Dr. Carlos Alberto Pérez y Pérez
Sueño con una Patria libre, poderosa, ampliamente
civilizada y feliz y abrigo la convicción de que si México
cuenta, como así debe ser, con la ayuda de todos sus
hijos, el sueño no tardará en convertirse en realidad,
lo que quiero que tenga su principio en Yucatán.
Salvador Alvarado. [1]
La conmemoración en marzo de 2015 del Centenario de la llegada del general Salvador Alvarado a Yucatán, puso de manifiesto que a diferencia de otros hechos históricos que se recuerdan básicamente un solo día, el del arribo del alvaradismo al estado de Yucatán, no podía celebrarse únicamente el día en que se cumplía el siglo de tal hecho, o sea, el del advenimiento triunfal de Alvarado y sus tropas a la ciudad de Mérida, sino que había que iniciar una larga conmemoración del centenario de su gobierno (como ahora ocurre con el centenario del asesinato de Felipe Carrillo Puerto), hasta el último día de su breve mandato, el cual concluyó el 31 de enero de 1918, fecha en que incluso el Congreso Local le otorgó un reconocimiento por su labor en favor de la entidad, pues su entrada a la ciudad de Mérida el 19 de marzo de 1915, no significó nada más que la llegada de una parte del ejército carrancista a la Península; lo importante es lo que trajo de beneficio a Yucatán y al país la llegada a la entidad del líder de dicho ejército, general Salvador Alvarado.
Como refiero, el centenario de la ejecución de Felipe Carrillo Puerto, quien fue ultimado la mañana del 3 de enero de 1924, ha contado con una importante cantidad de actividades para rememorar su legado social, las cuales se han realizado tanto en el ámbito federal, como en Yucatán, encabezado por los distintos órganos de gobierno, como por asociaciones civiles y universidades privadas y públicas: eventos que paradójicamente se encuentran desvinculadas con el centenario de la muerte de Alvarado, a pesar de que ambos asesinatos estén relacionados con la serie de acontecimientos nacionales ocurridos entre 1923 y 1924 dentro de la denominada Rebelión Delahuertista, en que como se ha mencionado, también resulta muerto Salvador Alvarado, por lo que, el centenario de su asesinato, recordado en el presente mes, es una oportunidad que nos permite la posibilidad de invitar a una reflexión histórica sobre el segundo acontecimiento, el cual se ha olvidado, a pesar de que ambos personajes cuyos nombres se encuentran inscritos en el Congreso de Yucatán en letras doradas, valen en oro lo que aportaron a Yucatán. La razón es muy elemental: al igual que Carrillo Puerto, Salvador Alvarado fue un gobernante incansable que durante los tres años que duró su gobierno en el estado de Yucatán no ceso ni un solo año, ni un solo mes, ni un solo día en adoptar medidas de verdadero espíritu revolucionario y emancipador que patentó a través de los casi mil decretos expedidos durante su gestión,[2] así como las múltiples órdenes y circulares que durante ese tiempo también dictó con el propósito de elevar al hombre, sin considerar su origen étnico o social, a la categoría de ciudadano y en pleno uso de sus derechos, mismos que a su juicio el Estado tenía la obligación de hacer respetar. Todo ello significó un cambio tan profundo, que muchos de sus decretos y medidas pueden ser dignos para celebrar en cada uno un centenario, particularmente las medidas de carácter educativo, pues todas tuvieron el propósito de mejorar las condiciones de la sociedad. Con relación a esto, nos dice Gustavo Hernández en su obra escrita titulada El genio de la raza:
“Alvarado fue, ante todo, un hombre de acción, un práctico, que trató de construir un país de acuerdo a una visión científica de nuestra realidad y de nuestra historia, con una filosofía bien vertebrada y tomando medidas adecuadas a su momento y a su tiempo”.[3]
La obra de Alvarado en tierras del sureste mexicano, fueron también antecedidas por toda una formación ideológica y militar adquirida en las campañas del Norte, y especialmente, por las corrientes ideológicas de los protagonistas revolucionarios de Sinaloa y Sonora, como se ha dicho antes, y dejó profunda huella en la entidad.
En el aspecto legislativo la aportación alvaradista fue notable, pues de su gobierno emanaron importantes leyes como la Agraria, de Hacienda, del Trabajo, del Catastro y la Ley Orgánica de los Municipios de Yucatán. En este aspecto la tarea por él realizada durante su mandato fue enorme, pues en este rubro en general, se expidieron además durante su gobierno 753 decretos desde marzo de 1915, aun cuando estemos eliminando de este número aquellos que se refieren a puntos comunes como habilitaciones de edad para contraer matrimonio, autorizaciones o excepción de impuestos, solicitadas por los particulares o conferidas por el gobierno, concesiones de menor cuantía; abrogación de artículos de algunas Leyes o Reglamentos o creación de plazas en instituciones oficiales, los cuales de sumarse rebasan ampliamente los mil decretos, que si se considera la duración del gobierno alvaradista, que fue de dos años, nueve meses, representa una intensa labor legislativa.
