Hugo Martoccia
El domingo pasado, todo occidente se sorprendió por un nuevo outsider de la política que ridiculizó encuestas y proyecciones, y cambió en pocas horas el escenario político de un país. Javier Milei, un hombre de peinado desalineado, provocativo, que propone cosas como la venta legal de órganos y niños, derrotó en las primarias de Argentina al otrora poderoso peronismo y a una coalición de derecha que ya se preparaba para gobernar y que se quedó en un atónito y riesgoso segundo lugar.
A simple vista, la historia es muy lejana a Quintana Roo. Pero en realidad no lo es. El dato más relevante sobre Milei es que muy pocos lo votaron por sus conceptos de ultra derecha o sus excentricidades, sino porque genera lo nuevo y lo distinto, algo que la política está pidiendo a gritos no sólo en el mundo sino también en México y en el estado.
Los pocos consultores políticos que atinaron a que se trataba de un nuevo fenómeno, describen a Milei como un producto que debería poner a temblar a todos. En una nota en Anfibia, la socióloga Micaela Cuesta hace una descripción del fenómeno que podría ser exacta para Quintana Roo.
Dice:
“Fue Milei, sí, pero podría haber sido cualquier otro que se presentara a sí mismo como un outsider: el lugar estaba ahí mucho antes de su llegada. Esa vacancia se produjo en la sociedad antes de que apareciera el elemento político que la colmara”.
Y luego ofrece un párrafo que podría describir la política local casi a la perfección:
“¿Qué parte de responsabilidad le cabe a la propia clase política y a la militancia? Seguro una muy significativa: inquietudes corporativas de ambos bandos, disputas internas, automatismos, escollos comunicativos, ausencia de carisma, decisiones desacertadas, exceso de realismo, falencias notables en la comunicación con sus adherentes”.
Cualquier parecido con el caos ideológico y operativo que es la 4T local, y la intrascendencia de la oposición, no es coincidencia.
Y en este punto el tema pega directo en Quintana Roo. Cuando la socióloga dice que “el lugar estaba ahí mucho antes de su llegada”, propone que sólo tiene que haber un caldo de cultivo y espacio electoral para que aparezca. Y aquí hay ambos.
Hay una preocupación marcada en el gobierno de Mara Lezama por la situación política en varios municipios. Empieza a haber enojo serio contra algunas y algunos alcaldes que viven en un mundo distinto al de los demás, y la mayoría de los legisladores locales y federales no tiene peso alguno por sí mismo sin la marca MORENA o las fotos de AMLO o Mara. Ese es el caldo de cultivo de una rebelión electoral contra la 4T.
Y el espacio electoral está ahí, a la mano: no son sólo los votos de la oposición, sino los que no salen a votar por desencanto o desinterés, pero que podrían aparecer en 2024 si alguien los convoca.
Veamos unos números que muestran la magnitud del potencial fenómeno.
En 2022, sobre un padrón de alrededor de millón 330 mil personas, votaron sólo 540 mil; un escaso 40% de participación. De ese total, 310 mil votos fueron para MORENA, que se quedó con un 57% de los votos válidos. Hasta ahí, parece una elección brillante. Y en cierto modo lo es.
Pero hay “otros datos”. Si en la elección de 2024 votan los 715 mil que votaron en la elección de 2018 (y van a votar muchos más, por el arrastre de la elección presidencial) esos 310 mil de MORENA se convierten en un sólido pero insuficiente 43%.
Trasladado a municipios y distritos legislativos, ahí podría estar la diferencia entre ganar y perder.
El outsider quintanarroense
Un consultor político que analizó muy bien el fenómeno Milei desde antes de las elecciones, fue el ecuatoriano Jaime Durán Barba. En el periódico Perfil, explicó el fenómeno con palabras simples:
“Esto no tiene que ver con las ideologías ni con las propuestas, sino con diferenciarse de los “políticos de siempre”. Las propuestas no sirven mucho. Esta es una democracia de likes en la red, no de ideas en papeles”.
«Su mensaje es agresivo pero de futuro, contagia optimismo, alegría. Sus seguidores lucen felices. Un candidato incapaz de transmitir optimismo y alegría difícilmente puede ganar en la edad del placer”.
Un dato relevante de ese artículo es que el consultor dijo que MORENA debería tener cuidado en la elección de 2024, porque es uno de los países donde el outsider no se ha manifestado, pero tiene todo para hacerlo. Durán Barba conoce muy bien México. De hecho, medios políticos nacionales aseguran que es un consultor de primera línea de Marcelo Ebrard.
No hace falta ser demasiado perspicaz para entender que esos conceptos definen casi exactamente a Roberto Palazuelos, un potencial outsider por excelencia para la política quintanarroense.
Palazuelos es “nuevo y distinto”. Ocupa el lugar de las apetencias aspiracionales de cientos de miles de jóvenes que quisieran ser como él, y adultos que ya no pudieron serlo y que se quieren vengar por esa afrenta de la vida. Puede decir que disparó por una ventana y casi le da un balazo a un amigo, o contar una anécdota con Luis Miguel en un yate lleno de mujeres, y a nadie va a escandalizar. Hoy dirige un reality show que le dará más notoriedad que a todos los aspirantes de MORENA QR juntos.
En 2022, cuando se quiso lanzar a la gubernatura, dijeron que tenía muchos negativos en las encuestas y por era mejor sacarlo de la carrera. No es cierto; eso era intrascendente. Lo sacaron por una negociación política que decía que Quintana Roo era para el Presidente. En la última encuesta que vieron en el Verde Ecologista en aquél año, cuando se retiró, estaba a 7 puntos de Mara.
Aquí debe aclararse algo. Quizá Palazuelos nunca le hubiese ganado a Mara, que también era a su modo un fenómeno electoral y tenía una estructura muy sólida. Pero ahora volvemos al título de la columna: en 2024 no van a estar AMLO ni Mara en la boleta, y lo que la 4T puede oponer a ese potencial fenómeno es muy poco.
Buenas y malas noticias
En MC aseguran que ninguna encuesta les da un piso menor a 30 puntos con Palazuelos encabezando la boleta al Senado. Que opondría MORENA a ese nombre: ¿Anahí González? ¿Humberto Aldana? ¿Algún verde ecologista? No parece haber quien pueda aguantar el ritmo de una campaña con un experto del marketing y el show televisivo.
Mara tiene encuestas que le muestran 4 constantes.
Las tres primeras son buenas. AMLO y la marca MORENA están muy fuerte, Mara mantiene un alto nivel de aceptación, y la oposición casi no figura.
Pero el cuarto dato preocupa: más allá del tándem AMLO-Morena-Mara, no aparecen nombres que mantengan los números de la 4T. Parece que la estrategia de las fotos en redes sociales no da resultados, o al menos no los esperados.
Algunos municipios son ya una preocupación real. La andanada en redes sociales contra Yensunni Martínez en Othón P. Blanco, José Alfredo “Chepe” Contreras en Bacalar, Blanca Merari en Puerto Morelos, Juanita Alonso en Cozumel y Emir Bellos en Lázaro Cárdenas, son devastadoras.
Hoy, la idea es que los cuatro primeros se reelijan. Pero la mejor noticia que tiene Mara no son los sólidos números de sus candidatos, sino que no hay oposición a la vista.
Hasta ahora, ese fugaz consuelo es suficiente. Pero un outsider puede dar vuelta ese escenario y trastocar todos los planes de la 4T.