La ocurrido la noche de lunes en la Plaza de la Reforma del palacio municipal de Cancún se convirtió en una estupenda oportunidad para que el gobernador Carlos Joaquín González se deshaga de Alberto Capella.
El tijuanense se habia convertido en verdadero lastre para el Gobierno estatal, sobre todo al aproximarse el proceso electoral concurrente.
Capella ya no tenía contento a nadie por sus cuestionados resultados en el combate de la inseguridad, a la par de que grupos políticos localistas no lograron digerir que alguien “de fuera” estuviera en un cargo tan relevante
Pero, “renunciar” a Capella por lo malos resultados no era opción para el Gobernador. Una salida forzada como efecto de un aparente fracaso en el combate de la inseguridad implicaba un revés político.
Sin embargo, Capella no se sale por sus resultados en el combate de la delincuencia.
Su salida se debe al escándalo por los disparos que hicieron elementos policiacos para dispersar a manifestantes que exigían justicia por el asesinato de Alexis, una joven de 20 años que desapareció el sábado 7 y fue encontrada muerta al día siguiente
La manifestación casi termina en tragedia y la represión de la Policía contra grupos feministas se volvió escándalo nacional y casi mundial.
Y entre los daños colaterales está la salida de Capella, lo cual no es tan malo para el Gobierno estatal por el “detonante” de la renuncia.
Quizá, el Gobernador opte por un perfil “políticamente correcto” para los grupos tradicionalistas del sur del estado como nueva titular de la Secretaría Estatal de Seguridad Pública.