El líder moral de Morena, Rafael Marín se está volviendo un problema para la estabilidad de Morena hacia las elecciones de 2024.
Y es que a la sombra del director de Aduanas se consolidado un grupo de morenistas “fundadores” que se asumen como los “dueños” del partido, a partir sólo de ser “gente” de Rafa”.
Cierto, “Rafa” Marín fue la cabeza visible la fundación de Morena en Quintana Roo, y es amigo personal del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y claro, esta relación ha sido “pagada” con creces por su paisano al haberlo designado como director del proyecto Transístmico, cuya estación inicial de inversión fue de 120 mil millones de pesos y luego director de Aduanas.
Diría, el clásico: “amor con amor se paga”.
Pero, esta relación entre Marín y López Obrador está siendo perjudicial, muy perjudicial para el morenismo local, lo cual amenaza en hacer crisis rumbo a los comicios de 2024.
“Marinistas”
Entorno a Marín “sufrieron” figuras como Anahí González, Mary Hernández y Yensunni Martínez, así como Alberto Batún y Anahí Mendoza, que tiene un sitio de privilegio en la toma de decisiones de Morena y hasta se les perdona sus excesos, como se observa en el caso de Felipe Carrillo Puerto.
Dicho sea de paso, por extensión a este grupo se les confirió por extensión la dirigencia formal de Morena con Johana Acosta y David Hernández.
Es decir, un club de lazos familiares y de condicionales.
Aldana
Por si fuera poco, se han sumado otros “fundadores”, que también se sienten caporales del partido, entre los que destaca Humberto Aldana, el coordinador de los diputados locales de Morena y aparenta ser uno de los operadores de la cúpula estatal de la 4T.
El detalle es que este grupo de marinistas y anexos se sienten en condiciones de poner e imponer, de quitar y de vetar.
Aunque, este “liderazgo” para nada es legítimo, sino que es casi una imposición divina derivada de que Marín es de los que comparten el paraíso presidencial.
Al despropósito
Y, estos marinitas o seudomarinistas están llevando a Morena al discrecionalidad, el sectarismo y al despropósito.
Quizá, es tiempo que Martin baje de su nube y vea lo que sus criaturas están haciendo y deshaciendo a su nombre.