Vale la pena citar que, tal como lo enuncia el propio Alvarado, fue la educación pública el ramo de la administración en el que consagró su “más vivo entusiasmo y dedicación más asidua y constante”, por lo que no debe de perderse de vista la tarea emprendida por él en Yucatán para comprender por qué las instituciones educativas de la entidad lograron alcanzar un desarrollo tan notable que ha perdurado con el paso del tiempo hasta llegar a nuestros días.
El modelo educativo en Yucatán, logró ser de los más avanzados en el ámbito nacional desde el período preconstitucional y sirvió de modelo para muchas de las medidas que después se establecerían a nivel nacional mediante el artículo tercero de la Carta Magna, poniendo a la educación mexicana entre las más avanzadas de su tiempo en América.
Para tener una idea de la tarea legislativa llevada a efecto por Salvador Alvarado a favor de la educación, podemos mencionar de manera general, que en el año de 1915, se expidieron los cuerpos de leyes siguientes: Ley de enseñanza rural, Reglamento de la Ley de enseñanza rural, Ley general de educación pública; Ley de educación primaria; Reglamento de la Ley de educación primaria; Reglamento económico del Instituto Literario; Reglamento de las escuelas normales del Estado; Reglamento de la escuela vocacional de comercio; Reglamento interior de la escuela de medicina; Reglamento interior de las escuelas privadas; Reglamento económico de la Dirección general de enseñanza rural; Programa de estudios de la escuela de música; Reglamento de la escuela de música; Reglamento de la Ley general de educación pública; Reglamento interior de la Escuela vocacional de artes domésticas; Decreto de Creación del Departamento de Educación Pública; Reglamento de la Escuela vocacional de Artes y Oficios; decreto de creación de la Escuela de agricultura; decreto de institución de la República escolar; decreto de refundición de las escuelas normales en una mixta; decreto de creación de la educación preescolar; decreto de fundación de la Casa del Bambini, etc.
Hoy Alvarado sigue siendo una figura que cabalga entre el claro-oscuro, por algunas de las medidas adoptadas durante su gobierno, que dividen la opinión entre quienes le consideraron y le siguen considerando un estadista de gran talla y por quienes opinan negativamente sobre su administración, alimentando la ambivalencia que sobre su figura ha existido desde su llegada a Yucatán en marzo de 1915; no obstante, esperamos que ni Yucatán ni ninguna otra entidad de nuestro país tenga que volver a vivir en las circunstancias de aquellos tiempos para reconocer los beneficios que Alvarado llevó a Yucatán y donde Sinaloa dejó tempranamente a través de sus acciones la impronta del progreso social de un México Revolucionario.
Su prematuro asesinato el 9 de junio de 1924, extinguió la posibilidad de un cambio radical a nivel nacional en cuanto a política y desarrollo social significaba. Esto se establece con base a todo el antecedente de su trayectoria personal y de su desempeño militar, político y administrativo cumpliendo los distintos encargos que le fueron conferidos.
Por último, vale la pena señalar que los cambios emanados del Gobierno alvaradista (1915-1918), tuvieron una repercusión inmediata en la economía de la entidad y en la organización obrera y campesina que bien aprovechó uno de los sucesores más conspicuos del régimen constitucionalista: Felipe Carrillo Puerto.
El Centenario de su asesinato es una posibilidad de reflexionar sobre la historia política de nuestro país, y del estado de Yucatán particularmente, y pensar en las posibilidades futuras de México para alcanzar el sueño de Alvarado en cuanto a lograr un México diferente al que hace un siglo tenemos y que se abre con grandes posibilidades ante el cambio político de envergadura nacional emanado de la urnas el pasado 2 de junio, que esperamos permita alcanzar las aspiraciones de Alvarado, enunciadas claramente en su interesante obra “Mi sueño”.
CONTINUARÁ…
Referencias
Alvarado, Salvador. (1980). Pensamiento revolucionario.Mérida, Yucatán, México: Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado de Yucatán.
Canto Alcocer, Alicia Beatriz, (2014). Las mujeres a escena: Feminismo y Revolución en Yucatán 1915-1918 (Tesis de Maestría). Mérida, Yucatán, México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
Hernández Enríquez, Gustavo Abel. El genio de la raza. Versión mecanográfica s/f 323 pp.
[1] ALVARADO, Salvador, (1980). Pensamiento Revolucionario. Mi sueño. P. 235
[2] A decir del propio Salvador Alvarado, durante su gestión emitió 753 decretos. AGEY. Informe de Gobierno del General Salvador Alvarado. Fondo Poder Ejecutivo. Ramo Gobernación. Caja 513 Informe de Gobierno del General Salvador Alvarado. Año 1915. En: CANTO ALCOCER, Alicia Beatriz, (2014). Las mujeres a escena: Feminismo y Revolución en Yucatán 1915-1918 (Tesis de Maestría). Mérida, Yucatán, México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. p.10.
[3] HERNÁNDEZ ENRÍQUEZ, Gustavo Abel. (s/f) El genio de la raza. Versión mecanográfica p.28.