Por Javier Chumacero/NOTICARIBE PENINSULAR
PLAYA DEL CARMEN.- Carga dos bolsitas: una de palomitas y otra de chicharrones. María Cristina de 10 años de edad, camina y corre hacia los ofreciendo el producto. Sonríe y dice que no va a la escuela.
Es el cruce de la carretera 307 con la avenida 115. Dos señoras con bebés en sus brazos platican en el camellón protegiéndose del astro rey. Es sábado y culmina el primer mes del Covid-19 en Quintana Roo.
Una señora conductora de un auto compacto le hace señas a la pequeña, le da un billete sin cómprale nada. La vendedora se lo guarda y sigue con su faena. De lejos, su mamá ni cuenta se dió.
Todas vienen de Chiapas. Desde hace cinco años, cuentan que este cruce es su sitio para la venta. Todas viven en el asentamiento irregular Las Torres. “Nos va bien”, musitó una de las señoras, mientras otros pequeños sólo presencian la escena.
María Cristina va y viene con sus bolsas. Transcurrida media hora no ha tenido mucha suerte. El calor del mediodía arrecia y nadie se detiene a comprarle.