibrios se derivan de dos situaciones muy claras: la inercia brutal de la elección presidencial y una oposición sumisa o complaciente. En los hechos, se han acabado las instituciones republicanas, formales e informales, en Quintana Roo.
La pregunta obligada es: ¿surgirá en los próximos tres años alguna figura que incentive desde la oposición a reconstruir los contrapesos en Quintana Roo?