Quizá una de la tareas inmediatas cuando las cosas se empiecen a normalizar tras la contingencia por COVID-19, sería revisar la continuidad del titular de la Secretaría de Turismo (Sectur), Miguel Torruco Marqués.
Aunque, desde antes de la pandemia se desempeño dejó mucho qué desear, al ni siquiera empujar un plan alterno ante la decisión del presidente, Andrés Manuel López Obrador, de suprimir los fondos federales para la promoción turística.
En el plano local, por ejemplo, dejó colgados de la broca a los chetumaleños, al no realizar la mudanza de Sectur a la capital del estado, tal como lo había pretendido el Presidente.
Pero lo peor, ha venido con la contingencia. Ningún medio ha referido alguna acción que valiera la pena de Miguel Torruco. Si ha promovido alguna, ha sido intrascendente.
De paso, ha dejado en el abandono al estado de Quintana Roo. Ni siquiera le ha merecido una videoconferencia con los emprendedores del turismo de la entidad.
Torruco dejó a su suerte a Quintana Roo y cada vez se justifica menos su permanencia en Sectur.