Muy impactante, aunque más bien mediático, ha resultado el operativo anti-coronavirus, asumido por el jefe de la Policía Estatal, Alberto Capella.
Estos operativos iniciaron en las playas y poco a poco se han extendido, hasta terminar en cierre de avenidas y amenaza de clausuras a comercios. Muy estridente, dirían los clásicos.
Pero, Cancún ya tiene alrededor de 250 casos positivos y dos decenas de decesos por COVID-19.
Es evidente que la estrategia en Quintana Roo contra los contagios de coronavirus ha sido lenta, tardada y permisible.
A un mes del primer contagio, súbitamente Capella aparece con medidas espectaculares contra quienes insten en salir a las calles y no se quedan en sus casas.
Pero, parece que se trata de una acción de más de forma que de fondo.
Pero, sobre todo, para exonerar al Gobierno estatal del crecimiento exponencial de los contagios y que los culpables sean otros: los “irresponsables” que no se quedaron en casas.