Por Leslie Gordillo
PUERTO MORELOS.- A dos meses de mantener guardias las 24 horas de cada día y evitar así una obra en la que se pretenden invertir 19 millones de pesos, la situación continúa igual, sin acercamientos, ni explicaciones por parte de la autoridad, pero con tres decomisos ya por parte de elementos policiacos.
Fue durante los últimos minutos del miércoles 29 de enero y los primeros minutos del jueves 30, cuando inició un movimiento de cerca de 20 trabajadores que pretendían iniciar remodelación en el casco antiguo de Puerto Morelos, por lo que de inmediato un grupo de ciudadanos llegó al lugar y evitó esta obra que consideran innecesaria, sobre todo cuando hay muchas otras prioridades.
“Sigue todavía la amenaza de comenzar obras aunque estemos en esta contingencia. En cuanto pasamos a fase 2 tuvimos un desagradable encuentro con la policía, porque vinieron a robarnos parte del material, dijeron que lo habían decomisado, pero se metió un escrito para conocer el sustento (pero no hay respuesta), porque es una prohibición a la libre expresión para reprimir la manifestación”, indicó Elena Dimondi, integrante del movimiento.
Denunció que han sido ya tres veces las que elementos policiacos decomisan lonas, materiales, mesa, una cafetera y la última vez acudieron con el pretexto de disipar a grupos de tres o cuatro personas, pero se mantenían abiertos bares y restaurantes, además de que en el kiosco del otro lado del Puerto, hay decenas de personas conviviendo.
La contingencia por COVID-19 ha provocado cambios en la logística de los inconformes, se han suspendido las actividades culturales y artísticas para no convocar más gente, cumplir con los protocolos de seguridad para evitar contagios, pero siempre alertas, porque señalaron que el municipio no ha emitido ningún comunicado de que vayan a suspender las obras.
Actualmente quienes integran este movimiento, están organizando diferentes actividades en redes sociales para mantenerse activos, además de que han comenzado a crear un banco de alimentos que pretenden repartir entre las familias más vulnerables de la localidad, sobre todo para quienes se han quedado sin trabajo por el cierre de hoteles y negocios.